Magia y singularidad

La Semana de Pasión de Córdoba es un fenómeno cultural incuestionable, con valores artísticos, de religiosidad popular o musicales. Para conocer las peculiaridades de esta semana en los municipios cordobeses se debe detener el paso y, lentamente, al ritmo marcado por las marchas cofrades, se emprende un recorrido que lleva al visitante al norte de la provincia, donde en Pozoblanco, por ejemplo, se celebra la Resurrección de Cristo con la quema de muñecos de paja, lana y trapos viejos. Montoro sorprende con su Imperio Romano, que guía por el barrio del Retamar y el puente de las Donadas. En Baena el visitante será recibido con el sonido ronco de sus tambores, con las turbas de colinegros y coliblancos y con sus figuras bíblicas que no dejan indiferente a nadie. Las figuras bíblicas llaman la atención en municipios como Puente Genil o Moriles mientras que en Montilla, entre vides y lagares emerge una representación de La Pasión o la Ronda de los Romanos del Viernes de Dolores, tradiciones que cuentan con innumerables visitantes año tras año.

Las Sierras Subbéticas ofrecen un marco incomparable para disfrutar, por ejemplo, de la Semana Santa de Lucena, con momentos mágicos como el paso de las cofradías por la calle Flores o la salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno. También Priego sorprende al visitante gracias a su imaginería barroca y al fervor popular que acompaña cada Viernes Santo a la imagen del Nazareno. Cabra, por su parte, cuenta con el arte de los mejores imagineros de los siglos XVII y XVIII, la representación de los judíos y los cristianos y los ‘abejorros’.