Malaga Hoy

Esta va por Dioni

● El Málaga logró sobreponer­se al susto por el delantero malagueño y ganó un partido que le acerca al ascenso directo ● Roberto marcó el gol del triunfo tras un jugadón de Dani Lorenzo

- Félix Godoy

El Málaga ganó al Intercity en La Rosaleda y se mete de lleno en la carrera por descabalga­r al Castellón y al Ibiza, que ha perdido casi toda su ventaja. Y también al Córdoba, que ya va segundo. Ivan Ania estuvo en las gradas. Hay un duelo directo que puede marcar el desenlace de la temporada en Primera RFEF. Sin embargo, cuesta poner en el foco en el fútbol en un día en el que lo más importante es el estado de salud de Dioni Villalba.

La humanidad tiene que ir por delante de algo tan trivial como es el fútbol al fin y al cabo. Seguro que aprieta el puño cuando sepa que el equipo ha ganado y caerá alguna lágrima de emoción cuando sepa cómo sus compañeros y su afición corearon su nombre hasta instantes antes de vaciar el graderío. A partir de ahí se puede hablar de lo que fue el encuentro.

Cuando uno cree que el once del Málaga se recita de carrerilla, llega Pellicer y mueve el árbol. Insiste en el concepto de gestión y bendecía el problema de tener que hacer descartes, por fin, hasta en las listas. Ante el Intercity fue cualquier cosa menos previsible. Dejó en el banquillo a Ferreiro, Gabilondo y también al recuperado Roberto (Kevin fue baja por lesión, de ahí la titularida­d de Avilés).

El plan funcionó bien durante los primeros 45 minutos. El Intercity trató de arrancar presionand­o arriba, pero no fue el equipo incómodo de la primera vuelta. Mérito del Málaga, dinámico y centrado, mandón en grandes tramos y que acumuló llegadas de peligro serio. Se turnaron los malaguista­s para intentar hurgar en la defensa del equipo de Sandroni, al que le llevaban los demonios en la banda.

Una tras otra, el Málaga amenazaba la portería de Gaizka Campos. Guillem robó una casi en boca de gol a Dioni, que evidenciab­a su hambre de marcar ante su público. Le faltaría un par de veces más una pizca de suerte al malagueño. Una buena filtración dejó solo a Larrubia, que evitó cuco el fuera de juego pero no tuvo colmillo en un mano a mano. El 17 pescó el rechace pero su furioso disparo dio en un zaguero.

Campos sería el salvador de su equipo a los 20 minutos en un disparo de Genaro de fuera del área. Otra palomita que dejó el esférico a los pies de Dioni, que remató el palo corto y contempló cómo el meta del Intercity tiraba de pies para mandarla a córner.

No desesperó el Málaga, que siguió y siguió. A veces por el costado de Puga y Larrubia, ambos muy combativos y con flecha roja. Otras por la clarividen­cia de Manu Molina y Dani Lorenzo, motores de este equipo. Y en algún caso por el buen pie de Víctor García y un Avilés alborotado­r al que en ocasiones le faltó algo de pausa y mejor toma de decisiones.

No hubo demasiados apuros para Alfonso Herrero más allá de esa incertidum­bre que siempre genera el balón parado. Sólo al borde del descanso Nsue probó de fuera y el roce en un defensa pudo pillar con el pie cambiado al meta malaguista, que reaccionó rápido.

Volvieron los equipos al campo sin variar gran cosa, hasta que en el 50’, una magnífica ocasión blanquiazu­l Dani Lorenzo y Dioni fueron al remate y el malagueño chocó con un rival. El delantero quedó inmóvil en el césped y Gaizka Campos saltó como un resorte para pedir con urgencia las asistencia. El meta se llevaba las manos a la cabeza, varios jugadores de ambos conjuntos deambularo­n asustados. La congoja fue general, seissiete minutos que se hicieron eternos hasta que finalmente la ambulancia se llevó al punta –consciente– y el estadio coreó su nombre. El marbellí, no tan mal parado, también se hizo algo de daño en un dedo.

Entró Roberto, ovacionado también por su público, y nada más entrar perdonó en un mano a mano clarísimo después de un pase exquisito de Manu Molina para sortear el fuera de juego. El Intercity quiso ir a por el partido también y comenzó a dejar algunos espacios

Cuando parece que hay un once de carrerilla, va Pellicer y agita el árbol para bien

más que el Málaga supo aprovechar. Pero fue Dani Lorenzo el que marcó las diferencia­s. El marbellí, con el balón cosido a la bota, se metió en el área a lo Isco o Iniesta. En la definición, Campos metió un pie salvador, pero ahí andaba Roberto, de pescaero, para acabar la faena. “¡Dioni, Dioni!”, dedicó el estadio tras el éxtasis.

El Intercity fue a por todas viendo que el Málaga estaba mejor pero no era capaz de matar el partido. El colegiado dio 11 minutos, algo esperado. Y los visitantes no empataron porque Alfonso Herrero se vistió de santo. Nsue cabeceó a bocajarro un balón en el segundo palo que el arquero paró y se quitó de encima mientras su cuerpo iba hacia dentro de la portería. Quedó la duda, pero en Primera RFEF no hay VAR. En el posterior saque de banda fue otro milagro que no obrasen el empate. Víctor García fue providenci­al también en algunos despejes.

Resistió el cuadro malacitano con estoicismo y ese punto de fortuna que tienen los equipo cuando el viento sopla a favor. También jugó su papel La Rosaleda, que apretó sin desfallece­r hasta el silbido final.

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