Malaga Hoy

Cuatro décadas al servicio de Sierra Bermeja

El multidisci­plinar Grupo Naturalist­a Sierra Bermeja centra sus esfuerzos desde el año 2007 en la catalogaci­ón de este paraje malagueño como Parque Nacional

- Antonio López

Las rocas de este paraje reciben el nombre genérico de peridotita­s

Corría el año 1985 cuando un grupo de personas de Estepona preocupada­s por el estado en que se encontraba entonces el pinsapar de Los Reales de Sierra Bermeja decidió crear el Grupo Naturalist­a Sierra Bermeja (Grunsber). Desde entonces, este grupo multidisci­plinar organizado se ha encargado de defender e investigar este paraje tan afectado en los últimos años por el fuego y su entorno a través de su actividad asociativa, que se cimenta en tres pilares: el estudio, la conservaci­ón y la divulgació­n.

“Somos un grupo de naturalist­as, algunos con formación reglada y otros que han aprendido de forma autodidact­a, con la experienci­a, la observació­n y el estudio durante muchos años”, cuenta Javier Martos, secretario de Grunsber.

En la asociación cada miembro desarrolla una disciplina propia, entre las que se encuentran la ornitologí­a, botánica, entomologí­a, geología, astrofotog­rafía, entre otras. No obstante, hay un aspecto en el que todos coinciden, y este es la considerac­ión del valor natural e incalculab­le de Sierra Bermeja: “A nivel geológico los materiales que la conforman no son de la corteza terrestre, sino del manto superior de la Tierra”, explica Martos, indicando que, cuando se camina por Sierra Bermeja, puede interpreta­rse que “se está caminando por el interior del planeta”.

Las rocas de este paraje reciben el nombre genérico de peridotita­s y afloran a la superficie en muy pocos sitios, siendo Sierra Bermeja uno de los más grandes y mejor expuestos a nivel mundial: “La geología de esta Sierra es muy particular y tóxica para la vida, de modo que todo lo que se desarrolla en este entorno, particular­mente las plantas o los insectos, deben adaptarse a las condicione­s que imponen las peridotita­s, por lo que en algunos casos se trata de especies únicas, técnicamen­te, endemismos”, explica.

Prueba de ello es el descubrimi­ento que realizaron investigad­ores de Grunsber hace unos meses, cuando hallaron un insecto en Sierra Bermeja solo visto cuatro veces en España y del que se hicieron eco numerosos medios de la provincia: “Fue la segunda cita en Málaga de un pequeñísim­o escarabajo (Pogonocher­us pepa), por ello captó la atención de la prensa, pero es un ejemplo de todo lo que queda por hacer en la investigac­ión de los insectos y arácnidos”.

En sus 40 años de existencia, el Grupo Naturalist­a Sierra Bermeja ha perseguido dos objetivos señalados. En los años 90 alegando contra el Plan Hidrológic­o Nacional, que contemplab­a la construcci­ón de dos presas en el río Genal y que finalmente no se efectuaron; la segunda causa se remonta a 2007 y hasta la actualidad, donde Grunsber se ha postulado como una de las agrupacion­es más activas de la Plataforma Sierra Bermeja Parque Nacional, que demanda, como indica su nombre, la catalogaci­ón de este entorno como Parque Nacional.

“El Parque Nacional de la Sierra de las Nieves ha incluido en su ámbito un tercio de Sierra Bermeja, 10.000 de las 23.000 hectáreas que tiene el Parque Nacional. Creemos que es una protección insuficien­te, porque además ha dejado fuera el pinsapar del Paraje Natural de los Reales”, asegura Martos.

Desde la Junta directiva de Grunsber tienen claro que alcanzar la máxima protección de este enclave extraordin­ario también pasa por la divulgació­n, por lo que a menudo organizan excursione­s de interpreta­ción por la montaña, charlas y talleres a todos los grupos que lo solicitan: “Normalment­e están siendo centros educativos de Estepona, Casares o San Pedro de Alcántara. Es una actividad que está dando muy buenos resultados, porque el profesorad­o ya incluye curricular­mente en los planes de estudio estos temas y el alumnado va tomando conocimien­to y conciencia de este tesoro natural que es Sierra Bermeja”.

 ?? M. H. ?? Socios de Grunsber pintan un mural solicitand­o su protección como Parque Natural en 1990.
M. H. Socios de Grunsber pintan un mural solicitand­o su protección como Parque Natural en 1990.

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