PLISADOS.
MARIA GRAZIA CHIURI SE ESTRENA NA CON SU PRIMERA COLECCIÓN DE E ALTA COSTURA PARA DIOR, EN PARÍS. por Marc Giró fotos Tierney Gearon
Nueva diseñadora en la alta costura de Dior.
MMientrasMientr la estrategia de la diseñadora italianaitalian para el prêt- à- porter de Dior se concentraconcen en ofrecer soluciones tremendamentedamen apetecibles, millennials y comerciales, un hecho que, después de ver su última colección para el próximo invierno es cadac vez más evidente, la de alta costura mantiene, sin embargo, el vínculo con esees otro aspecto fundamental de la moda que es el de hacernos soñar. Esta coleccióncolecc es un ejercicio de creación de belleza pura que pone en danza el poder artesano de una casa ( de una maison, deberíamos decir mejor) de las de toda la vida. De lo que se trata hoy es de recordarnos la tradición mágica de un arte que desde siempre ha pretendido alejarnos de la realidad para que deseemos mucho más de lo que nos ha tocado en suerte. Las modelos avanzan en esta ocasión por un laberinto ajardinado en el Museo Rodin y a la mente nos vienen pasajes de El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, y de aquella versión cinematográfica de 1999 protagonizada por Michelle Pfeiffer en el papel de Titania. También nos envuelve la misma luz con la que estaban iluminadas las películas Piel de Asno (1970) de Jacques Damy protagonizada por Catherine Deneuve o de Dentro del laberinto (1986), el film de Jim Henson protagonizado por David Bowie y una jovencísima Jennifer Connelly.
Chiuri, como siempre, ha colaborado en esta ocasión con los mejores: Stephen Jones, el sombrerero más famoso de la historia después del de Alicia, ha tocado a las modelos con diademas de plumas, antifaces de organza y cascadas de flores que las convierten en ninfas. Las joyas ( flores, mariposas, espinas, serpientes...), magníficas, son un diseño de Claude Lalanne. ¿Se puede pedir más?
Si a alguna de estas caperucitas vestidas de Dior las asaltara, de repente, un lobo feroz, este, atónito de tanta belleza, se marcharía con el rabo entre las piernas, y es que el encanto y la delicadeza siguen siendo auténticamente revolucionarios.