Y A TI, ¿QUÉ TE IMPORTA?
En pleno auge de noticias falsas, cada vez resulta más difícil distinguir realidad de ficción. Antes de la era de Internet y la postverdad, los generadores de contenidos eran los medios de comunicación, quienes para asegurar su credibilidad, entre otras cosas, disponían de editores (los fact checking editors) que se dedicaban a contrastar cualquier dato antes de publicarlo. Con la revolución de las redes sociales –por la que cualquier persona es un potencial generador de contenidos– y la "optimización" de recursos en los medios (que básicamente consiste en reducir la plantilla para mejorar el margen), parece que ya nadie se toma la molestia de chequear la veracidad de una información. Y así las noticias falsas proliferan. Los medios de comunicación solo podemos garantizar nuestra supervivencia si somos capaces de mantener la credibilidad. Ser esa fuente de confianza a la que acudir para conocer la realidad. La dificultad es que el juego de la mentira se practica en todas partes. Y empieza a ser complicado confiar. El otro día, el dueño de una agencia de comunicación se quejaba de lo complicado que se había vuelto su trabajo. No por la presión de los clientes ni por la cantidad de nuevos actores a los que informar (que también) sino por los métodos que se estaban empleando. Parece ser que mientras preparaban una nota de prensa sobre uno de sus clientes, se dieron cuenta de que los datos que les habían pasado eran erróneos (eufemismo para falso). Cuando se lo advirtió al responsable de facilitarlos, este le dijo que ya lo sabía pero que así quedaba mejor y además le increpó: "Y a ti, ¿qué te importa?" Y ese es el problema. Que parece que a cada vez menos personas les importa la verdad, el buen periodismo, la honestidad o el fair play.
Por eso, cuando leo historias maravillosas o aterradoras, como la de la indígena de 22 años que venció la UltraTrail Cerro Rojo (una durísima carrera de 55 kilómetros que se celebra a campo través en México) corriendo en sandalias y falda; o la del canciller austríaco Christian Kern, que se dedica a repartir pizzas a domicilio; o la del estadio de fútbol que los rusos están levantando en San Petersburgo para su próximo Mundial con esclavos norcoreanos; o la de que el software y los robots de internet serán los responsables de la extinción del islandés, no puedo dejar de dudar si en realidad no se tratará de otra de esas "invenciones" a lo "no dejes que la verdad te estropee una buena historia". A nosotros en Marie Claire nos encanta contar historias. Y nada nos gustaría más que poder seguir ganándonos tu confianza –como hemos hecho estos últimos 30 años– para convertirnos en tu fuente fiable de información y diversión. En ello estamos.