ESTILO PROPIO
ALTA TENSIÓN SEXUAL Y EMOCIONAL EN UN INTERNADO DE ÉPOCA: SOFIA COPPOLA DISECCIONA EL DESEO Y LA VIOLENCIA EN 'LA SEDUCCIÓN'.
Lo primero es de desterrar un malenttendido:did lal última película de Sofia Coppola no es un remake. Ese término, dice, está proscrito en su casa. Ella prefiere "reinterpretación". La historia de La seducción, la película que le ha dado el premio a la mejor dirección en el último festival de Cannes, es la de un atractivo soldado del Norte que, en plena Guerra de Secesión americana, recala herido en una escuela para señoritas del Sur en la que ya solo quedan dos profesoras y cinco alumnas, desatando una lúbrica tormenta de deseo y violencia. En 1971, Clint Eastwood protagonizó una primera versión ( El seductor, se tradujo aquí) donde su coqueteo le acababa con--
virtiendo en víctima de unas mujeres al borde de la histeria. Coppola, en cambio, aborda la historia con una perspectiva femenina. Intenta que sepamos más de esos seres que tratan de salir adelante en plena guerra, fuertes a pesar de las circunstancias. Y el macho de la cinta, Colin Farrell, no despierta tanta empatía como la que generaba Eastwood.
DESEOS CRUZADOS
Cada una de las protagonistas encarna un momento en el camino a la madurez sexual: Elle Fanning, la explosión hormonal adolescente; Kirsten Dunst, una contención más adulta y quizá el amor sincero; Nicole Kidman, la mayor de todas y responsable de la escuela, la pulsión de un deseo que lleva años enterrado. Como en todo el cine de Coppola, la puesta en escena cobra protagonismo. La mansión y el bosque de Virginia, claustrofóbicos y heridos de guerra, son retratados en planos tenebristas de luz mortecina. Y los impolutos vestidos de profesoras y colegialas, más que una pretensión de rea- lismo, delatan esa pasión por la moda que la directora nunca ha ocultado. Para muchos, todavía hoy, Coppola peca de superficial. Pero pocos podrán cuestionar su estilo, su aguda mirada sobre el vacío y la incomunicación contemporáneos o un palmarés que, a día de hoy (tras haber sido la primera directora de EE. UU. nominada al Óscar, con su estatuilla propia además de premios en Venecia y Cannes) sigue sin tener rival entre las compatriotas de su género.