INVERTIR EN GRAFITI
ANNA DIMITROVA DIRIGE, DESDE BARCELONA Y AHORA PARÍS, UN IMPERIO DE ARTE URBANO.
Hace ya algunos años que el arte urbano inició el tránsito de la calle a las galerías, del descaro de los muros al confort de las inauguraciones con vino. Anna Dimitrova ha sido un actor clave en ese viaje. Nació en Bulgaria, con parte de sus antepasados austriacos, pero pasó su adolescencia en Marruecos. A España llegó para estudiar en la universidad, y decidió quedarse. Hoy dirige un pequeño imperio volcado en el street art: la galería barcelonesa Montana, la agencia Nobulo y el proyecto itinerante Adda Gallery. También acaba de inaugurar en París el espacio Adda & Taxie. "Estamos en la avenida Matignon, 'la' calle de las galerías. Llevar el arte urbano hasta ahí es el principio de una evolución que ya está en marcha", dice para refrendar la idea de que esta disciplina debe integrarse, sin complejos, en el sistema del arte contemporáneo. La exposición de la Tate Modern en 2008 y el éxito mediático de Banksy comenzaron a abrir esas puertas. El mercado también ha respondido. "Hace unos años vendíamos obras a 300 o 400 euros que ahora valen 10.000". Asegura que sigue siendo un buen momento para invertir. Dimitrova trabajaba en comunicación cuando, atraída por el arte urbano, empezó a poner en común a las marcas y los artistas del spray. El entendimiento no ha sido sencillo, pero ahí está ella para ejercer de "traductora". Tampoco es siempre fácil encerrar a esos creadores callejeros entre cuatro paredes. "Claro que pierden algo: su parte más libre y salvaje. Pero su esencia, lo que se quiere atrapar, sigue ahí", defiende. Le preocupan el escaso número de mujeres artistas –"en ego les ganan los hombres, ellas se atreven menos"– y el sambenito del grafiti como gamberrada. Este todavía coarta iniciativas públicas, aunque existen puntos de luz en algunos pueblos y ciudades. "Tudela organiza un festival internacional estupendo, como Zaragoza. Málaga lo está haciendo muy bien con todo su proyecto de arte urbano", señala. La buena noticia es que cada vez tenemos más artistas de relieve internacional, como Sixeart, Aryz u Okuda San Miguel, con el que ha inaugurado su galería parisina. Respecto a la posibilidad de que esa gran expo virtual que es Instagram le deje sin trabajo, lo tiene claro. "El rol de las galerías sigue siendo el de siempre. El artista tiene que dedicarse a pintar y el galerista hace el resto. Además, pone su sello de calidad. En la red hay demasiada información, y eso puede ser un problema".