NOSOTRASHay

quien dice que la culpa de lo que nos pasa a las mujeres es única y exclusivamente nuestra. Por la educación machista que recibimos y perpetuamos. Por mantener las bases de una sociedad patriarcal. Por bajarnos del tren profesional justo cuando alcanza velocidad de crucero y empieza a ponerse interesante. Por carecer de ambición. Por asumir, permitir y aceptar ser segundas en la vida, "sacrificarnos" por los hijos, el marido, la familia. Por no creer suficientemente en nosotras mismas –ese atenazador síndrome de la impostora–. Por dejar imponer al género opuesto su voluntad. Por acostumbrarnos y acomodarnos a la vida fácil, doméstica, sumisa. Por permitirnos ser dirigidas. Por no apoyarnos lo suficiente las unas a las otras.

Hay quien dice que la culpa de lo que nos pasa es la herencia de siglos de sumisión. Que carecemos de la fuerza y el empuje necesario porque somos, en el mejor de los casos, las protegidas, cuidadas y mimadas del género masculino y, en el peor, las escondidas, olvidadas, minusvaloradas y maltratadas por la otra mitad del planeta. Porque no se nos da acceso a la educación. Porque vivimos bajo el yugo masculino. Porque nuestra seguridad nunca está garantizada. Porque servimos de monedas de cambio. Porque las violaciones se usan como arma de guerra. Porque ser mujer nunca es fácil, pero en ciertas partes del mundo, es una auténtica tortura.

2017 perdurará en la historia como el año que unió a las mujeres. De toda clase y condición. En todas las culturas y países. De manera espontánea y global. Todas con un mismo propósito. Trabajar unidas por un mundo mejor; más justo, más libre, más igualitario. Y le pusimos nombre: sororidad, fraternidad entre mujeres.

2018 debe ser el año de la consolidación. Y solo podemos hacerlo si la otra mitad del mundo nos apoya. La pelota está ahora en el tejado de los hombres… ¿Nos temen?, ¿nos quieren?, ¿nos apoyan?, ¿nos ignoran?, ¿nos entienden?

En Marie Claire llevamos 30 años intentándolo. Buscando mujeres que digan lo que piensan y que hagan lo que dicen. Mujeres conocidas, famosas, exitosas, privilegiadas, que nos ayudan a escribir nuestra historia. Y mujeres anónimas, como Enedina de La Fuente, un ejemplo de superación frente a la adversidad, que nos escribe para tirarnos de las orejas, merecidamente (no os perdáis su carta en la siguiente página). ¿Excepcionales? No. Simplemente mujeres. Y, como dice Enedina, todas cuentan.