LA RIÑONERA
DENOSTADO POR ESTETAS Y ACLAMADO POR LOS MÁS PRAGMÁTICOS, ESTE COMPLEMENTO MILENARIO REGRESA CON LA IRONÍA QUE CARACTERIZA NUESTRA ÉPOCA.
Nunca pensé que volvería a pronunciar la palabra 'riñonera', no creí que llegaríamos a este punto, pero aquí estamos. Otra vez, la causa es Gucci", reconoce la directora de moda de Net-a-Porter. En 2017, el complemento más vilipendiado de la cultura moderna regresó para sacudir la industria de la moda, que lo ha abrazado con sentimientos encontrados. Admitámoslo: la riñonera es un must de repartidores, toxicómanos, turistas y hippies contemporáneos, de acuerdo, pero también es una hija del feísmo, descendiente del athleisure, unisex y liberadora: ¿qué más queremos? Gucci, Miu Miu y Valentino firman las más sonadas de las colecciones crucero, aunque la próxima temporada recibiremos una avalancha de propuestas del mundo del lujo (Balenciaga, Marc Jacobs, Sportmax...). La riñonera ha vuelto, hazte a la idea. ¿Pero cuándo surgió? ¿Quizá en los ochenta, para transportar los cromos o el walkman? En realidad, no. Nuestras pesquisas sitúan la primera riñonera en el año 3300 a. C. De esa época data el cuerpo de Ötzi, el hombre del hielo, encontrado en los Alpes italianos en 1991. Llevaba una bolsita atada al cinturón que atesoraba algunos artilugios.
En la obra Purses in Pieces, sobre los bolsos utilizados durante la Edad Media y el siglo XVI en los Países Bajos, Olaf Goubitz detalla unas bolsas que pendían de los fajines. Aunque basta echar un vistazo al arte medieval y renacentista para apreciar las bolsitas de cuero que nuestros predecesores engachaban al cinturón. En el siglo XVII, los colonos registraron que los nativos americanos lucían unos saquitos atados a la pelvis al otro lado del charco. Y un siglo después, el châtelaine (un gancho ornamental para el cinturón del que colgaban objetos de uso doméstico) se popularizó entre las amas de casa europeas.
Ahora bien, la versión moderna de la riñonera surgió durante los años sesenta, al incorporarse a la equipación de esquiadores, alpinistas y otros deportistas. Desde ese contexto, dio el salto al gran público, con tonos chillones y estampados sensacionales. La alta moda practicó la apropiación (esto tampoco es nuevo), y cuando llegaron los ochenta, la mitad de la población mundial poseía una. Desde entonces, la otra mitad se resiste a llevarla con todas sus fuerzas.