EL CHICO DE ORO
TIMOTHÉE CHALAMET DESLUMBRA EN 'CALL ME BY YOUR NAME', LA GRAN HISTORIA DE AMOR DEL CINE RECIENTE.
El futuro del cine tiene el rostro de un adolescente que pasa el verano de 1983 en una villa del norte de Italia. En Call Me By Your Name, Elio charla con sus padres intelectuales en tres idiomas, devora libros, toca a Bach al piano y se baña en el río. Todo discurre tranquilo, a la espera de que el verano, otro verano más, llegue a su fin. Pero un día el apolíneo Oliver (Armie Hammer), un estudiante de doctorado, llega a la casa para trabajar con su padre. Y entonces su vida se ve sacudida por el mayor de los relámpagos: el del primer amor. En las dos horas siguientes, y dirigido con mano maestra por Luca Guadagnino ( Io sono l'amore), Elio pasará de ser un muchacho introvertido a explotar en busca de su identidad y su deseo, en esa casa y esos paisajes que son pura belleza y sensualidad. Unos días que cambiarán su vida para siempre. Chalamet, neoyorquino de padre francés de 22 años, está viviendo tantas cosas últimamente –también figura en la otra película de la temporada, Lady Bird, donde flirtea con Saoirse Ronan a las órdenes de Greta Gerwig– que se ha obligado a escribir un diario. Por sus genes, vía materna, ya corría sangre de cine cuando decidió cursar el bachillerato en el instituto LaGuardia, el de Fama. Su rostro empezó a circular vía Homeland e Interstellar, pero no dejó los estudios e ingresó en la Universidad de Columbia. Ahora, el joven actor trata de llevar una vida normal, con sus clases en la NYU y su piso compartido del East Village. Pero no lo tiene fácil. Rodando lo próximo de Woody Allen, los paparazzi le pillaron besando a Selena Gómez. Ya le había pasado hace años con Lourdes León, la hija de Madonna. Ese chaval que sale con celebrities, decían entonces. Después de este año, la historia se va a contar a la inversa.