PLASTIFICADAS
Poco importó que la prensa internacional los bautizara como "los zapatos más feos de la historia". Horas después de que los Crocs de Balenciaga salieran a la venta por unos 800 euros, el cartel de 'agotados' los acompañaba. En cuanto a los Claire, esos tacones mileuristas envueltos en plexiglás fruto de la colaboración entre Off-White y Jimmy Choo, al cierre de esta edición cuentan con lista de espera.
El citado material también nos seduce en el calzado transparente de Toga, Balmain o Chanel, firmas que también han empleado plexiglás en capas aderezadas con flecos y en gabardinas y vestidos serigrafiados (que no estampados). No son las únicas propuestas: fíjate en los vestidos de Calvin Klein 205W39NYC o en las chaquetas de Valentino bordadas con lentejuelas. ¡Quién hubiera imaginado que el plástico sería la tendencia más puntera de esta primavera-verano! Porque no solo se trata de los ejemplos mencionados: también de las invitaciones a los desfiles, de la inmensa cortina de ducha transparente al inicio de la pasarela de Acne Studios (y sus chaquetas plastificadas), de ese bolso de Céline (lo puedes ver en nuestro Zoom) que parece una bolsa de la compra o del clutch translúcido de Givenchy, de esas camisas con aspecto de bolsa de basura en Balenciaga, de los pantalones metalizados de Isabel Marant y del trench de vinilo de Kenzo. El triunfo del plástico durante la semana de la moda neoyorquina coincidió con los huracanes en Norteamérica y el Caribe, así como el terremoto de México. De acuerdo, forrarse de plástico para protegerse de las inclemencias climáticas tiene sentido, ¿pero qué hay de la preocupación colectiva por el medio ambiente? ¿Es este el discurso de la alta moda ante el debate plastic-free que reina en la sociedad? Por la vocación de eternidad de sus productos, quizá la industria del lujo sea la única legitimada para usar el controvertido material, aunque esto choque de pleno con la definición del lujo tradicional.