QUIEN A BUEN ÁRBOL SE ARRIMA
EN SU PRIMER LIBRO, LA ACTRIZ Y ACTIVISTA LETICIA DOLERA DECONSTRUYE EL FEMINISMO CON FICCIÓN Y TEORÍA. HEMOS HABLADO CON ELLA.
Leticia no había planeado esto. Hace dos años, recogió el premio de una revista hilvanando nombres de escritoras feministas en el discurso de agradecimiento. Los libros se han encadenado hasta llevarla al suyo. En Morder la manzana, la actriz escribe "para acercar el feminismo a un público mainstream, para enseñarlo de una forma amena sin caer en lo superficial".
¿Reconoces algún momento determinante, o a una figura clave, en toda esta evolución intelectual? Ha habido muchas lecturas. Hemos sido socializadas con ciertos estereotipos y a mucho de lo que me ha pasado a lo largo de mi vida no le daba una lectura de género, pensaba que ocurría por mala suerte. Pero empiezas a leer a otras mujeres y te das cuenta de que lo que tú vives le sucede a más mujeres. Con lo cual, lo que te pasa es estructural. Y si es estructural, es político. Y si es político, se puede teorizar y leer sobre ello. Los artículos de Barbijaputa me ayudaron a abrir mucho la mirada, a darme cuenta de que no era una loca ni una exagerada. Ella recomendó Teoría King Kong, de Virginie Despentes, y Feminismo para principiantes, de Nuria Varela, y a partir de ahí a Ana de Miguel, Kate Millet o los libros de Virginia Woolf o Simone de Beauvoir. Me ha servido para entender lo que me pasa. La cultura, la lectura, desarrolla nuestro espíritu crítico, nos acerca a nuevos prismas.
Para un público amplio, ¿sería más efectivo, entonces, moldear las ideas a través de los argumentos de las series, las películas, las novelas? Por eso en el libro intercalo partes teóricas con experiencias personales y relatos ficcionados con mis amigas. Me parece muy importante que conozcamos nuestra historia de lucha y gracias a quién y cómo tenemos derechos. Creo que es la manera más efectiva de ponerte en la piel de otra persona: cuando te cuentan una historia apelan a tu subjetividad. Puedes llegar a conmoverte con un personaje con una ideología distinta a la tuya. Es el gran valor de las historias, que son puentes de empatía y de comunicación entre personas que piensan distinto. Enriquecen nuestra mirada. Y lo hacen de una manera mucho más profunda.
¿Cuántas historias tienes esperando a salir? Estoy escribiendo mi siguiente trabajo como directora, del que no puedo hablar por un contrato de confidencialidad. Pero tendrá a mujeres mayores de 35 años en el centro. Escribes que cuando te pones "las gafas del feminismo" no te las puedes quitar. ¿Ahora todo lo que haces y ves pasa, aunque no seas consciente, por ese filtro? Lo que hago tendrá el filtro de mis vivencias, que son de mujer. Solo por eso aportaré cosas nuevas. Es la razón por la que debemos romper el techo de cristal de la cultura: tenemos una mirada que aportar. Si somos la mitad de