LOS COLORES DE LA CALLE
OKUDA SAN MIGUEL HA SOLTADO LA BROCHA Y HA COGIDO EL ORDENADOR. EL ARTISTA VASCO QUE COLOREA FACHADAS, FAROS E IGLESIAS POR TODO EL MUNDO PUBLICA, AHORA, SU CUARTO LIBRO.
Cántabro de nacimiento y licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, ciudad en la que reside, Okuda San Miguel es a sus 39 años todo un referente internacional del street art. Este artista iconoclasta, conocido en todo el mundo por sus obras de gran formato con figuras fragmentadas en formas geométricas y una fuerte policromía, acaba de publicar su cuarto libro, Colouring the World, en el que ha querido explicar no solo con imágenes, sino también con palabras cómo es su arte y qué hay detrás de sus pinturas y esculturas. Un libro con el que ha tratado de transmitir positivismo y libertad y cuyo título lleva por nombre el mismo de la fundación que está creando para hacer proyectos sociales en África. Este maestro indiscutible del color, defensor del amarillo y el naranja y crítico con el azul marino, asegura que de no haber sido artista habría sido psicólogo y que después del coronavirus si tuviera que pintar el mundo lo haría con verde flúor: "verde por la naturaleza, y flúor por lo digital". Entre sus deberes para el futuro destaca tener un estudio en Nueva York y hacer proyectos de animación para dar movimiento a sus personajes. Así nos lo ha contado. ¿Qué tiene este libro de especial respecto a los tres anteriores? Los tres primeros respondían a proyectos concretos y eran más visuales, con mucha foto y poco texto. Este tiene más palabras porque quería que se pudiera comprender la historia detrás de las pinturas. También ha sido un ejercicio personal de desarrollar los conceptos tras mi trabajo. ¿ Cuál es el mensaje o el sentimiento que has querido transmitir con Colouring the World? Optimismo y libertad. Antes me sentía más cómodo transmitiendo con la imagen, pero hace unos años que ya busco explicar y sintetizar con palabras cuál es mi trabajo. ¿Vinculas ese optimismo y esa libertad al uso que haces de los colores? Absolutamente. Mis colores son positivos porque me siento muy libre. La libertad es mental. En un mundo como el actual en el que hay tantas normas, aprender cosas te libera.
¿Qué significa el color para ti dejando a un lado tu arte? El Okuda artista y el Okuda persona están relacionados. Si ves mi armario, mi ropa es una extensión de mi obra. La forma de vestirnos es nuestra carta de presentación. Lo que nos ponemos tiene que ver con el estado de ánimo, con tu trabajo, con lo feliz que eres.
¿Hay algún color que no te guste? Tengo bastante manía al azul marino. Yo utilizo el negro y el blanco para equilibrar el resto de colores. Cuando pinto sí uso el azul marino, pero a nivel de vestir ese color me lleva a cosas que no me gustan o a normas que me recuerdan cosas serias.
¿ Y si tuvieras que quedarte con un color solo? Lo he tenido claro desde pequeño: el amarillo o el naranja.
Si tuvieras que atribuir un poder al color… ¿Cuál sería? La libertad de la que hablábamos antes. hintar con todo el círculo cromático unifica todas las banderas, todos los colores, todos los géneros, todas las culturas y todas las razas.
¿De qué color pintarías el mundo actualmente, tras la COVID-19? Ahora pintaría el mundo con verde flúor. La pandemia ha dejado una cosa positiva y es que ha dado un respiro al medioambiente y a la naturaleza. Desde mi casa en Madrid nunca había visto cielos tan maravillosos sin contaminación como en estos meses. Eso debería hacernos reflexionar sobre ciertos problemas de la modernidad y del ritmo de vida que llevamos, que destroza al medioambiente y a nosotros mismos al final. Por eso lo pintaría verde. Y flúor porque es algo artificial y digital que es algo como lo que estamos viviendo ahora.
¿Cómo ha sido tu evolución como artista ahora que pones una nueva piedra en el edificio de tu carrera con Colouring the World? Mi evolución ha sido lenta. Yo empecé a pintar en la calle en 1996, con otras finalidades que las de ahora y evidentemente sin ninguna disciplina ni madurez ni concepto detrás. Ha sido una evolución muy lenta hasta conseguir una identidad visual única y hasta llegar a que las obras transmitan. El libro es un granito de arena más de algo que está empezando a ser grande… Creo que estoy empezando a hacer cosas grandes. Ahora es cuando empiezo a sentirme cómodo con lo que hago, porque transmito, porque llego a mucha gente y porque ahora sí tengo un lenguaje único. Y ahora me siento libre para poder hacer, deshacer y elegir proyectos.
¿Qué te dice la gente que transmites? ¿Es lo mismo que tú quieres transmitir como artista? Creo que dar color a una pared sin ventanas de un edificio de 20 pisos de altura en países en los que de por sí el cielo es bastante gris supone un cambio para la gente que vive enfrente. Creo que no es lo mismo crecer frente a muro gris que frente a una pintura. Simplemente con inspirar a las nuevas generaciones que viven ahí o
"AHORA ME SIENTO LIBRE PARA PODER HACER, DESHACER Y ELEGIR PROYECTOS" "SI TUVIERA QUE PINTAR EL MUNDO CON UN SOLO COLOR SERÍA CON VERDE FLÚOR"
"PINTAR CON TODO EL CÍRCULO CROMÁTICO UNIFICA BANDERAS, COLORES, GÉNEROS, CULTURAS Y RAZAS" "VISUALMENTE MI ARTE ES UNA MEZCLA DE LENGUAJE DIGITAL Y ORGÁNICO"
ampliarles los horizontes, tengo suficiente.
¿ Cómo defines t u arte? Visualmente es una mezcla de lenguaje digital y orgánico y a nivel de composición es un collage multicultural surrealista que unifica elementos del pasado con otros modernos.
¿Hacia dónde crees que va a ir tu evolución como artista en los años que vienen? Estamos abriendo mucho mercado en Asia, y de hecho vamos a hacer esculturas gigantes en dos ciudades de China, donde también voy a hacer una primera exposición en julio, a la que no podré ir por la COVID-19 claro. Y luego creo que voy a hacer proyectos de gran formato en escultura para el espacio público.
¿Qué asignatura tienes pendiente como artista? Quiero empezar a hacer proyectos de animación. Durante la pandemia he creado unos nuevos personajes y quiero escribir un guion para empezar a hacer cosas de animación y dar movimiento a mis personajes. Me apetece incluso hacer algo de cine más adelante.
¿ Qué proyectos tienes en mente? Estoy creando mi propia fundación que se llama Colouring the World con la que vamos a hacer proyectos sociales en África. Me gusta tener un equilibrio entre grandes proyectos en grandes ciudades con grandes presupuestos, como en Estados Unidos o Asia, por ejemplo, con otros que son más personales y experiencias con las que intentar cambiar espacios y vidas de gente.
¿De qué obra te sientes más orgulloso? De la Iglesia de Llanera en Asturias, que fue un antes y un después en mi carrera, en la que uní varios mundos como el lenguaje tan contemporáneo de mi trabajo con la arquitectura clásica y la religión. También estoy muy orgulloso de las siete esculturas de Boston, que es el proyecto más grande de esculturas que he hecho hasta ahora y que me ha abierto muchas puertas para seguir haciendo nuevas en todo el mundo, y de los edificios de grandes dimensiones como el de Rusia, con el que cambias radicalmente el skyline de las ciudades.
Tu principal inspiración es… El Bosco sigue siendo una fuente de inspiración, pero hay pintores contemporáneos que también me ayudan mucho en mi obra.
¿Cómo eres cuando no creas? Me gusta la música y me encanta ir a los clubes de mis amigos a bailar, me gusta el cine, el teatro, ir a la playa…
¿ Qué manías tienes a la hora de crear? Prefiero no hacer bocetos. Me gusta mantener la creación viva todo el tiempo.
¿Si no hubieras sido artista habrías sido…? De pequeño quería ser futbolista porque estaba todo el rato jugando al fútbol, donde mis padres tenían el bar, y de hecho se me daba muy bien, o patinador con el skate. Cuando dejé todo aquello para empezar a pintar, si no hubiera sido artista habría sido psicólogo. Observo mucho y me gusta mucho escuchar a la gente.