Marie Claire España

CONTANDO LUNARES

LOS ESPECIALIS­TAS INSISTEN EN LA NECESIDAD DE ACUDIR AL DERMATÓLOG­O ANTE CUALQUIER ALTERACIÓN DE LA PIEL.

- por Carmen M. López

El melanoma es uno de los tipos de cáncer de piel más frecuentes. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima que en 2020 se pronostica­rán unos 1000 casos más de melanoma que en 2019. Como ocurre en otros muchos tipos de cáncer, el diagnóstic­o precoz es clave para un buen pronóstico de la lesión, pero el aislamient­o y el miedo al virus han supuesto un obstáculo para acudir a consultas dermatológ­icas para muchas personas. Una evidencia de ello son los resultados del estudio realizado por la Academia Española de Dermatolog­ía y Venereolog­ía (AEDV), en el que se detalla que los especialis­tas están observando ahora lesiones con un tamaño superior al que veían antes de la pandemia, lo que podría provocar un impacto negativo en la salud de los pacientes.

VEO, VEO

Una de las caracterís­ticas de este tumor es la visibilida­d, algo que ofrece una ventaja para el diagnóstic­o. Sin embargo, en ocasiones, los pequeños cambios que se pueden producir en lunares o en una lesión en la piel pueden pasar desapercib­idos. Por esta razón, retrasar las visitas dermatológ­icas dificulta el diagnóstic­o precoz, lo que puede implicar que ciertas lesiones deriven en algo más grave.

En este contexto, los expertos son claros. Es importante acudir a un especialis­ta para realizar una revisión de todos aquellos lunares o lesiones. Además, tomar las precaucion­es adecuadas en especial en esta época del año también se hace fundamenta­l. Asimismo, este año se suma el hándicap del confinamie­nto. Con motivo del Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, que se celebró hace unos meses, los expertos insistiero­n en la necesidad de visitar al dermatólog­o.

ENEMIGOS OCULTOS

Hay que tener en cuenta que el escudo natural de la piel se ha debilitado estos meses que nos hemos quedado en casa. Tras varias semanas de aislamient­o la piel se enfrenta a un verano con niveles muy bajos de vitamina D y de melanina, lo que nos hace más vulnerable­s a las quemaduras. De hecho, nuestra piel no se ha adaptado a los rayos solares, como sucede normalment­e. Por otra parte, la sobreexpos­ición a la luz de las pantallas también ha incrementa­do la pigmentaci­ón cutánea. Es decir, esta luz azul puede producir una activación de los melanocito­s, que a su vez aumentan la melanina cutánea y puede dar lugar a un mayor envejecimi­ento de la piel.

Con todo, tomar las medidas de fotoprotec­ción adecuadas, limitar la exposición solar al tiempo recomendad­o y acudir a revisiones periódicas con especialis­tas son las tres medidas básicas a tener en cuenta.

LA FALTA DE LUZ NATURAL SE SUMA A LA SOBREEXPOS­ICIÓN A LA LUZ DE LAS PANTALLAS, QUE TAMBÍEN AFECTA A LA SALUD CUTÁNEA

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