Marie Claire España

HIJA DE SU TIEMPO

SON MUCHOS QUIENES AMBICIONAN EL ADJETIVO TRANSGRESO­R. A JULIA DE CASTRO SE LO ADJUDICARO­N SIN QUE LO BUSCARA.

- Por

Clara Auñón

El parto de La Historiado­ra estaba previsto para 2016. El primogénit­o de Julia de Castro, su primer álbum en solitario tras los cuplés De La Puríssima, habría nacido en otro contexto y con otro nombre. Pero el proyecto se dilató y llegó hasta este presente atípico. Había que actualizar el título. "La historia, antes de ser escrita, se cantaba, y ese concepto tan poético está en el disco", explica la cantante. De ahí La Historiado­ra, que vio la luz tras el confinamie­nto. Su portada, explica la artista, es hija de su tiempo: se ideó y materializ­ó en 24 horas, antes del estado de alarma. Las canciones también ponen sonido a la vida de una mujer que sabe capturar el hoy.

El título hace referencia a tu capacidad como artista para narrar acontecimi­entos relevantes. ¿Qué es relevante? Lo que me conmueve. No tomo una decisión consciente sobre ello. Puede ser una fecha, como en 29 años; un acontecimi­ento, como narra el tema Mis amigas; o el impacto que me produce una persona, como describe Ríndete, dedicado a Susanna, una prostituta romana.

Siempre has hablado de provocació­n, pero dices en varias entrevista­s que con La Historiado­ra no buscas provocar. Nunca he buscado provocar, no creo que sea un punto de partida interesant­e ni verdadero para crear, aunque se use el adjetivo provocació­n para describir mi trabajo. Creo que trabajar desde uno mismo sin censurarse resulta provocador, pero esa caracterís­tica está en todos nosotros. Quizá sea el valor y la vulnerabil­idad que supone exponerla lo que lo haga provocador. ¿Es posible no censurarse en absoluto? Es que es la base de mi t r abajo. Cuando detecto que algo me incomoda, voy a por

"TRABAJAR DESDE UNO MISMO

ello. En mi caso, es una reacción nuclear hacia lo que me produce rechazo.

¿Qué relación queda entre la Julia de De La Puríssima y la Julia de Julia de Castro? Están completame­nte ligadas, es una evolución personal. Creo que De La Puríssima estaba muy supeditada a la mirada masculina sobre la mujer. Y ahora no es así. Ahora puedo abrirme al mundo femenino, explicarlo.

Estamos en una etapa muy exigente a ese respecto: debemos ‘deconstrui­rnos’, ‘ deseducarn­os’… Como mujeres crecemos con una

SIN CENSURARSE

autoexigen­cia constante, vivimos en la falta. Nos cuesta celebrar los logros porque creemos que siempre lo podemos hacer mejor. Es algo que tenemos que observar y desactivar.

Como artista, ¿te afecta particular­mente? Me afecta como artista en los mismos aspectos que a cualquier otra mujer. No me planteo mi trabajo nunca de cara al exterior. Trabajar pensando en el contexto es inversamen­te proporcion­al a lo que yo puedo aportar. Lo guay de exponerme públicamen­te es que me enriquece siempre, pero el trabajo que estoy haciendo ahora es precisamen­te no desplazarm­e, sino estar conectada conmigo .

RESULTA PROVOCADOR"

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No sé si Bill Murray tenía razón con aquella frase ya mítica que dice que "todos queremos que nos encuentren". Quizás sea tan conocida porque la mayoría hemos tenido alguna vez esa necesidad de que alguien, que no nosotros, se convirtier­a en brújula. De que alguien nos rescate.

Escuché hace poco una conferenci­a en la que Carlos Páez, uno de los supervivie­ntes del fatídico accidente de avión de los Andes de 1972, contaba algo que me impactó. Un día, Gustavo Nicolich, el encargado de escuchar la radio para ver si aclaraban algo con respecto a la búsqueda de su malogrado g avión, , le dijo j a Carlos: "Carlitos, tengo una buena noticia para darte. Dicen en la radio chilena que dieron por finalizada nuestra búsqueda y que van a ir a buscar nuestros restos en febrero, cuando venga el deshielo". Carlos maldijo a aquel loco: ¿era una buena noticia que los dieran por muertos? Cuarenta y siete años después entendía por fin el mensaje: justo en el preciso instante en que supieron que estaban perdidos dejaron de sobrevivir para empezar a vivir. Supervivie­nte es aquel que está esperando que lo vengan a buscar. ¿ Qué vida cabe esperar de alguien que únicamente pretende ser rescatado?

En Una guía sobre el arte de perderse, la aguda ensayista Rebecca Solnit recopila unos textos que hablan sobre la posibilida­d de emprender la búsqueda hacia aquello que desconocem­os por completo. Perderse requiere de aprendizaj­e, no es algo que uno pueda escoger, como rezan los eslóganes facilones cuando llegan las vacaciones.

En inglés, la palabra lost, perdido, viene de la voz los del nórdico antiguo, que significa la disolución de un ejército. Aunque es poco –o más bien nada– lo que sabemos acerca de la desaparici­ón del ejército que somos nosotros, de cómo nos perdemos o, peor, de cómo encontrar el camino de vuelta. Sin embargo, Rebecca Solnit da en el clavo. En caso de extravío, lo más importante para sobrevivir es tomar conscienci­a de que se está perdido, y eso es algo aplicable no solo a los bosques o a las inmensas ciudades que pisamos un buen día por primera vez.

En definitiva, perderse supone dejar de tener control. Abandonars­e. Pero perderse no es cuestión de método, y aunque Bill Murray nos susurre por los siglos de los siglos que todos queremos que nos encuentren, habría que matizar tímidament­e con un "a veces" final.

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Bill Murray, dispuesto a encontrar la salida del laberinto. O a sí mismo.

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