SARA BACEIREDO, FUNDADORA DE IT'S LAVA
«LA SOSTENIBILIDAD TOTAL NO EXISTE. LA PRODUCCIÓN NUNCA TIENE IMPACTO 0»
Supimos que algo iba muy mal hace seis años, cuando Anna Wintour se vio obligada a abandonar el front row de un desfile tan atestado de celebridades y blogueras que prefirió ocupar un asiento en las filas posteriores. En esa época, comenzaba a despertar más expectación el street style que unos shows que promovían el circo, y se forjaba una rivalidad entre periodistas y protoblogueras que en la actualidad se ha extinguido. No obstante, la situación despertaba una pregunta evidente que las firmas han rehusado contestar durante años: ¿para quién son los desfiles? En origen, consistían en presentaciones para editores, compradores y otros trabajadores del sector, como un método de planificación para la próxima temporada. Sin embargo, en la actualidad las fashion weeks se dirigen también a los consumidores, y hay invitados para dar difusión al evento en redes sociales (perverso, ¿verdad?).
Así que en 2016, Burberry, Tom Ford y Tommy Hilfiger abandonaron el calendario de semanas de la moda para adaptarse al formato see-now-buynow, más coherente con su estrategia. Y ya el confinamiento terminó de trastocar el orden universal: Ralph Lauren y Jeremy Scott postergaron los
Consejo de Diseñadores de Moda Americanos (la CFDA) apuesta por Runway360, una plataforma donde podrá exhibirse el resto de colecciones, con un enfoque comercial. De forma similar, Londres ha dividido su programación en digital, física y mixta, aunque la mayoría de marcas no han comunicado su posición. LFW será otra vez el espacio intangible donde se comparta. Milán, en cambio, lo tiene todo bien atado: habrá 24 desfiles digitales y 28 físicos en total. Este segundo grupo incluye a Fendi, Versace, Giorgio Armani o Prada, donde debutará Raf Simons. En cuanto a la última gran semana de la moda, la parisina, no se conocen detalles, más allá de la garantía que dio en junio la Cámara de la Alta Costura sobre el respeto a todas las medidas de seguridad que exigen las circunstancias.
"El riesgo en este momento es dejar de soñar", dijo Maria Grazia Chiuri, la directora creativa de Dior, tras presentar la alta costura. "La moda también es un sueño, no solo [un deseo] de tener ropa nueva".
n