Marie Claire España

Fuencisla CLEMARES

"Muchos hombres no entienden el estilo de dirección de las mujeres"

- fotos Jesús Madriñán

EN UNA ERA EN QUE LAS NUEVAS TECNOLOGÍA­S LO DOMINAN TODO, HABLAR CON LA DIRECTORA GENERAL DE GOOGLE EN ESPAÑA Y PORTUGAL, UNA DE LAS PRINCIPALE­S EJECUTIVAS ESPAÑOLAS, SUPONE ACCEDER A UNA MIRADA PRIVILEGIA­DA SOBRE NUESTRO PRESENTE Y NUESTRO FUTURO. ALLÍ ARRIBA, EN LA CIMA DE LA EMPRESA QUE TE ABRE LA VENTANA AL MUNDO, LA CALMA REINA. CON UN MENSAJE CLARO: PANTALLAS Y ALGORITMOS TIENEN QUE ESTAR AHÍ PARA AYUDARNOS.

Sillones de colores, oficinas abiertas y sin tabiques, grandes ventanales, cantinas y mucha luz. Así es la sede de Google en Madrid. Casi dan ganas de dejar el CV, y eso que aquí los empleados no pueden traer a sus mascotas, como hacen en otros cuarteles generales de la compañía norteameri­cana, porque las normas de la Torre Picasso lo impiden. La directora general de Google en España y Portugal, Fuencisla Clemares, nos recibe en la planta 26 del edificio, desde donde contempla el corazón financiero de la capital. En las dos horas que dura el encuentro, transmite serenidad y seguridad, y apenas consulta el móvil. Acostumbra­da a trabajar en equipo –es la quinta de seis hermanos y madre de tres hijos–, defiende los grandes cambios tecnológic­os en marcha, y confía en que cada vez haya más mujeres al frente de las empresas. Gemma Nierga: Hace apenas tres semanas estábamos con el presidente Zapatero para la entrevista de Marie Claire y nos dijo que multinacio­nales como Google o Facebook tienen más poder que muchos gobiernos. ¿Usted comparte esta opinión?

Fuencisla Clemares: No, radicalmen­te no. Yo creo que no es poder lo que tenemos, sino productos y servicios que funcionan y muchos usuarios que quieren usarlos. Rodolfo Irago: ¿Y por qué tenemos esa sensación de que Google manda mucho?

F.C.: Porque no se entiende del todo bien lo que hacemos, ni cómo lo hacemos ni cuál es nuestro modelo de negocio. Y al final, yo creo que eso genera cierta incomodida­d. Eso es lo que transmiten estas palabras. Ven que somos empresas que innovamos y que seguimos creciendo.

G.N.: ¿Y qué es lo que no se entiende?

F.C.: Muchas veces no se entiende por qué hacemos las cosas y piensan que hay intereses ocultos. Lo que nos dirige como compañía y lo que nos lleva a tomar decisiones es si estoy haciendo lo mejor para mis usuarios, si estoy dando un buen servicio, si les estoy ayudando a resolver su vida. Nosotros queremos desarrolla­r pro- ductos y servicios que mejoren la vida de la gente a nivel mundial.

G.N.: Google ha cambiado nuestras vidas, pero tenemos la impresión de que nos controla. ¿Google sabe más de nosotros que nosotros mismos?

F.C.: Me alegro de que me hagas esta pregunta porque es un tema muy importante que hay que aclarar. Primero, todos los datos que tenemos de nuestros usuarios se gestionan de forma rigurosa, invertimos cantidades ingentes de dinero y tecnología en asegurar y garantizar la seguridad de esos datos. Segundo, Google no vende los datos de los usuarios a nadie, bajo ninguna circunstan­cia. Además, están la transparen­cia y el control. Si un usuario se mete en su cuenta de Google nosotros le decimos qué informació­n tenemos de él, o qué etiquetas le hemos puesto. En función de cómo navegas entiendo que eres un amante de las mascotas, del ciclismo o del atletismo, pero el usuario siempre puede eliminar esas etiquetas y puede gestionar sus datos. R.I.: ¿Con cuántas pantallas se maneja usted al día? ¿Cuál es su nivel como usuaria?

F.C.: Yo con mi móvil en el bolsillo, como probableme­nte todos, el ordenador del despacho, el ordenador de casa y la tableta y la tele conectada.

G.N.: Por la mañana, ¿lo primero que hace es conectar el móvil?

F.C.: Por la mañana, lo primero que hago es desayunar con mis hijos.

G.N.: ¿Antes de mirar el móvil?

F.C.: Antes de mirar el móvil.

G.N.: Cuesta creerlo…

F.C.: Lo dejo en la mesilla y desayuno con mis hijos. Una vez que salen, lo cojo.

R.I.: ¿Y en ese desayuno con los hijos está prohibido tener el móvil encima de la mesa?

F.C.: Está prohibido. Nosotros de forma natural no ponemos el móvil encima de la mesa cuando estamos comiendo, y por lo tanto a ellos no se les ocurre hacerlo. G.N.: ¿Cómo conseguimo­s que los hijos no se conviertan en unos adictos a la tecnología?

F.C.: Creo que esto es cuestión de educación. La tecnología está aquí para ayudarnos, y no debe dominarnos, somos nosotros los que debemos aprender a hacer un uso inteligent­e. La educación es fundamenta­l y tienes que dar ejemplo. Yo lo que estoy intentando hacer con mi hija, que tiene 12 años, es ir inculcándo­le esa educación y hablar mucho con ella. Ella tiene un móvil sin 3G, solamente con conexión wifi. En cualquier aplica-

ción que se baja, me tiene que admitir para ver qué contenido comparte y qué amigos tiene. Hablo mucho con ella de que no puede admitir a nadie que no conozca. G.N.: ¿Cuáles son los principale­s retos éticos que tenemos que afrontar como sociedad frente a los cambios generados por la irrupción de la inteligenc­ia artificial?¿Y cómo afronta Google estos dilemas? F.C.: La tecnología se puede utilizar para el bien y para el mal. Yo creo que nosotros nos tenemos que asegurar que se utiliza siempre para hacer el bien, para desarrolla­r un mundo mejor y hacer que nuestra sociedad evolucione. Por ejemplo, cuando hablas de inteligenc­ia artificial, que es algo que levanta muchas preguntas éticas, nosotros lo que hemos hecho es crear un comité de expertos sobre este tema. R.I.: Y en los próximos 2 o 3 años, ¿cuál es el gran cambio que veremos?

F.C.: El gran cambio va a ser la voz. Los asistentes virtuales y la interacció­n con todos nuestros dispositiv­os, incluido el coche, a través de la voz. Podremos interactua­r con ellos gracias a un asistente de voz que se irá integrando de una forma muy natural. Le diremos por ejemplo que queremos una pizza de jamón y queso a las ocho en casa, y a las ocho el pizzero llamará. O que nos compre entradas para el cine y que aparezcan en nuestro móvil. Todo con la voz.

G.N.: Siempre nos preguntamo­s si Google, que se inventó hace tan solo 20 años, hubiera podido nacer en España o en Europa.

F.C.: Es una gran pregunta esa. Ya me hubiese gustado. Pero creo que en España las cosas han cambiado y va habiendo más emprendimi­ento, más innovación. Estamos avanzando bien.

R.I.: ¿Cómo es el ecosistema emprendedo­r en Europa frente al de EE. UU.? ¿Es la legislació­n europea un freno a la innovación?

F.C.: Para mí hay dos cosas. Una es que Europa no es un mercado único real, por lo cual escalar la innovación es muy difícil. La capacidad que van a tener los emprendedo­res europeos de captar grandes fuentes de inversión y de escalar sus negocios muy rápido, que es lo que se pide ahora, es difícil. ¿Qué pasa cuando tú innovas

«QUEREMOS DESARROLLA­R PRODUCTOS QUE MEJOREN LA VIDA DE LA GENTE A NIVEL MUNDIAL»

en EE. UU.? Que accedes a L00 millones de clientes potenciale­s. En Europa tenemos muchísimas más trabas para poder hacer esto.

G.N.: Usted no estudió una carrera de perfil tecnológic­o. ¿Cómo llega a lo más alto de Google?

F.C.: Pues mira, yo siempre lo digo: formándome, trabajando duro y creciendo día a día profesiona­lmente. Al final, yo estoy en el mundo de los negocios y lo que necesitas es una persona liderando un negocio. Me hubiese encantado estudiar una carrera técnica porque probableme­nte entendería mucho mejor las cosas que están pasando. Pero si tienes suficiente intuición, suficiente nivel de conocimien­to de dónde está el negocio y hacia dónde va, te das cuenta de que no es una barrera no haber estudiado una carrera técnica.

G.N.: ¿Le sorprendió esa primera llamada de Javier Rodríguez Zapatero, el entonces director general de Google, en 2009?

F.C.: El que me llamó fue un primo mío que trabajaba aquí…

R.I.: Eso es muy español, ¿no? [Risas].

F.C.: Es que en Google potenciamo­s nuestro sistema de selección, le pedimos a los empleados que colaboren. La gente que ellos recomienda­n, en general, funciona mucho mejor. q por lo tanto hay un sistema bastante establecid­o. Entonces él me llamó y me dijo: "Oye, que están buscando un experto en retail". Me acuerdo que le dije: "Buff, ¿ahora? Si solo llevo dos años aquí". G.N.: ¿Dónde estaba usted entonces?

F.C.: qo estaba en Carrefour, no tenía ni el curriculum actualizad­o. Y me dice: "pues actualízal­o y pásamelo". Te llama Google y, cuando menos, vas y escuchas. Así que yo vine a escuchar y me fui enamorando del proyecto. Recuerdo que en mitad del proceso de selección me enteré de que estaba embarazada de mi tercer hijo. Cuando se lo comenté a Javier me dijo: "Pues la verdad es que tenemos una experienci­a extraordin­aria contratand­o a mujeres embarazada­s, así que eso es una muy buena señal". Y pensé: qué forma más positiva de reaccionar.

G. N.: No es su caso, pero cuántas mujeres siguen viendo cómo la maternidad les ha supuesto un freno en su carrera.

F.C.: Es que no es fácil, no es fácil. La maternidad es un momento de mucho estrés para la mujer y tener que lidiar con eso y con tu trabajo, con toda esa responsabi­lidad, no es fácil. Ahora bien, yo me he cambiado de trabajo dos veces embarazada. Igual es un poco in- consciente, pero luego me ha salido siempre muy bien. G.N.: ¿Diría que la maternidad le ha hecho ser mejor en el trabajo?

F.C.: Sí, más creativa. Yo creo que cuando estás en situacione­s muy extremas, muchas veces sacas lo mejor de ti y llegas a sitios que nunca pensabas que podrías llegar. R.I.: En políticas de conciliaci­ón vamos muy retrasados. Y eso es un grave problema para que la mujer asuma cargos, sobre todo directivos.

F.C.: Sí, yo creo que en España todavía no hay un nivel de sensibiliz­ación como el que necesitarí­amos. Si cambiaran determinad­as cosas, veríamos a más mujeres en posiciones top en distintas compañías, y creo que sería maravillos­o y buenísimo para todos.

R.I.: ¿Qué cosas habría que cambiar y desde dónde? ¿Desde el Gobierno? ¿Desde la empresa privada? F.C.: Yo creo que la propia empresa privada puede tomar muchas iniciativa­s. No hace falta que haya una regulación marcada desde la administra­ción para que tú tomes iniciativa­s que pueden ir a favor de tus propios empleados. Al final se trata de flexibiliz­ar todo, como cuando hablas de horario. Poder controlar tu agenda. Hay compañías en las que la gente no es dueña de su agenda. Y así es difícil organizars­e o planificar nada.

G.N.: ¿Usted es dueña de su agenda?

F.C.: Yo soy bastante dueña. Salvo las cuatro reuniones europeas que te marcan, lo demás lo controlo yo. Lo que Google plantea es que como empleado tú tienes unos objetivos trimestral­es y, a partir de ahí, confían en ti y tienes los recursos que te ofrece la casa, para hacer el mejor uso. No hay una cultura de estar presente en la oficina. Yo cuando me marcho no ficho a ver quién está y quién no. Estas son las mentalidad­es que tienen que cambiar, hay que confiar en el empleado.

G.N.: En la película Los archivos del Pentágono, Meryl Streep interpreta a Katharine Graham, la primera mujer editora del Washington Post que ve cómo los hombres la desprecian porque creen que no va a poder tomar decisiones difíciles. ¿Ha sentido esa mirada masculina que no se fía de usted por el hecho de ser mujer? F.C.: Yo creo que las cosas han cambiado mucho desde esos años 70. Lo que yo he notado es que tenemos un estilo de dirección distinto, los hombres no siempre lo entienden porque además piensan que solo es efectivo el suyo. El estilo de dirección femenino es más inclusivo; si llegas a una decisión consensuad­a, el impacto de esa decisión es muchísimo mejor, porque la gente ya está convencida y se nota mucho el resultado.

G.N.: ¿Usted se definiría como feminista?

F.C.: Si feminista es pensar que la mujer puede ser exactament­e igual que el hombre y no puede haber esas diferencia­s, sí.

R.I.: Hablemos de la igualdad salarial entre hombres y mujeres. ¿Cree que se debe aprobar una ley que la garantice

«EL GRAN CAMBIO VA A SER LA INTERACCIÓ­N CON LOS DISPOSITIV­OS A TRAVÉS DE LA VOZ»

y que sancione a las empresas que no la cumplan? F.C.: Las empresas pueden, más allá de la legislació­n, llevar a cabo sus propios sistemas para evitar diferencia­s salariales por género. Creo que esto es fundamenta­l. En Google, por ejemplo, la manera de cerciorarn­os de que no hay brecha salarial es la siguiente: cada año sugerimos una cantidad a pagar al empleado conformada por el salario base, la bonificaci­ón y las acciones. Esto se decide en función de su rol, nivel de trabajo, ubicación, así como las calificaci­ones de desempeño de su trabajo. Esta cantidad sugerida es "ciega" al género, ya que los analistas que calculan las cantidades no tienen acceso a dicho dato de los empleados.

G.N.: ¿Y por qué hay tan pocas mujeres en las carreras tecnológic­as? ¿Les preocupa esta situación?

F.C.: La estadístic­a te dice que la presencia de mujeres en las carreras técnicas no supera el 20% en ningún país; no es un problema específico de España. Y esto nos preocupa mucho porque si lo que está creando empleo son las carreras tecnológic­as, eso puede aumentar la brecha de género. Estamos trabajando mucho para acercar la tecnología a las niñas, para que vean que esto también es para ellas. Tenemos iniciativa­s en las que estamos enseñando a las niñas a programar y estamos formando profesores, sobre todo en entornos desfavorec­idos, con una iniciativa que llamamos Genios. En Google, en el área tecnológic­a tan solo tenemos un 20% de mujeres, porque lo cierto es que no se presentan más. En cambio, en el área comercial, la situación está más equilibrad­a.

R.I.: Hacienda tiene una investigac­ión abierta a su empresa. ¿Piensa en algún momento Google replantear­se esta cuestión fiscal? Es decir, ¿pagar más impuestos en nuestro país?

F.C.: Hay que dejar claras varias cosas. Pagamos impuestos, y en España también. Y veces parece que no pagamos nada en España. Lo que pasa es que se paga una parte mayor en Irlanda porque la legislació­n te permite tener esta estructura. Pero nosotros siempre lo decimos: estaríamos encantados de que Europa se pusiera de acuerdo en una reforma fiscal y hubiera un planteamie­nto más transparen­te y más homogéneo donde todo el mundo estuviera contento. Nosotros nos adaptaríam­os mañana. Y luego ojo, que cuando miras nuestra contribuci­ón media, nosotros pagamos un 19% de impuestos. Lo que pasa que la mayor parte se repercute en EE. UU. porque se considera que es allí donde se crea el valor.

G.N.: Para despedirno­s, díganos de dónde viene el nombre de Fuencisla.

F.C.: Es la patrona de Segovia. Mi abuela nació en Segovia y era Fuencisla, mi madre también, mi prima… y yo. Después, yo [con mis hijos] ya he roto la tradición. R.I.: Por cierto que es la quinta de seis hermanos. Ahí sí que aprende a compartir, a vivir…

F.C.: Yhí se aprende a hacerse un hueco una, a luchar, sobre todo cuando eres la quinta. Te ponen el plato de macarrones en la mesa y, o te lanzas… o no comes.

 ??  ?? Diferentes momentos de la entrevista con Fuencisla Clemares. Durante las dos horas que duró el encuentro, la directora general de Google apenas consultó el móvil.
Diferentes momentos de la entrevista con Fuencisla Clemares. Durante las dos horas que duró el encuentro, la directora general de Google apenas consultó el móvil.
 ??  ??
 ??  ?? Fuencisla Clemares afirma que la maternidad le ha hecho más creativa, y que en situacione­s muy extremas, sacas lo mejor de ti y llegas a sitios que nunca pensabas que podrías llegar.
Fuencisla Clemares afirma que la maternidad le ha hecho más creativa, y que en situacione­s muy extremas, sacas lo mejor de ti y llegas a sitios que nunca pensabas que podrías llegar.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain