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6 maneras de ser creativo cuando trabajamos bajo presión
Para los marketeros trabajar bajo presión es el pan nuestro de cada día. Sin embargo, para muchos la presión es una sanguinaria “asesina” de la creatividad. Acogotados por el estrés y el miedo a toparnos de bruces con el fracaso, tendemos a bloquearnos cuando la presión emerge en el horizonte. De la presión pocos logran zafarse, pero hay unos cuantos trucos para salvaguardar nuestra propia creatividad aun sintiéndonos insoportablemente presionados.
1. Fingir que trabajamos en nombre de otra persona
Pensar que nuestras ideas creativas van a ser un fracaso y van a dejar por los suelos nuestra reputación como profesionales pueden coartar nuestra creatividad. Por eso, cuando el miedo a fracasar en el plano profesional termina pisoteando nuestra creatividad hasta ahogarla, una buena idea es fingir que las ideas que debemos alumbrar son ideas para alguna otra persona.
Fingir que trabajamos en un proyecto en nombre de otra persona puede parecer una recomendación un tanto extraña, pero según expertos consultados por Hubspot, funciona. Cuando producimos ideas que van a ser atribuidas personalmente a nosotros mismos, nos sentimos más presionados para lograr la perfección y eso corta
las alas a nuestra creatividad. En cambio, cuando el trabajo va a ser atribuido a otra persona, estamos más proclives a asumir riesgos de naturaleza creativa.
2. Comenzar haciendo un esbozo
Enfrentarse a una página en blanco puede resultar intimidante. En este sentido una buena idea para despojarse de eventuales miedos es hincar el diente a los proyectos que tenemos por delante comenzando por lo más fácil: un simple esbozo. Una vez tenemos un bosquejo sobre la mesa (por muy simple que éste sea), la presión que sentimos terminará aflojándose y terminará liberando las ideas que estaban otrora atrapadas.
3. Trabajar cuando nos sintamos más creativos
La creatividad que hay alojada en lo más recóndito de nuestra mente se rige a menudo por horarios muy concretos (hay personas que son más creativas por la mañana temprano; otras son, en cambio, aves nocturnas y tienen a engendrar mejores ideas cuando se pone el sol). Conviene, por lo tanto, que estudiemos los patrones de nuestra propia creatividad y que desarrollemos tareas de índole creativa en aquellos momentos en que nuestra creatividad esté más predispuesta a la generación de ideas.
4. Alejarse del ordenador cuando sentimos nuestros chakras creativos completamente obstruidos
Cuando nuestra mente echa humo y no podemos dar más, es el momento de hacer una pausa y alejarse del ordenador. En lugar de buscar distracciones en internet, es mejor salir de la oficina y dar un breve paseo. Esta práctica dará fuelle a las ideas que luchan por abrirse paso en nuestra mente y aumentará nuestros niveles de motivación (al habernos alejado durante el tiempo del lugar donde se ha originado el bloqueo).
5. Dormir ocho horas
Cuando las fechas tope que nos han impuesto están a punto de vencer, puede resultar tentador quedarse hasta tarde en el trabajo y sacrificar horas de sueño para tenerlo todo listo y azuzar quizás nuestra creatividad. Sin embargo, lo cierto es que la vigilia y el cansancio son en realidad los peores enemigos de la creatividad. Para desperezarla, el truco más infalible es el sueño. La creatividad fluye con mucha mayor libertad cuando hemos descansado bien.
6. Tomar nota de las ideas creativas cuando éstas tienen a bien visitarnos
Las buenas ideas hacen acto de presencia en los momentos y en los lugares más inesperados: en el coche, en la cocina, durante un paseo o mientras caemos en los brazos de Morfeo. Aun así, e independientemente del momento y del lugar donde la creatividad tiene a bien tocarnos con su varita mágica, conviene anotar o grabar todas las ideas que nos vienen a la mente. Más tarde, debemos tomarnos la molestia de revisar tales ideas que, quizás convenientemente pulidas, puedan traducirse con el tiempo en proyectos sólidos.