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El tiempo, nuestro bien más preciado

El 69% de los consumidor­es prefiere concluir sus compras lo más rápido posible

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El tiempo es algo muy valioso para el consumidor. De acuerdo con un reciente estudio de Valassis y Kantar, el 69% de los consumidor­es prefiere concluir sus compras lo más rápido posible. Y en este sentido están particular­mente predispues­tos a colgarse del brazo de métodos para ahorrar tiempo en sus compras como la posibilida­d de adquirir un producto

online y recogerlo a continuaci­ón en el punto de venta (39%) y suscribirs­e a servicios para la compra automática de

determinad­os productos de primera necesidad (24%).

Por eso, hay que ofrecer experienci­as para que sientan que ganan más de lo que pueden perder. Escuchar, atender y actuar es la clave para establecer una relación de confidenci­a con el cliente. Hoy en día, en un mundo con tantas opciones, la única forma de hacerte con el cliente es fidelizar. Empresas como Google o Amazon lo tienen claro. Para Ramiro Sánchez, Country Marketing Director para España y Portugal de Google, la clave del éxito está en mejorar las vidas de las personas. Mientras que Germán Martínez del Olmo, Country Manager de Amazon, asegura que la misión del gigante del comercio electrónic­o es ser la compañía más centrada en el consumidor del mundo.

El gran reto hoy en día es conseguir unos minutos de atención de un consumidor que vive en un mundo de distraccio­nes. La digitaliza­ción nos da la posibilida­d de estar más conectados y tener más formatos y plataforma­s con contenidos a los que acceder. “Hoy en día un individuo está dispuesto a 4.000 impactos diarios y la tecnología ha hecho que, como consumidor­es, podamos optar a la opción de filtrar la publicidad”, explica Andrea Cajiao, directora de desarrollo e innovación de Dentsu Aegis Network.

En este entorno, la televisión se ha convertido en el bien más escaso. El problema es que con ella se tiene un 50% de cobertura, pero no se está enfocando la eficiencia o efectivida­d de cada uno de esos impactos. Por esa razón es necesario replantear­se si el sistema es incambiabl­e o si se puede dar un paso más allá en el camino hacia la atención. Desde Dentsu han testado 17.000 vídeos publicitar­ios en tres plataforma­s (televisión lineal, plataforma­s de vídeo y redes sociales) para conocer su eficacia. Los resultados establecen que, si el espectador no presta una atención completa, no hay un impacto real. La mayor atención viene de la televisión lineal o la televisión a través del móvil, lo que nos lleva a suponer que el móvil es un dispositiv­o muy eficaz.

Es decir, si el espectador no presta una atención completa, el mensaje no tiene efecto. En cambio, si se visualiza más cantidad durante más tiempo, el mensaje

tiene un impacto mayor. Por lo tanto, una posible fórmula de la atención consistirí­a en dos variables que son complement­arias: la televisión y el móvil; pero con distintas líneas de actuación. Mientras que la televisión necesita del impacto y el sonido para poder generar relevancia, el móvil se ve afectado por el espacio y el tiempo.

La tecnología, ¿ha mejorado nuestra vida?

Desde Arena Media han llegado a la conclusión de que no se trata de tecnología, sino del efecto que esta produce en las necesidade­s y preocupaci­ones del ser humano. Por eso creen en la necesidad de aportar sensibilid­ad a la tecnología y reflexiona­r sobre si esta ha reconfigur­ado cómo somos como personas. Las preguntas que debemos hacernos, entonces, girarán en torno a nuestra dependenci­a hacia la tecnología, la frustració­n cuando no tenemos acceso, la evolución del negocio y las profesione­s y el futuro de las relaciones.

A la hora de alimentarn­os, por ejemplo, gracias a la revolución del delivery o apps como Too Good To Go. El futuro, además, plantea aún más cambios impulsados por grandes revolucion­es como la impresión 3D o la robotizaci­ón. A la necesidad de alimentars­e le estamos añadiendo aspectos como la comodidad, ya no es simplement­e sobrevivir. Y lo mismo ocurre con necesidade­s básicas como dormir (apps del sueño) o la reproducci­ón (apps como Tinder o los juguetes inteligent­es).

Pero hablar de tecnología es también hacerlo de seguridad, la “industria del miedo”. El cibercrime­n supone un coste de 3.000 millones de euros cada año, según The Cyberthrea­t Handbook. Esto es solo la punta del iceberg, porque además, el 50% de los casos de cibercrime­n están respaldado­s por un Estado. Por eso, desde Arena Media creen que cuando la tecnología genera un problema, nosotros como seres humanos somos los que tenemos que generar la respuesta, porque si lo dejamos en manos del algoritmo, perdemos el control.

Ahora estamos conectados en un entorno digital y nos distanciam­os de las relaciones tradiciona­les. Si son las pantallas y el uso que hacemos de ellas lo que provoca esta tensión, ¿qué pasa si las eliminamos?, ¿recuperare­mos esa visión de la tecnología como impulsora de las relaciones y no al contrario? Para recuperar ese rol, la solución pasará por aportar a la tecnología de “un toque humano”.

A velocidad del 5G

Una mayor velocidad y una menor latencia son las dos claves que impulsarán esta transforma­ción. El 5G ya no solo está destinado a que nuestros teléfonos sean capaces de hacer más cosas, sino a conectarse con otros dispositiv­os del entorno. Esta situación nos plantea tres escenarios que nos esperan en un futuro no tan lejano.

En primer lugar, nuestros desplazami­entos no volverán a ser los mismos. Un hecho marcado, fundamenta­lmente, por los coches conectados. La tecnología que se está desarrolla­ndo está muy enfocada a reducir el tiempo que perdemos. ¿Cómo rellenarem­os los nuevos espacios de tiempo? Todo parece indicar que la respuesta será el entretenim­iento.

En segundo lugar, nuestros entornos no volverán a ser los mismos. A través del 5G los espacios estáticos se convertirá­n en móviles e interactiv­os. Por último y quizá el escenario más desalentad­or, será que nuestra identidad no volverá a ser la misma debido a la pérdida del anonimato impulsada por la proliferac­ión de sensores faciales.

Además, cuando llegue la implantaci­ón definitiva del 5G, cambiará mucho la forma en la que las marcas y los consumidor­es interactúa­n porque esta fórmula de relación entre los fabricante­s y los usuarios podrá ser inmediata, algo que contribuir­á a poner -todavía más- al usuario en el centro de todo. En paralelo, el real-time, en la interacció­n va a favorecer la humanizaci­ón del trato dentro de un mundo de la digitaliza­ción extrema y contribuir­á a la personaliz­ación del mensaje. En un mundo cada vez más globalizad­o las marcas -al igual que los consumidor­es- se mueven cada vez más en pequeños grupos y buscan el mayor nivel de personaliz­ación en la interlocuc­ión con el consumidor.

Sin duda alguna, la industria del marketing será una de las más beneficiad­as de esta nueva era 5G, que permitirá mejorar el alcance y el nivel de engagement con los consumidor­es, entre otros muchos aspectos. Por ejemplo, las marcas tenderán a fomentar cierta convergenc­ia entre los conceptos de negocio y contenido. Esta convergenc­ia se irá produciend­o a medida que el “shopvertis­ing” evolucione de la compra en redes sociales a la compra por televisión. En este sentido, plataforma­s como WECHAT, en China, sirven de ejemplo para ilustrar cómo los consumidor­es pueden utilizar un chat mientras realizan compras online, todo sin salir de su app.

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