Mas Alla Monografico (Connecor)

El misterio de los personajes bíblicos

- Texto José manuel García Bautista

la BIBLIA contiene en sus páginas la particular historia de personajes con un papel destacado en la misma, desde los profetas hasta los “Primeros Padres” o la SAGRADA Familia. estos son los que más llaman nuestra atención y también los que más preguntas nos plantean.

Moisés pasará a la Historia Bíblica como el libertador del pueblo judío del yugo egipcio, como el guía hacia la Tierra Prometida que murió sin gozar de ella, como el mensajero de Dios, como el profeta. Su importanci­a bíblica e histórica va más allá de la trascenden­cia humana para entrar en lo divino.

Moisés... un judío de origen incierto

La leyenda nos cuenta que Moisés fue depositado en una balsa o cesta de cañas en el Nilo, su ascendenci­a podía ser de alguien de notable influencia en la sociedad egipcia y decidieron desprender­se del bebé. Algunos estudiosos afirman que Moisés podría ser el faraón Amenofis IV, el llamado “faraón hereje”, que cambiaría su nombre al de Akhenatón, e impuso el culto a un solo Dios, Atón, desterrand­o toda la tradición de dioses de Egipto.

Moisés tuvo una estrecha relación con Dios y obró prodigios y milagros en su nombre. Además es el único ser humano que ve a Dios, en el monte Sinaí.

Según narra el Deuteronom­io, Moisés se dirigió al monte Nebo, con 835 m de altura, desde allí admiró la tierra prometida soñada por Isaac y Abraham, y después de haberla contemplad­o murió.

El misterio de la tumba de Moisés

En el mismo monte donde desapareci­ó, allí mismo, fue enterrado, pero nadie vio ni el cuerpo ni la tumba… Los problemas actuales de ubicar la tumba surgen cuando queremos ubicar el monte Nebo. Este se integra dentro del sistema montañoso del Abarim, siendo una de sus cumbres, pero aquel Nebo no tie - ne por qué ser el monte Nebo actual… Igual, con el paso del tiempo, su nombre ha variado, e incluso su ubicación.

Pero nos encontramo­s con una nueva sorpresa: entre India y Pakistán hay un monte que se llama Nebo y en ese lugar hay una tumba que los lugareños afirman que per tenece a Moisés…

En el libro “Hashmat-i-Kashmir” se dejó escrito: “Moisés llegó a Cachemira y la gente lo escuchó. Unos continuaro­n creyendo en él, otro no. Murió y fue enterrado aquí. La gente de Cachemira llama a su tumba ‘el santuario del Profeta del Libro’”.

Hasta allí el escritor hispano Andreas Faber Kaiser se trasladó para comprobar unas i nformacion­es acerca de una tumba que decían per tenecía a Jesús de Nazaret… Tal y como publicó en su polémica obra: “Jesús vivió y murió en Cachemira”. Pero allí también en- contró algo no planificad­o en su guión, tal vez en el guión divino…, y es que cerca de la tumba de ese “Jesús de Nazaret ” se encontraba la de ese otro “Moisés” – entre comillas por las dudas que presentan ambas y no por falta de respeto –. Como curiosidad: ambas están en la cima del monte Nebo asiático…

¿Quién fue el padre de Jesucristo?

Jesús de Nazaret nació de María, la madre virgen, por “obra y gracia del Espíritu Santo”, y desde entonces el problema del quién fue el padre biológico de Jesús no deja de generar debates y controvers­ias.

Según el Nuevo Testamento, descendía directamen­te de Yavé. Marcos comienza su Evangelio diciendo: “Principio de la buena no - ticia de Jesucristo, el hijo de Yavé” (Mc 1,1). Quizás haciéndose eco de que María no “ha-

bía conocido varón” y que los evangelist­as Mateo y Lucas se encargan de remarcar en sus tex tos que no “había mantenido relaciones conyugales con nadie” (Lc 1,34) y que dio a luz “sin que José hubiera mantenido relaciones con ella” (Mt 1,25).

En el Libro de la Natividad se dice que un ángel anuncia a los padres de la Virgen que dará a luz a un niño “sin unión con hombre alguno” (IV, 2) y que luego, en el Concilio de Toledo, año 40 0 d.C ., se dice: “Hombre verdadero engendrado sin la semilla de varón”.

Lucas también acentúa toda esta corriente escribiend­o en su Evangelio: “Tú eres el hijo de Yavé” (Lc 3,11). El endemoniad­o de Gerasa dice: “¡Déjame en paz, Jesús, hijo de Yavé, el Altísimo!” (5, 7). Y en el transcurso de la transfigur­ación de escuchó una voz que venía de una nube que decía: ‘Este es mi hijo, el queridísim­o. ¡Escuchadle!’” (9, 7).

Mateo en su parábola de los malvados viñadores indica: “Cuando al dueño (Yavé) de la viña ya solo le quedaba su hijo, su hijo queridísim­o, (pensó) a mi hijo le respetarán” (12, 6). Y a la pregunta del Sumo Sacerdote: “¿Eres tú el Mesías, el hijo de Yavé bendito?”, Jesús de Nazaret respondió: “Sí, lo soy” (14, 61 s).

Se llama “unión hierogámic­a” a aquella que se da entre un dios o ángel y una mujer humana. En l a Biblia hay ejemplos de ello, com el recogido en el capítulo 6 de Génesis, donde se habla de la unión sexual de los hijos de Yavé y las hijas de los hombres: “Vieron que eran guapas (…) y les daban hijos” (Gn 6, 2- 4). Igualmente de la unión hierogámic­a entre mujeres estériles como Sara (Gn 17, 15 s s), Rebeca (Gn 24, 21), la madre de Sansón (Juec 13, 2-5), de Samuel (Sam 1, 111 ss) y de Juan elBautista (Lc 1, 7 ss). Igualmente, los padres de la Virgen María parecían ser estériles, si atendemos a lo que nos dice el Libro sobre la Natividad de María: “De l a misma manera que ella nacerá de madre estéril, así, siendo virgen, engendrará a su vez al hijo del Altísimo” (III, 3).

A sí, para l os más religiosos, Jesús habría tenido un padre que lo engendró milagrosam­ente por el Espíritu Santo. Para otros su paternidad está más en entredicho quedando el enigma por resolver.

El nacimiento de Jesús en el Corán

¿Celebran los musulmanes el nacimiento de Jesús? La sorpresa es que sí, pues en el islamismo se respeta mucho la figura de Jesús de Nazaret. Y es que muchos de los personajes que aparecen en el Antiguo y Nuevo Testamento también tienen su espacio en el Corán, así Moisés, Juan el Bautista, Elías, Zacarías, Adán, Eva, o Jesucristo como profeta bíblico y su madre María.

A la Virgen María se la cita en el capítulo 19 del Corán y al nacimiento de Jesús, llama- do Issa: “Se quedó en cinta y se retiró con él a un lugar distante. Y los dolores del par to la llevaron junto al tronco de una palmera. Ella dijo: ‘¡Ojalá hubiera muer to y se me hubiera olvidado completame­nte antes esto!’. Pero él, por debajo de ella, la llamó: ‘¡No te aflijas! Tu Señor ha puesto a tus pies un arroyo. ¡Sacude hacia ti el tronco de la palmera, y esta hará caer sobre ti dátiles frescos y maduros! ¡Come, pues, bebe y sosiégate! Y si vieras a algún mor tal, dile: ‘He hecho voto de silencio Misericord­ioso. No hablaré, pues, hoy con hombre alguno’. Volvió con él (Jesús) a su gente llevándolo en brazos, y ellos dijeron: ‘¡María!, segurament­e has cometido algo sospechoso. ¡Hermana de Aarón!, tu padre no era un hombre malvado, ni tu madre una ramera’. Ella señaló al niño, pero ellos dijeron: ‘¿Cómo vamos a hablar a uno que aún está en la cuna, a un niño? ’. Dijo él: ‘Soy el sier vo de Dios, Dios me ha dado la Escritura y me ha hecho profeta. Me ha bendecido donde quiera que me encuentre y me ha ordenado hacer oración y ofrecer el Zakat mientras viva. Que sea bondadoso con mi madre. No me ha hecho arrogante ni desgraciad­o. La paz sea conmigo el día que nací, el día que muera y el día en que sea resucitado a la vida‘” (19:22 21).

Para los musulmanes Jesús nunca se proclamó como Hijo de Dios o Dios encarnado, en el capítulo 19 (o sura) del Corán dice: “Dicen: ‘El Misericord­ioso ha adoptado un Hijo’. Ciertament­e, Habéis proferido una terrible blasfemia. Los cielos casi se desgarren por ello, la tierra se abra y las montañas caigan demolidas porque ellos han atribuido al Misericord­io - so un hijo. No procede que el Misericord­ioso tenga un hijo y no hay nadie en los cielos ni en la tierra que no venga al Misericord­ioso sino como Su siervo” (19:88 91).

A María se la llama también Mariam y enriquece su vida en el Corán más que en la Biblia con detalles. Sobre Joaquín ( Imran) y Ana, abuelos de Jesús por vía materna, en sura tercero “La familia de Imran” dice: “Cuando la mujer de Imran dijo: ‘¡Señor!, te ofrezco un voto, lo que llevo en mi vientre consagrado a tu exclusivo ser vicio. ¡Acéptalo! Tú eres Quien todo l o oye, Quien todo l o sabe’. Y cuando dio a luz dijo: ‘¡Señor! Lo que he dado a luz es una hembra. Bien sabía Dios lo que había dado a luz, pero un varón no es lo mismo que una hembra. Le he puesto de nombre María, y la pongo, con su descendenc­ia, bajo tu pro - tección contra el maldito Satán’. Su Señor la acogió con mucho agrado, la hizo crecer con bondad y la confió a Zacarías. Siempre que Zacarías iba a verla al templo encontraba algún sustento junto a ella. María decía: ‘De Dios. Dios provee sin límite a quien Él quiere’” (sura 3:35 37).

Sobre el nacimiento de Jesús dice en el capítulo 2, o sura 2, versículo 87: “Y revelamos a Moisés el Libro, y después de él enviamos Mensajeros, y concedimos a Jesús, el hijo de María, pruebas evidentes y le for talecimos con el Espíritu Santo (el ángel Gabriel). ¿Es que cada vez que se os presentaba un Mensajero que no satisfacía vuestros deseos os ensoberbec­íais y desmentíai­s a unos, y a otros los matabais? ”.

Sobre su vida y sus milagros habla en la sura 5-110.

Jesús en el Corán es un profeta, respetado y venerado, lejos de otros radicalism­os ex tremistas que en la ac tualidad se viven en torno a las religiones y que solo muestran el desco - nocimiento de las mismas.

¿Tuvo Jesús esposa?

La noticia saltaba cuando se descubría un viejo legajo, un viejo papiro al que llamaron “el evangelio de la esposa de Jesús”. Sembró dudas por lo que podría significar y también por su presunta antigüedad.

Las dudas se van despejando e inicialmen­te se le ubicó entre los siglos VI al IX de nuestra era, para ello se basaron en la gramática y la caligrafía, la tinta y el soporte. El fragmento de papiro fue sometido a análisis y se descartó la falsificac­ión o su manipulaci­ón tras su confección (un ejemplo de ello podría ser que inicialmen­te el texto reproduce un comentario hecho por Jesucristo, dijera “la mujer” y alguien lo hubiera cambiado después por “mi esposa”). El contenido del documento, del papiro pudo haber sido compuesto originalme­nte entre los siglos II al IV.

Karen L . King, profesora en la Universida­d Har vard en Cambridge ( Massachuse­tts ,EE. UU.), llegó a la conclusión de que, teniendo en cuenta fac tores históricos y de contex to, el fragmento fue creado por cristianos de aquel tiempo, lo cual no demuestra que Jesucristo, como personaje histórico, hubiera estado casado aunque tampoco es algo descabella­do, pues los hombres de la época lo solían estar a esa edad en aquella tierra.

El trozo de papiro dice: “Jesús les dijo, mi esposa ”. Es por ello que es denominado como “el evangelio de la esposa de Jesús”. Al usar la denominaci­ón “evangelio” no quiere decir que se le dé estatus canónico como los evangelios of iciales de la Biblia solo es una forma de identif icarlo que, si es cier to, puede llevar a errores.

A f inales del año 2011, King recibió el fragmento de papiro de su dueño y en 2012 fue trasladado a Nueva York para que Roger Bagnall, direc tor del Instituto para el Estudio del Mundo Antiguo en l a Universida­d de Nueva York, lo analizara. Realizó un profundo estu- dio de l a caligrafía y otras carac terísticas, y demostraba que realmente era un fragmento muy antiguo.

El trozo de papiro tiene unas dimensione­s de 4 x 8 centímetro­s, su procedenci­a se la ubica en Egipto, ya que está escrito en copto, una suer te de idioma egipcio utilizado por los cristianos establecid­os en l a región en tiempos del Imperio Romano.

En el trozo de papiro Jesús habla en dos ocasiones de su madre, su esposa y una discípula femenina. En una de ellas se refiere como “María”, aquí los discípulos discuten si María puede tener su confianza o no, y Jesús dice: “Ella puede ser mi discípula”.

Se desconoce quién es el autor del fragmento y si hay otros fragmentos similares; del existente poco más se sabe salvo que eran cristianos.

El documento tiene su trascenden­cia pues, como i ndicaba l a doctora King, “podría dar un motivo para preguntars­e si acaso la aportación femenina en el grupo de Jesús y sus apóstoles fue mayor de lo creído, y hasta qué punto dogmas católicos como el celibato de sacerdotes y monjas y su exclusión del matrimonio tienen una base lo bastante sólida en la supuesta soltería de Jesucristo, quien además quizás valoraba el papel femenino en la Iglesia bastante más de lo que lo han valorado en siglos posteriore­s muchos altos cargos eclesiásti­cos”.

Puede ser un impor tante documento o, tal vez, un confuso documento que lleva a malinterpr­etaciones. Mientras se conoce un poco más sobre él solo queda seguir estudiando su historia y su contex to histórico para estar más cerca de la verdad.

¿Qué pasó con Judas Iscariote?

Su nombre era Judas Iscariote y pasará a la Historia como el apóstol traidor, aquel que vendió a Jesús de Nazaret a cambio de unas monedas. Para unos es un maldito, para otros un elegido, un brazo ejecutor de una profecía, de un destino cier to.

Judas Iscariote signif ica “Ish Keriot ”, “un hombre de Keriot ”, o “Queriot ” siendo una ciudad de Judá (Jos.15:21-25). Este era de Judea, mientras que sus compañeros seguidores de Cristo eran galileos.

Siendo un niño sus padres se trasladaro­n a Jericó, lugar donde se interesó por la obra de Juan el Bautista. Es por ello que Judas Iscariote sufrió la repudia de sus propios padres, al ser saduceos, y se unió a los discípulos de Juan.

De l os apóstoles él era el más culto, el único j udío, tenía una buena educación y era honrado. Pero no tenía bien claro lo que quería para él, para sí mismo, para su vida.

Como más destacado, a nivel cultural de los doce elegidos, es Andrés quien lo elige tesorero, cumpliendo bien esa labor hasta el momento de la traición del maestro.

Judas no pudo reprimir la avaricia, quizás los celos de Cristo, y lo vendió, indicó el lu - gar donde se encontrarí­a para ser arrestado por los soldados romanos. Tras ello recibió su “recompensa”, aunque cuenta la historia más legendaria que se arrepintió y oprimido por los remordimie­ntos se quitó la vida ahorcándos­e. Es el evangelist­a San Mateo quien indica: “He pecado, entregando a un hombre inocente ”. Pero ellos le contestaro­n: “Y a nosotros ¿qué nos impor ta? Eso es cosa tuya”.

Judas Iscariote devolvió l as 30 monedas de plata a los Sumos Sacerdotes y a los ancianos. Pero estos no lo aceptaron y tiraron las monedas en el Templo. Judas salió de él y se encaminó hacia lo que sería su final.

Las monedas quedaron en el suelo y los Sacerdotes mandaron recogerlas: “Este dinero está manchado de sangre. No podemos ponerlo en la alcancía de las ofrendas”. Tras ello adquiriero­n un terreno llamado el Campo

del Alfarero, para que sir viera de sepultura a los extranjero­s. En la actualidad ese lugar se llama Campo de Sangre (Mt 27,3-8).

En el Nuevo Testamento, en Los Hechos de los Apóstoles, se dice que los apóstoles buscaron a un sustituto para Judas y es Pedro quien destaca la penosa labor de Judas: “Hermanos, era necesario que se cumpliera l a Escritura, en la que el Espíritu Santo, por medio de David, había dicho ya acerca de Judas, que fue el guía de los que apresaron a Jesús. Pues Judas era uno de los nuestros, y obtuvo un puesto en este ministerio. Pero fue y compró una finca con el dinero que le pagaron por su maldad. Luego cayó de cabeza, se reventó por el medio y se derramaron todos sus intestinos. Cuando los habitantes de Jerusalén lo supieron, llamaron a aquella finca ‘Acéldama’, que en su lengua quiere decir Campo de Sangre” (Hch 1,16 -19).

Es curioso porque hay dos versiones diferentes del fin de Judas Iscariote: San Mateo habla de suicidio, pero en los Hechos de los Apóstoles se dice que sufrió un accidente cayendo por un barranco y muriendo.

Mientras que en el primer caso se dice que tiró las monedas en el Templo, en la segunda versión se habla que compró un terreno, sin que hubiera arrepentim­iento ni que devolviera las monedas, ese lugar es conocido como el Campo del Alfarero.

En opinión de San Mateo el nombre de “Campo de Sangre” haría referencia a la muer te de Jesucristo y, sin embargo, en l os Hechos, el nombre es indicativo de la muer te de Judas.

No faltan exper tos que han tratado de hacerlo coincidir diciendo que Judas se ahorcó de un árbol en lo alto de un barranco y que su cuerpo, una vez ahorcado cayó por el mismo quedando destrozado. En torno a ello se cumpliría la famosa cita de la infame muer te de aquellos que fueran contra el Señor: “El Señor se reirá

de ellos. Después se conver tirán en un cadáver infamante, objeto de oprobio eterno entre los muer tos. El Señor los precipitar­á de cabeza, sin que puedan hablar, los arrancará de sus cimientos, y serán completame­nte exterminad­os, quedarán sumidos en el dolor y desaparece­rá hasta su recuerdo”.

Es la pavorosa muerte que espera al pecador ensalzando que todo justo debe tener una sepultura digna y morir como Judas era una maldición.

Pero hay un fondo de leyenda en el relato de los Hechos de los Apóstoles sobre la muerte de Judas Iscariote que no sería más que la ejemplariz­ación de una muerte cruel y tremenda que se transmitía oralmente entre los primeros cristianos, elaborada sobre la base de una cita del Libro de la Sabiduría y que se le añadía el nombre sugerente de “Campo de Sangre”, por ser el terreno adquirido con las 30 monedas de la traición. Esto no sería más que un ejemplo de cómo Dios siempre cumple su misión divina y sus proyectos siempre triunfan castigando a los malos de espíritu y de corazón.

Sobre las profecías de Jesús se sabe el destino y cumplimien­to de San Pedro. San Marcos sobre l as realizadas en l a última cena habla sobre la negación de Pedro (Mc. 14,30) y otra sobre la traición de Judas (Mc. 14,18-21). Se da buena cuenta de la negación de Pedro (Mc. 14,66-72), pero no de lo que sucede con Judas del que Jesús dice: ”Más le valdría a ese hombre no haber nacido” (Mc. 14,21). Quizás porque Mateo quería que todos supieran lo que sucedió a Judas, y de ahí su interés en narrar su desastroso final, pues es el único que lo hace.

Hay cier tos paralelism­os entre Jesús de Nazaret y la vida de David. Este tenía un íntimo amigo que se llamaba Ajitófel, uno de sus más estrechos colaborado­res, los enemigos de David conspiraro­n contra él y compraron a Ajitófel que lo traicionó, sobre el f in de Ajitófel se dice: “Levantándo­se, se fue a su casa… y se ahorcó” (2 Samuel 17,23).

Judas sería Ajitófel, a quien Jesús l e con - fiaba todos los secretos del Reino (de los Cielos; Mt. 13,11); que era amigo íntimo de él y lo traicionó. L a traición fue precedida por el arrepentim­iento y se ahorcó, como Ajitófel.

Mateo, por tanto, establece la equivalenc­ia entre David y Jesús de Nazaret encarnando este al Mesías salvador.

A sí Judas Iscariote posiblemen­te murió ahorcado, víctima de sus propios remordimie­ntos y recuerdos del que fue su amigo y al que traicionó.

¿Qué ocurrió después de la muerte de Jesús?

Judas, el apóstol traidor, se considera uno de los marginados de la Historia. Vender a Jesús de Nazaret lo hizo acreedor de ser el pecador más grande de todos los tiempos y su nombre maldito.

En el evangelio de Lucas (22:21-22) se dice: “Mas, he aquí la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. Y a la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinad­o; pero ¡ay de aquel hombre por quien Él es entregado! Déjame contarte un poco sobre lo que la Biblia dice acerca de Judas: Él fue elegido personalme­nte por Jesús para que fuera apóstol. Pasó tres años y medio viajando con Jesús. Él fue testigo de todos los milagros de Cristo. Fue testigo de cómo Cristo sanó a los enfermos, resucitó a los muer tos y expulsó demonios”.

Judas era el tesorero y vivió l os mismos momentos junto a Jesús de Nazaret que los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, para todos era una persona de confianza y nadie sospe - chaba que sería el que traicionar­ía a Jesús. Vendió al Maestro por 30 monedas de plata y sintiendo remordimie­nto de lo que había hecho se suicidó.

Pero Judas, ¿dónde merecería estar? ¿En el cielo, en el infierno? No es el único discípulo que cometió errores, el mismo Pedro negó conocer a Jesús de Nazaret por tres ocasiones. Uno se suicidó, y el otro se convirtió en la cabeza de la predicació­n tras la muerte del Maestro. Si bien es cierto que son dos casos diferentes. Sin embargo, hay quien quiere ver que Judas tenía esa misión y que fue permitida por Jesús, pues sabía que era pieza insustitui­ble y de trabajo ingrato por la decisión que le correspond­ió tomar a cambio de 30 monedas.

Así las cosas recientes encuestas espontánea­s en internet ubican a Judas en el infierno y a Pedro en el Cielo, creyentes son los que en su mayoría se han mostrado partidario a participar en la misma con si fuera un juego del que ha salido mal parado el apóstol traidor.

Estos son solo algunos de los personajes relevantes, y destacados, de l a Biblia, tanto del Antiguo Testamento (Moisés) como el Nuevo Testamento o los Evangelios y que conforman solo algunos de los misterios que nos han planteado mil preguntas, en alguna ocasión, en torno a ellos y que lo seguirán haciendo en un futuro pues el secreto está contenido en sus propias y, a veces, quiméricas biografías.

 ?? Junto a estas líneas, el beso de Judas Iscariote. A la derecha, el Monte de Sangre. ?? es curioso porque hay dos versiones diferentes del fin de judas iscariote: san Mateo habla de suicidio, pero en los hechos de los apóstoles se dice que sufrió un accidente cayendo por
un barranco y muriendo.
Junto a estas líneas, el beso de Judas Iscariote. A la derecha, el Monte de Sangre. es curioso porque hay dos versiones diferentes del fin de judas iscariote: san Mateo habla de suicidio, pero en los hechos de los apóstoles se dice que sufrió un accidente cayendo por un barranco y muriendo.
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El evangelio de la esposa de Jesús.
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documento.
María Magdalena. un viejo papiro, conocido como “el evangelio de la esposa de jesús”, sembró dudas sobre si cristo pudo realmente haber tenido mujer debido a la presunta antigüedad de este documento.
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Mont, París. ??
Visita de la Santísima Virgen María, Iglesia de Saint Etienne du Mont, París.
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los hijos de Yavé y las hijas de los hombres.
Moisés salvado de las aguas. Rijckere. se llama “unión hierogámic­a” a aquella que se da entre un dios o ángel y una mujer humana. en la Biblia hay ejemplos de ello, como el recogido en el capítulo 6 del génesis, que se habla de la unión sexual de los hijos de Yavé y las hijas de los hombres.
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