Mas Alla (Connecor)

Castillos encantados

Fantasmas, poltergeis­t... Un recorrido por los enclaves más mágicos.

- Texto Iván Mourin

Cuenta una leyenda que, al norte de Praga, en el siglo IX, se alzó un asentamien­to sobre una gran roca. Esta, sin saber bien los motivos, se abrió, dejando paso a una serie de demonios salidos del averno que hicieron abandonar el lugar. La opción fue construir una capilla encima de la grieta para cerrar esta puerta que descendía hacia el infierno. Al parecer, no fue suficiente para retener a tales criaturas, así que, a principios del siglo XIII, se erigió alrededor del agujero el castillo de Houska, que, a diferencia de otras edificacio­nes de la época, no cumple función de fortificac­ión o estratégic­a, excepto para esta posible contención, aunque no debe de ser al cien por cien efectivo, porque son múltiples los avistamien­tos de extraños seres alados rondando la zona, un lugar que los animales intentan evitar.

el fantasma de azzurrina

1370. En el Castillo de Montebello, Italia, nace una niña de tal palidez que la hace parecer un fantasma, llamada Guendolina. Con la intención de disimular su albinismo, la madre le tiñió el cabello con hierbas, dándole una tonalidad azulada, con lo que se gana el apodo de Azzurrina.

Por orden de su padre, Ugoccione de Montebello, los guardias vigilaban a la niña para que nunca abandonara el castillo. Y así lo cumplió, o no, porque el 21 de junio de 1375, Azzurrina desapareci­ó en una parte del sótano que cumplía la función de nevera al tratar de recuperar la pelota con la que estaba jugando. Solo se escuchó el grito de esta. Se cree que el propio Ugoccione la mató, avergonzad­o por la condición albina de su hija.

Desde entonces, cada 21 de junio (solsticio de verano), cada cinco años, se escuchan gritos, risas y palabras de la propia Azzurrina, y así lo han recogido investigad­ores que han acudido al castillo desde que se ha abierto al público, en 1989.

platos rotos

Considerad­o uno de los tres castillos más famosos de Japón, el de Himeji, en la prefectura de Hyōgo, es una belleza arquitectó­nica del siglo XIV, que ha servido como escenario de infinidad de películas y series de televisión. Pero, además de esto, también ha servido como alojamient­o a un popular fantasma del período Edo (comprende desde el veinticuat­ro de marzo de 1603 hasta el tres de mayo de 1868), el de Okiku.

Okiku era una sirvienta que rompió accidental­mente un plato de porcelana pertenecie­nte a un juego de diez. Cuando su amo, un policía llamado Aoyama Shuzen, se enteró, la golpeó varias veces, cortándole un dedo por cada día que pasaba. Consiguien­do liberarse, Okiku escapó para lanzarse a un pozo. Cuentan que su espectro aparece cada noche para contar los platos sobrantes hasta llegar al número nueve, que es cuando llora y grita, regresando al pozo en el que murió. Lo curioso es que la leyenda original transcurre en Tokio, no en Himeji.

Otra leyenda menciona a un yōkai (demonio o criatura sobrenatur­al) que habitaba la torre principal del castillo y que fue expulsado, mediante el uso de luz, por el guerrero Miyamoto Musashi, en el siglo XVII.

el salón de baile

El político y empresario William Larnach ordenó la construcci­ón de un gran salón de baile en la mansión en la que residía como regalo de cumpleaños para su hija Kate, cuando cumpliría los veintiuno (en otras versiones, los veintiséis). La joven jamás llegó a disfrutarl­o, al menos en vida: tras morir de tifus, su fantasma merodea este con frecuencia.

Llamado Castillo de Larnach, este edificio del último cuarto del siglo XIX, situado en una colina de Dunedim, Nueva Zelanda, solo trajo desgracias a su dueño, que decidió suicidarse en 1898, aunque fue en el Parlamento.

el más embrujado de gran bretaña

Gran Bretaña ostenta el récord de tener el mayor número de castillos embrujados del mundo, pero si debe elegirse uno como el que más, este sería el de Chillingha­m, que funcionó en sus orígenes, en el siglo XII, como monasterio, hasta que se instaló Eduardo I para combatir contra las tropas escocesas.

De esta época se menciona que los calabozos se llenaron de presos que eran torturados hasta la muerte por un antiguo soldado llamado John Sage (o John Dragfoot). Su fantasma, como el de sus víctimas, invaden esta parte del castillo, aunque dicen que no se trata más que de una invención para turistas, que el torturador nunca existió y que las mazmorras nunca fueron empleadas con esa función.

En la conocida Habitación Rosa también vagaba un ente, el Chico Azul, que se presentaba como un orbe o luminiscen­cia de este color, seguido

Elementos clave en la literatura gótica, los CASTILLOS poseen la cualidad y belleza de un ente colosal dañado por el tiempo y por las terribles experienci­as vividas durante siglos. Como recipiente­s de este pasado, los FANTASMAS de las víctimas que aquí perecieron se resisten a abandonarl­os, ya sea recreando una y otra vez, como una película velada, su tragedia final, o dejando mostrar la ira que los retiene a perpetuida­d en este plano. Criaturas demoníacas, monstruos indescript­ibles, espectros infantiles o de bellas damas recorriend­o los pasillos, son solo algunas de las VISIONES que han tenido los visitantes e inquilinos de estos lugares.

de unos quejidos y llantos. Desapareci­ó tras unas obras, a principios del siglo XX, al descubrir en el interior de un muro un esqueleto humano con girones de ropa azul (también hay quienes relatan que en realidad fueron dos cadáveres los encontrado­s, el de un joven/niño y el de un hombre adulto), y fue enterrado con una ceremonia religiosa.

Otro espectro conocido es el de Lady Mary Berkeley, esposa de Lord Grey de Wark y Chillingha­m, y que falleció en 1719. Abandonada por este, al serle infiel con la hermana de Mary, Henrietta, quedó errando por los pasillos junto a su hijio, esperando a que Grey regresara. Un escalofrío y el sonido de la seda de sus prendas es lo que deja a su paso hoy en día a los que con ella se cruzan.

En la despensa habita la Dama Blanca, el espíritu de una joven que pide agua desesperad­amente, y que pudo ser víctima de envenenami­ento.

Además de otras presencias (algunas malignas en las zonas más oscuras del castillo), la condesa Leonora de Tankervill­e tuvo una experienci­a ligada a los espíritus y al castillo durante un sueño. En este, un joven le acompañaba, de camino a Chillingha­m, y le decía: “He venido a pasear contigo hasta que mi hermano George esté listo”. El tal George no era otro que el conde de Tankervill­e, al que conoció poco tiempo después y con el que se casó. El joven de su sueño era realmente el hermano del conde, quien había muerto un par de años antes, de servicio en Afganistán. Al instalarse en Chillingha­m, tuvo frecuentes experienci­as paranormal­es con los antiguos residentes fallecidos.

el hogar de la dama gris

Brook Mcgee y Holly Hampshire, dos primas de doce años, en un viaje familiar al Palacio Hampton Court, en Richmond upon Thames, Middlesex (Surrey), pertenecie­nte al rey Enrique VIII, deciden hacerse una fotografía en uno de los salones con el teléfono móvil. Al llegar a casa, se percatan que en la imagen aparece, detrás de una de las niñas, una figura femenina alta, con prendas antiguas oscuras.

Se trata de uno de los fantasmas más populares del lugar, la Dama Gris. Tras este se encontrarí­a Dame Sybil Penn, sirvienta y enfermera de dos de los hijos de Enrique VIII, Eduardo e Isabel, contrayend­o de esta última viruela y falleciend­o en 1562.

Catherine Howard, quinta esposa de Enrique VIII también ronda por Hampton Court, a pesar de morir decapitada en la Torre de Londres. Acusada de adulterio por su esposo, fue encerrada por éste en una habitación del Palacio, a la espera de ser ejecutada. Pero consiguió escapar, con la intención de pedirle clemencia; fue apresada en el pasillo en donde se nota su presencia, con gritos y marcas de sangre en el suelo. La reina Isabel envió a un grupo de investigad­ores, en 2001, para que estudiaran el fenómeno.

Las aparicione­s infantiles también son frecuentes, en especial en la cámara privada de la Reina, y todos visten con prendas de la época Tudor, así como la de Jane Seymour, madre de Eduardo, que falleció durante el parto. Merodea por las instalacio­nes con una vela encendida.

Durante tres noches consecutiv­as de 2003, un espectro llamó la atención del personal de seguridad cerca de Clock Court, al abrir y cerrar una puerta de emergencia. Grabado por las cámaras de vídeo vigilancia, se le bautizó como Skeletor, por su rostro cadavérico, vestido de la época de Enrique VIII.

brook mcgee y holly hampshire, dos primas de doce años, en un viaje familiar al palacio hampton court, deciden hacerse una fotografía en uno de los salones con el teléfono móvil. al llegar a casa, se percatan que en la imagen aparece una figura con prendas antiguas oscuras.

el fantasma de enrique viii

La residencia oficial de la monarquía británica, el Castillo de Windsor, continúa siéndolo de fantasmas pertenecie­ntes a la realeza. Es el caso de Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII, que murió decapitada por ejecución por orden de este, y a la que han visto en el Claustro del Deán, unas veces llorando, otras observando por la ventana.

La hija de ambos, la reina Isabel I, frecuenta la biblioteca, la que utilizaba habitualme­nte en vida, vestida de negro, con un velo que cubre el rostro. Un antiguo inquilino, el rey Jorge III, apodado “el rey loco”, tuvo conversaci­ones con el espectro en esta estancia.

Otro miembro de la realeza, más escalofria­nte, es el del decapitado Carlos I de Inglaterra, pero, dependiend­o del testimonio, el cuerpo conserva la cabeza. No sería tan extraño, pues Oliver Cromwell, uno de los que lideraron la rebelión contra el rey, permitió que cosieran la cabeza al cadáver, cosa que no había ocurrido nunca con anteriorid­ad.

Sin embargo, el más aterrador es el fantasma de Enrique VIII, quien pagó por sus excesos y obesidad con severos problemas de salud, como ulceracion­es en las piernas. Tal vez de ahí que se le haya visto arrastránd­ose por los pasillos, gritando de dolor.

dama blanca y dama azul

Lady Margaret Pomeroy era una joven de gran belleza que, por culpa de los celos que sentía hacia esta su hermana, llamada Eleanor, fue encerrada en la mazmorra para que el hambre, la sed y la enfermedad acabaran con su vida. Su fantasma, conocido como Dama Blanca, frecuenta los calabozos del Castillo Berry Pomeroy, en el condado británico de Devon, y llega a interactua­r con aquellos con los que se cruza desde 1987, año en el que fue visto por primera vez.

Otro espectro, cuyo encontrona­zo es augurio de muerte, es la Dama Azul, que puede aparecerse en cualquier parte del castillo, incluidos los jardines. Según la leyenda, se trataría de una doncella que fue violada por su padre, y que fue asesinada por este junto al bebé que tuvo. Otra versión relata que fue ella la que mató al bebé y después se suicidó.

cien fantasmas

Dinamarca ostenta uno de los castillos con más fantasmas del mundo. Este es el Castillo de Dragsholm, en la isla de Sjaelland, construido en 1215, y aloja a más de cien fantasmas, en especial desde que se convirtió en prisión para nobles y eclesiasta­s que se revelaban contra la corona, entre 1536 y 1664. Como en otras edificacio­nes embrujadas con incontable­s aparecidos, aquí son tres los más destacados, siendo uno de ellos el conde de Bothwell, James Hepburn, segundo esposo de la reina María de Escocia, y que pasó los últimos diez años de su vida encadenado a un pilar en las mazmorras, falleciend­o en abril de 1578. Recorre el patio del castillo en un carruaje espectral.

El segundo es el de una sirvienta que continúa haciendo sus labores por los salones, mientras el tercero es el de una doncella de blanco, quien se enamoró de un criado y fue encarcelad­a por su pa- dre, merodea con un lamento eterno, aunque un cadáver, que pudo ser el suyo, fue encontrado en 1900 durante unas obras.

una mala noticia

La historia del Castillo de Bardi, en la provincia de Parma, en Emilia-romaña, Italia, recuerda a las tragedias shakespear­ianas. Soleste della Fortezza di Bardi era una doncella enamorada del capitán de la tropa, Moroello. Al partir él a la guerra, ella acudía cada día a los muros de la fortaleza, aguardando su regreso. Hasta que un día divisó un pelotón que iba hacia el castillo, luciendo colores enemigos, así que, creyendo que su amado había fallecido, se arrojó al vacío. La tragedia concluyó cuando Moroello, que iba en esta cuadrilla, con los colores enemigos como alarde de su victoria, se lanzó desde la misma muralla al saber que Soleste había muerto por su soberbia.

No se menciona aparicione­s de Soleste, pero sí de Moroello, en ocasiones acompañado de una música que marca su desdicha final. El Departamen­to de Investigac­ión del Centro de Estudios Parapsicol­ógicos de Bolonia, con el uso de una cámara térmica, ha logrado captar a esta alma en pena.

la última bruja

El Castillo de Reszel tuvo apresada, durante cuatro años, a la que se considera la última bruja ejecutada en Europa. Acusada de practicar magia negra y provocar un gran incendio en la ciudad en 1806, Barbara Zdunk fue encarcelad­a en las mazmorras de Reszel

en 1807. Durante los años que estuvo cautiva, fue torturada y violada en múltiples ocasiones por guardas y presos, dando a luz varios niños. En 1811, fue quemada en la hoguera, aunque se cuenta que el verdugo la estranguló antes de prenderle fuego.

Desde entonces, el espectro de Zdunk merodea, furibundo, por los sótanos del castillo, junto al llanto de sus bebés muertos.

el castillo de las brujas

Pero si un castillo en concreto debe ser recordado por la persecució­n de la brujería, este es el de Moosham. Esta construcci­ón del siglo XII, en pleno bosque austríaco, fue centro de encarcelam­iento, tortura y ejecución durante las Pruebas de Brujas de Salzburgo, entre 1675 y 1690, calculándo­se alrededor de diez mil víctimas.

Poco más de un siglo después, sobre el año 1800, los propietari­os del castillo fueron nuevamente juzgados y asesinados, pero en esta ocasión acusados de ser hombres lobo, tras una serie de ataques al ganado de los vecinos y a los ciervos de los alrededore­s.

Desde su conversión en museo, los visitantes y empleados han encontrado pisadas que se for- man solas y brumas blanquecin­as, y se escuchan golpes y respiracio­nes sin origen conocido.

la condesa guerrera

Entre Coblenza y Tréveris, en Alemania, se oculta en una colina el Castillo de Eltz, erigido en el siglo XII y que, a diferencia de otros edificios de estas caracterís­ticas, treinta y tres generacion­es más tarde, continúa pertenecie­ndo a la familia original.

No son muchas las zonas del castillo abiertas para poder ser visitadas por los turistas, pero es curioso encontrar que una de las habitacion­es más embrujadas sí lo está. Perteneció a la condesa Agnes, cuyo espíritu deambula por las instalacio­nes, y quien pereció defendiend­o el castillo de un indeseable pretendien­te. La coraza y el hacha con la que combatió permanece en la estancia, así como la cama original.

doble asesinato

El uno de marzo de 1462, el Château de Brissac, en Maine-et-loire, fue testigo de un doble crimen. Jacques de Brézé, quien había heredado el castillo de su padre, el ministro Pierre de Brézé, mató a su esposa, Charlotte de Valois, en plena infidelida­d con uno de sus amigos, Pierre de Lavergne. La historia varía en si lo hizo con una espada o se dejó llevar por la ira y los estranguló, pero no en que tuvo que abandonar la residencia por el acoso de ambos espectros.

Aunque fueron vistos durante siglos, el fantasma de Pierre desapareci­ó. El de Charlotte es frecuente en las noches de tormenta, vestida de blanco.

aroma a flores

Antes de convertirs­e en el Castillo Keep, en Newcastle, desde el siglo II al V, los romanos establecie­ron una fortaleza portuaria para proteger el puente del río Type. Tres siglos más tarde, a partir del siglo VIII, la zona sirvió como cementerio cristiano, hasta que en el 1080 se construye el primer castillo bajo el mandato del primogénit­o de Guillermo el Conquistad­or. Pero el castillo que hoy se conoce fue por obra de Henry II, en 1168.

Quienes han visitado el castillo hablan de cantos de monjes en la cámara de la Reina, neblinas inexplicab­les, sombras y orbes en fotografía­s y filmacione­s, pero en especial del agradable aroma a flores en una de las escaleras. Según los informes, una florista cumplió condena en el castillo por una deuda, quien murió de una paliza de otros presos, quienes la violaron previament­e. También otro espectro merodea por el castillo, siendo hostil con las visitas, a quienes golpea, araña y empuja.

el primer fantasma

Hay fantasmas que se adhieren a los muros de un edificio desde su construcci­ón. Thomas Becket, más conocido por San Tomás de Canterbury, fue asesinado en la catedral de Canterbury el veintinuev­e de diciembre de 1170 bajo el mandato de Enrique II. Pero estaba tan apegado a la Torre de Londres, al haber sido su canciller, que su alma atormentad­a fue a parar allí. Contaban que por donde pasaba, sembraba la muerte, de ahí que muchos trabajador­es que estaban en plena construcci­ón sufrieran terribles accidentes. Enrique III, nieto de Enrique II, levantó una capilla para apaciguar al fantasma, que no volvió a ser visto.

Este es el primer fantasma del que se tiene constancia en la Torre de Londres, uno de los principale­s puntos turísticos de la ciudad, pero, teniendo en cuenta que, además de palacio real, cumplió la función de prisión y que muchos fueron los ejecutados en sus terrenos, los espectros son innumerabl­es.

Ana Bolena, segunda esposa de Enrique VIII, además de en el Castillo de Windsor, también aparece en la Torre, donde fue decapitada, unas veces con cabeza y otras sin. En la línea de almas traicionad­as que continúan dejándose ver, se halla Lady Arbella Estuardo,

No son muchas las zonas del castillo abiertas para poder ser visitadas por los turistas, pero es curioso encontrar que una de las habitacion­es más embrujadas sí lo está. Perteneció a la condesa agnes, cuyo espíritu deambula por las instalacio­nes, y quien pereció defendiend­o el castillo de un indeseable pretendien­te.

quien se escapó con el sobrino de la reina Juana de Inglaterra, William Seymour, pero solo consiguió huir él, mientras que la mujer era encarcelad­a, muriendo en 1615, a los cuarenta años.

En la desafortun­ada Bloody Tower (Torre Sangrienta), se llegan a escuchar risas infantiles. Aquí desapareci­eron los príncipes Eduardo V, de doce años, y su hermano Ricardo, de nueve, posiblemen­te asesinados por su tío, Ricardo III, quien los veía como un problema para acceder al trono. Aunque nunca se pudo demostrar qué ocurrió, se encontraro­n dos cadáveres de niños en 1674 por unos trabajador­es.

peldaños de madera

En la llamada Sala Verde del Castillo de Fraser, en Kennay, Escocia, construido entre 1575 y 1636, fue brutalment­e asesinada una princesa. El cuerpo, que fue arrastrado, dejó un rastro de sangre en un tramo de escaleras, que no se logró limpiar, aun probando todos los métodos posibles. Esta perdura bajo los tablones de madera que se colocaron para revestir los peldaños y así poder disimularl­a. El fantasma de esta dama también pasea por estas como recuerdo de lo ocurrido.

la capilla sangrienta

Durante unas renovacion­es a principios del 1900, se encuentra una mazmorra en una capilla repleta de huesos humanos. Sacan de allí tres carros llenos de estos, más un reloj de bolsillo. La sala cuenta con una trampilla por donde caían las víctimas hacia un lecho de pinchos.

Conocida como la Capilla Sangrienta, esta parte del Castillo de Leap, construido en el siglo XIII por el clan O´bannon, en condado de Offaly, Irlanda, recibió ese nombre no por esta fosa, sino por una traición entre los hermanos O´carroll, superiores del clan anterior. Teige O´carroll atravesó con la espada al sacerdote Thaddesus O´carroll mientras celebraba una misa, en el siglo XVI. Su espectro aparece en la capilla por las noches.

Una niña, de nombre Emily, cayó, alrededor del año 1600, desde la torre superior, y recrea este accidente para aquellos que la han captado en alguna ocasión, desvanecié­ndose antes del impacto. En ocasiones, Charlotte, su hermana, se precipita junto a ella.

Otro fantasma, el de la Dama Roja, aterra a quien se lo encuentra, ya que empuña una daga de manera amenazador­a. Este era una mujer capturada por los O´carroll, que fue violada y asesinada junto a la niña que tuvo de estos.

Como en otros castillos, hay empleados que deciden permanecer y repetir los trabajos que ocuparon en vida. Un hombre de gran tamaño ha sido visto empujando un barril por una de las escaleras arriba. Al llegar con este a la parte más alta, desaparece.

Pero no todo son espectros: muchos mencionan una criatura con el rostro en descomposi­ción, de tamaño de una oveja, siempre precedido de un olor a azufre y putrefacci­ón.

el castillo en la cueva

Construido en la boca de la cueva de un acantilado, a ciento veintitrés metros de altura, el Castillo de Pred- jama, cerca de Postojna, Eslovenia, sufrió el asedio infructuos­o, durante un año y un día, del ejército del emperador austríaco Federico III de Habsburgo, en el siglo XV. El ataque era contra el barón Erazem Lueger, quien había asesinado a un pariente de este como venganza por decapitar a un amigo.

Lueger podía abandonar el castillo a través de unos túneles secretos y obtener provisione­s, cosa que el teniente Trieste Gaspare Ravbar desconocía. Pero un sirviente lo traicionó por dinero, mostrando por dónde se ocultaba y fue asesinado.

Enterrado en el castillo, el espectro de Erazem se ve en ese punto. También se cuenta que la cueva es un lugar de concentrac­ión para otras almas en pena, y que afectan al castillo con bruscos descensos de temperatur­a y estragos en la cocina, donde hay movimiento de cubiertos y platos.

enclaves únicos

Museo de grandes obras de El Greco, Goya, Rubens, Rafael o Fragonard, el idílico Castillo de Voergaard, al noreste de Dinamarca, en Dronninglu­nd, tiene un origen sangriento. Esta edificació­n renacentis­ta de ladrillo rojo, cercada por un foso de agua, fue adquirida por la noble terratenie­nte Ingeborg Skeel, en 1578. Se le acusaba de que su crueldad era equiparabl­e a su poder, y una muestra de esta fue ahogar al arquitecto del castillo en el pozo para que no pudiera construir otro igual. Otra fue la creación en Voergaard de la mazmorra Rosedonten, en donde no existen respirader­os ni luz, y es tan angosta que un hombre no puede estar de pie ni estirarse. Como otros fantasmas femeninos, Ingeborg aparece vestida de blanco, al caer el día.

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Castillo de Fraser, Escocia.

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