Mas Alla (Connecor)

Casos osn osnisni en España

Los episodios más impactante­s y sus testigos.

- Texto David Cuevas

Aunque menos conocidos que los fenómenos OVNI, en nuestro país existen numerosos testigos que afirman haber visto con sus propios ojos cómo extraños PLATILLOS VOLANTES surgían o se adentraban en las profundida­des del mar. Son los llamados episodios OSNI, y estos son los más llamativos ocurridos en España.

¿No i dentificad­os que sobrevuela­n pantanos, océanos o mares, que salen y entran en el agua como si tal cosa? ¿ Es esto posible? Lo desconocem­os a ciencia cierta, pero de l o que no cabe duda es de que dispone de su propia catalogaci­ón. Se trata de OSNIS: Objetos Submarinos No Identifica­dos. Veamos algunos casos españoles.

El primero de ellos surgió cuando seguía la pista, junto con mi compañero Juanjo Sánchez- Oro, de un caso acaecido hace casi cincuenta años que, de hecho, aparecía reflejado en un expediente OVNIS desclasifi­cado por el Ejército del Aire español. En Sacedón (Guadalajar­a), algo extraño se vio y no solo en sus cielos, sino sobrevolan­do y sumergiénd­ose en sus pantanos y embalses.

Al llegar allí para recabar informació­n sobre lo avistado aquel 8 de febrero de 1969, nos encontramo­s con que muchos de sus habitantes recordaban el hecho si no a la perfección, sí con ciertos detalles significat­ivos. O eso creíamos en un principio… Uno de l os vecinos nos contaba: “La historia es que subía en taxi de un viaje y se deslumbró con un resplandor que se l e venía encima. Y el hombre se asustó. Estuvo acobardado”. Otro de l os residentes nos contaba cómo “venían de

Bolarque ( Guadalajar­a) él y su mujer, y al ir por la carretera vieron cómo una luz grande salía del pantano y poco después volvió a sumergirse en el agua”. Otro vecino apuntaba aún más alto: “Al pasar por l a presa de Buendía ( Cuenca), vieron un aparato o una cosa. Un platillo volante que se metió en el agua”. ¿ Se referían l os vecinos al caso que nos atañe o a otro caso inédito? Al no quedar reflejado el nombre del testigo en el expediente desclasifi­cado, nos es difícil saberlo. De hecho, hasta ese momento nadie supo decirnos a quién podíamos dirigirnos para encontrar más datos de primera mano, pero helo aquí que otro de l os habitantes de Sacedón nos confesaba algo que nos sería de gran ayuda, y es que, según este, el testigo principal: “Venía de l as f i estas de Bolarque con mi tía y en el pantano vieron salir una bola. Una cosa que no era normal. Un ovni”. Tras mucho insistir, nos facilitó l a dirección de Visitación Notario, su tía, hoy viuda, con la que mantuvimos una conversaci­ón de l o más interesant­e.

testigos directos

Visitación Notario, a quien pudimos entrevista­r a la entrada de su domicilio, viajaba en el coche a f inales de l os sesenta junto a su cónyuge rumbo a Sacedón. “Íbamos en el coche mi marido y yo, y vimos caer del cielo una cosa muy grande, como un sol, que cayó al otro l ado del pantano. Entonces l a esfera l o sobrevoló y vimos reflejarse el agua en ese chisme grande y redondo que empezó a dar vueltas sobre sí mismo emitiendo una especie de zumbido para, f i nalmente, colarse en el agua. Que digo yo, qué cosa más rara, ¿no? ¿Cómo i ba a colarse esa cosa en el agua? ¿Tanta profundida­d hay ahí?”, nos preguntaba a nosotros Visitación. Pero el incidente no quedó ahí, ya que, según nuestra testigo: “Subimos a mi casa en Sacedón y mis tres hijas estaban allí. De modo que mi marido l es contó a l as chicas l o que habíamos observado”. El caso es que este las animó a volver al sitio de autos para que ellas mismas contemplar­an tan extraño fenómeno, pero se l es pincharon l as ruedas del coche. “Yo me alegré, pues aquello me daba muchísimo miedo”, concluía Visitación.

“aquello no era de este mundo”

Pedro López, vecino también de Sacedón, nos narró uno de l os más intensos testimonio­s OVNI, hasta entonces inédito, que servidor ha recogido j amás. “Una noche, sobre l as doce, viniendo de Alcocer hacia mi casa, circulaba por l a carretera antigua N- 320 en l a que había un montón de curvas, y vi una

PEDRO LÓPEZ, vecino de Sacedón, nos narró uno de los más intensos testimonio­s OVNI, hasta entonces inédito, que un servidor había recogido jamás.

esfera de luz blanca amarillent­a muy grande en el campo”. En primera instancia, Pedro pensó que se trataba de un tractor trabajando ya que era verano: “Iba mirando cuando vi que esa luz se elevaba y empezaba a hacerse más grande hasta que ¡se vino hacia mí! Pensé que era un helicópter­o, pero se puso encima del coche y me extrañó que no hiciera ruido alguno. Entonces, con cierta sangre fría, paré para mirar y observé debajo de l a luz como una especie de triángulo formado por tres l uces, cada una en un vértice – verde, azul y malva–. La verdad es que cogí un poco de miedo porque eso no era normal”. Y añade: “Entonces, más rápido que un rayo, el objeto desapareci­ó hacia l a presa de Buendía, en décimas de segundo”.

Pero la cosa no quedó en un avistamien­to aislado, sino que l os encuentros con l a extraña luz se repitieron durante un par de semanas. “Lo vi dos o tres veces más. Exactament­e l o mismo en cosa de quince o veinte días. Y yo veía que me estrellaba con el coche. Creía que me mataba, pues había momentos en l os que ya ni me f ijaba en l a carretera. Pensé que aquello me quería hacer algo”, explicaba el testigo. Pero l o más espectacul­ar estaba aún por llegar, ya que, según Pedro: “Había veces que l a l uz se ponía delante de mí haciendo l as curvas de l a carretera que yo hacía segundos después”. Es decir: aquel objeto se adelantaba a l os movimiento­s de nuestro protagonis­ta. “Un rayo era l ento comparado con aquello, que siempre salía disparado hacia l a presa de Buendía”, me contó, hasta en dos ocasiones, un excitado Pedro. Este, asustado, l o comentó en casa y con algunos amigos, pero tampoco l e dio demasiada difusión. Al poco tiempo, apareció en la prensa una noticia sobre misterios de ovnis en la zona del pantano de Entrepeñas y la presa de Buendía. Entonces se confirmaro­n sus sospechas, l as que aún mantiene ya que, para él, y aún hoy, “aquello no era de este mundo”.

los pibes, el osni y el atlántico

Más impresiona­nte aún, si cabe, es l o que me contó Luis, un oyente canario del programa Espacio en Blanco, quien se puso en contacto conmigo para narrarme su experienci­a. Y l o hizo en l os siguientes ( y li terales) términos: “De este suceso fui protagonis­ta directo junto a un buen número de muchachos, pibes, como se dice por estas tierras, con l os que nunca hablé de l o ocurrido y con l os que hace muchos años perdí todo contacto. Yo, Luis, tenía doce años y vivía en un barrio de Las Palmas de Gran Canaria situado en l a parte alta de l a ciudad, y en aquel entonces, febrero de 1976,

las zonas rústicas, edificadas bastantes años después, permitían desde determinad­as zonas tener una visión diáfana del océano. En uno de esos lugares privilegia­dos, balcones del Atlántico se podrían l l amar, jugábamos al fútbol unos cuantos pibes, diez o doce, en una pequeña plaza todos entre l os diez y l os trece años. Yo, que jugaba de portero, tenía el mar de frente y recuerdo que, aunque ya era de noche, sobre l as ocho, l a l una l l ena o en una fase muy cercana i luminaba el océano. Como decía, mi posición me permitió ser el primero en ver un gran objeto en el cielo, de aspecto circular, que l l amaba poderosame­nte l a atención por l as varias luces de colores que desprendía, girando sobre sí mismo y dirigiendo esas luces en todas direccione­s, rojas, verdes, azules, amarillas… No se escuchaba ruido alguno. Durante unos cuantos segundos estuvo suspendido a gran altura, tiempo en el que avisé a mis amigos y todos nos quedamos perplejos mirando el objeto sin apenas articul ar palabras, solo i nterjeccio­nes de asombro”. Prosigue su relato: “De repente, el objeto descendió en vertical hacia el mar, en el que se hundió, y se pudieron observar durante unos i nstantes l as luces por debajo del agua hasta que despareció en l a profundida­d del océano. Eso sí, a todos nos l l amó l a atención que no desplazará agua al entrar, que no chapoteara absolutame­nte nada, l o que nos pareció muy extraño debido a sus grandes dimensione­s, que l o hacían perfectame­nte visible desde l os varios kilómetros de distancia a l os que nos encontrába­mos nosotros. De hecho, la luz lunar i l uminaba con tanta claridad l a superficie del mar que se hubieran visto l os efectos de su entrada en el agua, como se apreciaban a l a perfección l as estelas de barcos al cruzar por aquellos días y horas, l as de costumbre para disputar nuestros partidillo­s por l a misma zona. Como te podrás imaginar, David, el asombro era generaliza­do. ‘¡¿Habéis visto eso…?!’. ‘¡Imposible que fuera un avión!’”.

Y añade: “En f i n, después de un buen rato comentando l o que habíamos visto, i ncluso con algún adulto que estaba por allí y también l o vio, nos disponíamo­s a volver a nuestro partido casi como obviando l o ocurrido, como si hubiese sido una i lusión pasajera, cuando un compañero gritó: ‘¡Ahí viene otra vez el aparato!’. Y así era, el objeto redondo se acercaba a l a superficie desde l as profundida­des con l a misma exhibición de l uces de colores hasta que salió del agua y, a una velocidad de vértigo en trayectori­a l i geramente curva, desapareci­ó en el Cosmos en apenas dos segundos. Recuerdo que nos quedamos todos un buen rato mirando al cielo y, en esta ocasión, nadie hizo comentario alguno. Tras bajar las cabezas nos miramos unos a otros en silencio y, sin mediar palabra, cada uno se fue para su casa. Yo se l o dije a mis padres, solo a mis padres. Ni siquiera al día siguiente en el colegio comenté nada, y tampoco l os demás testigos hablaron de ello. Como si l o ocurrido l a noche anterior no hubiera sucedido nunca. Jamás he visto nada l i geramente parecido, y hasta la fecha de hoy”.

Poco cabe añadir a l o expuesto por Luis. La espectacul­aridad de su relato habla por sí sola. Únicamente cabe añadir que volvemos a toparnos con algunos de esos “absurtipos”. El silencio, el agua que no se desplaza pese a que una gran masa entra ( y sale después) dentro de una superficie acuática (cosa del todo imposible, al menos desde las l eyes de la física conocida), la poca importanci­a que el conjunto de testigos acaba otorgando a l o que han visto, etc... Sumamos y seguimos.

que no se desplaza pese a que una gran masa entra dentro de una superficie acuática, la poca importanci­a que los testigos acaban otorgando a lo visto... Son las señas de identidad del fenómeno OSNI. el silencio, el agua

“¡el agua hirvió!”

La siguiente historia me llegó por el mismo procedimie­nto que la de Luis, en este caso por mediación de Eva Gómez Abad, quien me escribió un correo electrónic­o para narrarme l o que su madre había contemplad­o hacía unas tres décadas. Amablement­e me contó l o sucedido y tuve ocasión de entrevista­r directamen­te a su protagonis­ta, de nombre María Dolores Abad Coello y a cuyo testimonio daré paso: “Esto sucedió en julio de 1978 o 1979, en las fechas de la Virgen del Carmen, sobre l as dos de l a madrugada. Nos encontrába­mos en un apartament­o que tengo en Xeraco ( Valencia), entre Gandía y Cullera. Yo ya estaba acostada con mi marido. En l a casa también estaba un primo mío, ya fallecido, que solía quedarse l eyendo hasta tarde en l a terraza, que daba al mar. El caso es que esa noche se percató de algo extraño y nos despertó al resto de l a familia. ‘¡Un OVNI!’, nos dijo. Así que nos l evantamos, nos asomamos y vimos una esfera con forma de media luna de color amarillo, a una altura de cuatro pisos y en completo silencio. No era grande, se desplazaba muy despacio, como a tirones, y al pasar cerca de l a plaza, junto a unas f i ncas, se apagaron l as l uces de l as farolas. Total, que aquello se siguió desplazand­o a altura bastante baja sobre el agua del mar, quedándose totalmente parado durante unos cinco minutos. Y, de repente, vimos cómo de aquello salieron unos haces de l uz en forma divergente, en tono azul, y el agua del mar hirvió. ¡Hirvió! Nos quedamos impresiona­dísimos, y todo esto sin ruido alguno. Una vez ocurrido esto, se elevó y en completo silencio cogió una velocidad tremenda y salió disparado hacia Gandía y Denia. Me quedé realmente i mpresionad­a”.

No es para menos, añado. El “absurtipo” que nos atañe es nuevo, al menos en l o que a mi corto peregrinar tras los ovnis respecta. Agua hirviendo después de que aquella “media luna voladora” lanzase una suerte de rayos azules hacia un segmento del mar Mediterrán­eo. Y volvemos, de nuevo, a contemplar cómo la presencia de otro de estos ovnis termina apagando las farolas de toda una plaza. Ahí queda el sincero relato de M ª Mar, quien, junto con varios miembros de su familia, regresó a su cama a conciliar el sueño… o al menos a intentarlo.

y también suenan...

Y para cerrar el presente capítulo, expondré l o que a mi compañera Lourdes Gómez ya mí nos contó una amable señora, de nombre Encarni Reaza, durante el trascurso de unas

jornadas de misterio, en Cuenca, organizada­s por nuestros compañeros de Misterios en Viernes.

Ante nuestra grabadora, Encarni nos narraba l o siguiente: “Esto sucedió el 3 de mayo, no recuerdo bien si de 1992 o 1993. Acampamos tres días, durante l o que allí denominamo­s el puente de l a cruz, en el pantano de El Talave, en Hellín ( Albacete), varias familias, docenas de personas concentrad­as en una romería y preparando la cena al atardecer”. Tras l os antecedent­es de rigor, y al preguntarl­e sobre la anomalía en cuestión, l a testigo nos explicó l o siguiente: “En un momento dado hubo cierto revuelo, ya que muchas personas señalaban algo en el cielo sobre el pantano. Se escuchaba una especie de ruido metálico, entonces yo miré y pude ver cómo una esfera aplanada con forma de plato abombado. Brillaba muchísimo y desprendía un ruido realmente insoportab­le, como de metal rechinando. Estaba muy baja y me dio l a i mpresión de que había salido del agua, pues estuvo allí suspendida unos segundos y desapareci­ó de forma i nstantánea, en un segundo”.

¿Qué sería aquello? Lo desconozco, pero Encarni no fue la única en ver algo de semejante calado aquel día, pues según nos confesó: “Cuando volví, mi padre, que también residía en Hellín, me dijo que l e había pasado una cosa muy rara el mismo día que vimos aquello, solo que varios minutos después. Al anochecer, l os perros que tenían en el campo callaron al unísono y él vio, en el horizonte, algo muy parecido a l o que yo había visto pero de un color rojo o naranja oscuro y que hacía un ruido muy extraño. Se asustó. Mi padre no es nada miedoso y él comentó que aquello l e dio miedo”.

En esta ocasión, el “absurtipo” de marras no es otro que el desagradab­le chirrido que aquella cosa metálica desprendía, la cual, aunque no quede del todo claro, parecía salida del agua o, en todo caso, suspendida sobre el pantano de El Talave. Y quién sabe si en las inmediacio­nes de la casa de Encarni. Estos son solo algunos de l os numerosos casos de testimonio­s de presencia OSNI en nuestro país... Pero aún hay muchos más. Quién sabe si en la actualidad aún se producen...

en esta ocasión, el “absurtipo” no es otro que el desagradab­le chirrido que aquella cosa metálica desprendía, la cual parecía salir del agua o estar suspendida sobre el pantano de El Talave.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Arriba, lugar donde supuestame­nte tuvo lugar uno de los episodios OSNI de Saceón. Junto a estas líneas, presa de Buendía.
Arriba, lugar donde supuestame­nte tuvo lugar uno de los episodios OSNI de Saceón. Junto a estas líneas, presa de Buendía.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Vistas del océano, en las Palmas de Gran Canaria.
Vistas del océano, en las Palmas de Gran Canaria.
 ??  ??
 ??  ?? Pantano El Talave (Hellín, Albacete).
Pantano El Talave (Hellín, Albacete).

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain