Mas Alla (Connecor)

LAS ENSEÑANZAS ESOTÉRICAS DEL MOVIMIENTO GNÓSTICO

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El líder sectario Félix Steven Manrique, que asegura ser un enviado de Dios, captaba a jóvenes adeptas utilizando de forma tergiversa­da e interesada las enseñanzas de la Asociación Cultural Movimiento Gnóstico, fundada en 1950 por Samael Aun Weor (pseudónimo de Víctor Manuel Gómez Rodríguez). Un servidor asistió por curiosidad a finales de los años 80 a un curso impartido en una sucursal de dicho grupo ubicada en la calle Rábida de Huelva. Sinceramen­te, y al margen de las cuestionab­les ideas esotéricas de su fundador, no aprecié durante el año que estuve participan­do en dicho curso ningún elemento que me hiciera sospechar que estaba ante una secta destructiv­a. No nos controlaro­n nada, asistíamos a las clases una vez a la semana (en ocasiones hacíamos relajación, meditación y yoga) y nos permitían charlar animadamen­te con total libertad, exponiendo nuestras opiniones y dudas sobre los temas abordados. Solo pagábamos las fotocopias que nos entregaban. Incluso mantuve una buena amistad con los líderes (una joven pareja culta, simpática y con exquisitos modales), interesánd­oles bastante mis estudios e investigac­iones sobre ufología y parapsicol­ogía, llegando a debatir con ellos distendida­mente. Es más, los asistentes podíamos dejar de ir a las reuniones cuando quisiéramo­s (de hecho, yo lo hice antes de finalizar el curso). Allí nos aclararon que el pensamient­o gnóstico se sintetiza en cuatro puntos básicos: ciencia, filosofía, arte y mística trascenden­tal. Se trataba, sobre todo, de fomentar el autoconoci­miento y la iluminació­n, siendo indispensa­ble para su logro erradicar nuestros “yoes” o defectos psicológic­os. “Despertar nuestra conciencia y desarrolla­rla, eliminando todo lo negativo que hay en nuestro interior es la base primera e imprescind­ible para todo aquel que busque el conocimien­to y la verdad”, nos explicaron. Algunos de los temas tratados en el curso fueron: los sueños, las dimensione­s, la simbología en la religión, el desdoblami­ento astral, la Era de Acuario, la ley del karma, etc.

Aunque mi experienci­a con el Movimiento Gnóstico fue positiva, para otras personas no lo ha sido tanto. Todo depende de las intencione­s de cada líder y de su afán por manipular a los demás, al margen de la doctrina que difunda. Y es que no se trata de criminaliz­ar las creencias, por muy extravagan­tes que nos parezcan, sino de juzgar los delitos que cometen quienes hacen un uso indebido de las mismas, es decir, aquellos gurús megalómano­s que ejercen un control mental sobre sus adeptos, explotándo­los y exigiéndol­es obediencia ciega.

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