Menorca Diario Insular

GAFAS DE NO VER NADA

- Enrique Lázaro Periodista

Este título no tiene ninguna intención alegórica o metafórica, no es un recurso retórico para ilustrar la determinac­ión política de grandes colectivos decididos a no ver lo que no quieren ver. Me refiero a auténticas gafas para no ver nada. Y nada baratas por cierto, ya que huir de la realidad, un negocio en auge, siempre ha tenido su precio. Se habrán fijado desde hace tiempo, en informativ­os, prensa y telediario­s, cómo unos tipos con aparatosas gafas que les tapan toda la cara, dándoles aspecto de insectos extraterre­stres, se mueven torpemente igual que títeres en el vacío, y hacen tonterías con las manos tal que si palpasen objetos invisibles. Se les supone una expresión embelesada, como si esos sujetos estuvieran en el cielo, pero no. Están probando unas gafas de realidad mixta, o aumentada, o virtual, o ponderada, o modulada, o directamen­te

Matemática­s mágicas, que cumplen el máximo anhelo de la especie. Erradicar la realidad»

inventada. El último modelo de Apple, a la venta por unos 5.000 dólares y que se llama Visión Pro, no menciona ninguna realidad y se publicita bajo el insólito eslogan de ‘Computació­n espacial’, por lo que inferimos que con ellas incrustada­s en la cabeza como un yelmo con morrión, además de no ver ni torta, el feliz usuario lucirá un aspecto de capullo cabezón muy evoluciona­do. El no va más en cuestión de las gafas para no ver nada. La gente ya hace años que se pasa el 70 por ciento de su tiempo vital mirando pantallas (¡y tocándolas!), pero en el 30 por ciento restante, cuando por unas cosas o por otras salen de la pantalla, se descubrió un amplio nicho de mercado, que es el que vienen a llenar esas gafas. Con el señuelo además de abandonar la escueta realidad bidimensio­nal y plana de la pantalla por la tridimensi­onal de las gafas. Es decir, la que percibiría el ojo si se la pusieran delante. Matemática­s mágicas, en efecto, pero que cumplen el máximo anhelo de la especie. Erradicar definitiva­mente la realidad, no ver nada salvo fantasías muy verosímile­s en alta definición. El producto más comercial del mundo. Normal que tengan mercado, y los aspirantes a gafotas de computació­n espacial hagan cola con cita previa en las tiendas de Apple de Washington. En Europa tardarán más de un año. Tranquilos. Abundan los modelos de gafas de no ver.

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