Menorca Diario Insular

ACORRALAR AL PRINCIPAL ENEMIGO DE LA SALUD PÚBLICA

- José Reyes Moreno Presidente de la Asociación

ENo cabe duda de que la lucha contra el tabaquismo es una tarea ardua, que demanda la colaboraci­ón entre los distintos actores que promovemos la salud»

l consumo de tabaco es la primera causa de muerte prevenible en España y en el mundo. Está relacionad­o con 16 tipos de cáncer y, en nuestro país, provoca 63.000 muertes anuales, según la Sociedad Española de Epidemiolo­gía. A nivel global, la Organizaci­ón Mundial de la Salud sitúa en más de 8 millones las defuncione­s que cada año a causa del tabaco. Con estas cifras, podemos considerar que el tabaco es el enemigo número uno para la salud pública, como el aspecto que mayor influencia tiene para el desarrollo de un cáncer y su correspond­iente carga en vidas humanas y sufrimient­o para los pacientes y su entorno personal, además de los recursos económicos y sanitarios que requiere su tratamient­o.

Ante esta evidencia, no podemos esperar más a tomar medidas efectivas para proteger la salud de la población frente al tabaco, con especial énfasis en las personas menores de edad. Lo que implica reconocer nuevos derechos frente al tabaquismo y el humo pasivo, y proporcion­ar la ayuda necesaria a las personas fumadoras que quieran dejar de fumar.

En este contexto, la tramitació­n del Plan Integral de Prevención y Control de Tabaquismo, impulsado por el Ministerio de Sanidad y trasladado a las Comunidade­s Autónomas para su evaluación, representa una oportunida­d histórica para construir el necesario consenso social y político ante la primera causa de muerte prevenible en el mundo. Y colocar a España en la vanguardia en la lucha contra el tabaquismo, con medidas que pongan coto a las nuevas formas del tabaco con las que su industria pretende reinventar­se.

Porque nuevos dispositiv­os, como los vapers, se hacen pasar por menos nocivos e, incluso, como una opción para dejar de fumar. Pero son, en realidad, un factor de riesgo para el desarrollo del cáncer o bien un elemento que fomenta el hábito de fumar. Y ante ellos, son especialme­nte sensibles los colectivos más jóvenes. Por este motivo, desde la Asociación Española Contra el Cáncer trabajamos con el objetivo de conseguir la primera generación europea libre de tabaco en el 2030.

Para ello, el consenso que reclamamos en torno al Plan Integral de Prevención y Control de Tabaquismo debería incluir necesariam­ente la reducción del acceso de los jóvenes al tabaco y a los vapers, la puerta de entrada al consumo de tabaco tradiciona­l entre la población joven.

Así lo indican los datos de la última encuesta Estudes publicada por el Ministerio de Sanidad. Según el informe, uno de cada cuatro estudiante­s de 12 y 13 años declara haber consumido alguna vez en su vida cigarrillo­s electrónic­os (25,2 por ciento). Mientras que en los estudiante­s de 14 a 18 años el porcentaje aumenta a 54,6 por ciento. Es decir, más de la mitad de los estudiante­s de 14 a 18 años consumiero­n cigarrillo­s electrónic­os alguna vez en su vida, y 1 de cada 3 tabaco convencion­al (33,4 por ciento).

Además, como pusimos de manifiesto desde la Asociación Española Contra el Cáncer con el informe «Influencer­s españoles y el impacto del humo digital en los jóvenes», 9 de cada 10 jóvenes están expuestos al humo digital, tabaco y nuevos dispositiv­os, en las redes sociales, evidencián­dose una clara estrategia de la industria del tabaco para alcanzar y captar a nuevos consumidor­es entre la juventud.

DESDE NUESTRA PERSPECTIV­A, las medidas más eficaces deberían consistir en elevar el coste económico de fumar con el alza de impuestos sobre el tabaco, reducir el atractivo publicitar­io del tabaco y sus nuevas formas, y limitar la disponibil­idad de estos productos para los más jóvenes. Sin olvidar la importanci­a de que las administra­ciones apuesten decididame­nte por ampliar los espacios libres de humo, sean del tipo que sean, en función de la realidad de cada territorio.

Si miramos hacia otros rincones de Europa, vemos que son diversos los estados que avanzan con medidas antitabaco, con medidas como empaquetad­os neutros, prohibicio­nes extensas de publicidad y altos impuestos sobre productos de tabaco. Todo ello, estrategia­s respaldada­s por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y el Parlamento Europeo y que han probado ser eficaces a la hora de reducir el consumo de tabaco, especialme­nte entre jóvenes.

No cabe duda de que la lucha contra el tabaquismo es una tarea ardua, que demanda la colaboraci­ón entre los distintos actores que promovemos la salud. Pero es bueno recordar que cada medida adoptada, cada ley promulgada y cada campaña educativa desplegada tiene un impacto positivo directo en vidas humanas. Por ello, es indispensa­ble unir esfuerzos para alcanzar un consenso que nos beneficie a todos. Porque toda persona debería tener el derecho de vivir en un entorno sin la presión social y la adicción asociadas al tabaco. Y es deber de todos hacerlo posible sabiendo las consecuenc­ias nocivas que tiene este producto.

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