Playas sin duchas para evitar el despilfarro: solo tendrá Es Migjorn y serán de agua salada
▶ La crisis de los acuíferos lleva a los ayuntamientos a cerrarlas, pero se mantienen algunos lavapiés ▶ La alternativa del agua de mar se estudia también en Alaior, Sant Lluís, Es Mercadal y Ciutadella
Se acabaron las duchas en las playas de Menorca. Al menos las de agua potable. A partir de este verano, tan solo se podrá acceder al servicio de duchas de la playa de Sant Tomás, gracias al innovador sistema que tiene previsto instalar el Ayuntamiento de Es Migjorn Gran en las próximas semanas: duchas y lavapiés que utilizan agua del mar, mediante energía solar.
Este proyecto pionero en la Isla gana cada vez más adeptos: Alaior, Sant Lluís, Ciutadella y Es Mercadal ya están estudiando su aplicación de cara a futuras temporadas. Así, se estarían adaptando a la normativa del Plan Hidrológico de Balears, vigente desde el año 2022, el cual indica que «las administraciones implicadas en la gestión del ciclo integral del agua promoverán la sustitución progresiva de las duchas de playas por lavapiés que utilicen agua de mar, con el objetivo de reducir el consumo de agua y concienciar de la escasez del recurso».
Por otro lado, Sant Lluís y Es Mercadal, serán los únicos que no activarán los lavapiés este verano. Alegan que acatan la normativa del Plan Hidrológico en situación de prealerta por sequía. Sin embargo, Menorca era la única isla en estado de normalidad el pasado mes de marzo. Aunque, eso sí, también fue en la que menos llovió, registrando un promedio de 21,1 litros por metro cuadrado, un 37 por ciento de precipitaciones menos de lo habitual. Por tanto, cabe estar atentos a la evolución de la situación de las reservas hídricas.
El Ayuntamiento de Alaior deja inhabilitadas las duchas de las playas de Son Bou y Cala en Porter, prolongando así la acción que puso en marcha con el cambio de legislatura del año pasado.
Sin embargo, el PSOE reclama que también se cierren los lavapiés y presentó una moción para instar al Ayuntamiento a «lanzar una campaña de concienciación ciudadana sobre el uso del agua», pero el gobierno del Partido Popular votó en contra. El concejal del PSOE, Antonio Mir, pone especial énfasis en la playa de Son Bou, la más grande de Menorca y la que más afluencia recibe en los meses estivales. «No quiero ni imaginar el consumo de agua que hay en julio y agosto», comenta.
Anulado el servicio de ducha por el «derroche de agua» que suponía, desde el Ayuntamiento están tratando de encontrar una solución más sostenible, para seguir utilizando los lavapiés sin restricciones. «Tras reunirnos con los técnicos en septiembre, llegamos a la conclusión de que la mejor opción era el empleo de agua salada», señala el regidor de Playas, Sito Triay.
A partir de ese momento, el Consistorio se puso manos a la obra para preparar un nuevo sistema de lavapiés: primero en Cala en Porter y después en Son Bou. «En Cala en Porter lo vemos más fácil y ya presentamos el plan a Costas. Por el momento parece factible», apunta un optimista Triay. Además, se contempla trasladar los lavapiés de la playa a la zona de los baños contiguos a la misma.
Al mismo tiempo, se está ultimando el proyecto para Son Bou, cuya preparación es «más costosa» por «las particularidades de la playa». «Es una zona protegida, tenemos toda la zona dunar, realmente hay que tener muy claro cómo vamos a hacerlo, para que las administraciones nos den los permisos necesarios», relata Triay, a la vez que recuerda la gran distancia que existe entre las pasarelas, donde se hallan los lavapiés, y la orilla del mar. «Aún no sabemos si nos lo autorizarán o no», confiesa.
Por tanto, esta operación, para la que todavía no se conoce presupuesto alguno, resulta más complicada a nivel técnico que a nivel económico. Lo que es seguro es que el sistema de agua salada no se instalará esta temporada y habrá que esperar, como mínimo, al próximo verano.
La instalación de hasta diez equipos sostenibles, entre duchas y lavapiés, con un sistema de bombeo de agua del mar que funciona con placas solares, apunta a ser una realidad esta misma temporada en Sant Tomàs.
El proyecto, activado tras el verano de 2022, tan solo está pendiente de «obtener el último informe del Consell», el cual esperan recibir a mediados de este mes de abril. «Las obras ya están adjudicadas y estimamos que estarán acabadas a principios de mayo, como muy tarde», asegura la alcaldesa, Antònia Camps.
Estas instalaciones pioneras en la Isla tendrán un coste final de 88.000 euros, pese a que, en un principio, se había proyectado un presupuesto de 38.000. No obstante, la innovación y ahorro a largo plazo que se presume es tal, que hasta el Ayuntamiento de Barcelona se interesó por él y contactó con el de Es Migjorn a principios de año.
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En el municipio lluïser no hay ninguna ducha instalada en sus playas. Tan solo cuenta con lavapiés en las de Binibèquer y Punta Prima, inhabilitados por el momento. Y es que estos están conectados a la red general de agua potable. «Estamos en situación de prealerta por sequía y, ajustándonos al Plan Hidrológico, está prohibido utilizar agua de consumo para duchas y lavapiés. Tan solo se podrían utilizar con agua salada», explica el regidor de Medio Ambiente y Urbanizaciones, Pedro Tudurí.
Ante esta situación, el Consistorio se ha planteado cambiar el sistema de agua potable por el de agua salada. Sin embargo, Tudurí ve «inviable» aplicar el cambio es
ta temporada. La realidad indica que habría que realizar «conducciones, canalizaciones y perforaciones» en unos lavapiés «muy antiguos». «El agua salada es muy agresiva y se necesitarían bombas especiales. No vale cualquier cosa», apunta el también primer teniente de alcalde.