Menorca Diario Insular

El rey aparta al campeón

El Real Madrid se mete en semifinale­s tras resistir un brutal asedio del Manchester City y doblegarle en los penaltis gracias a Lunin

- Manuel Sánchez Gómez | MANCHESTER

El Manchester City es el campeón de Europa, pero el Real Madrid es el rey. Y cuando este parece estar muerto y con la corona a punto de resbalarse de sus dedos, resiste hasta el último aliento y, en una tanda de penaltis inverosími­l tras decena de ocasiones de los ingleses, emerge para acceder a semifinale­s.

Los blancos, que sufrieron durante 120 minutos y durante los dos primeros lanzamient­os de la prórroga, con el gol de Julián Álvarez y el fallo de Luka Modric, acabó encaminado hacia las semifinale­s contra el Bayern de Múnich, con un descomunal Bellingham a una pierna y un Rüdiger que no sintió la presión del último lanzamient­o.

El Real Madrid, como siempre, evitó caer para reír el último y para ver a Bellingham corriendo hacia los 3.000 aficionado­s y festejar una victoria que solo pareció cerca en los primeros diez minutos.

Porque poco o nada se parecieron los primeros diez minutos de este partido a lo que ocurrió el año pasado, cuando el City se hartó a dar pases y a acongojar a un timorato y rendido Real Madrid. Pasado el minuto doce, Carvajal, sin complicaci­ones, pegó un pelotazo que pilló al City despreveni­do. Era una bola sin aparente peligro, pero Bellingham, desde el carril del diez, la bajó como Zidane. Acomodó la pelota, combinó con Valverde y el uruguayo dio vida a Vinícius por dentro. Se pidió fuera de juego, pero lo rompió Walker en el segundo palo. El brasileño, ganando línea de fondo, puso un centro duro que Rodrygo remató de primeras para estamparse en Ederson. Como el año pasado, cuando Kroos sacó astillas a la madera con un disparo desde 25 metros, la fortuna daba la espalda al Madrid.

Pero hubo una segunda oportunida­d. La pelota quedó viva y en los pies de Rodrygo, que empujó a placer. Fue mirando hacia atrás, por miedo a un posible fuera de juego, pero Orsato y el linier dijeron adelante.

Comenzó entonces el ejercicio de superviven­cia definitivo. El

City había marcado en el 97 % de los partidos que ha jugado desde su última derrota. El City tenía que marcar.

Haaland cabeceó al larguero, Lunin se estiró contra De Bruyne y Rüdiger llegó en el último momento para frenar un disparo de Grealish. El City coqueteó con el gol e implantó una sensación de miedo permanente en el área del Madrid, que no paraba de recibir balones y sufrir con cada parada en dos tiempos de Lunin y con cada encare de Grealish y Doku a Carvajal. El Madrid, que llevaba embotellad­o toda la segunda parte, se asomó al abismo. Y De Bruyne pudo darle el empujón. Un remate suyo solo, desde el punto de penalti, pasó por encima del larguero para sorpresa de todo el Etihad, que saboreó el 2-1 desde que la pelota rondaba su pie.

Entre baño y baño del City, llegó la prórroga. Otros treinta minutos de sufrimient­o. Y después los penaltis, donde emergió la figura de Lunin.

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Los jugadores del Madrid celebran la clasificac­ión para las semifinale­s de la Champions.

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