CUANDO COMER DUELE
¿Qué pasa cuando eres deportista pero tu cuerpo rechaza alimentos como los cereales, la leche o la fruta? Desciframos el jeroglífico.
DESDE HACE AÑOS SE HA HECHO MÁS QUE EVIDENTE QUE LA
alimentación es un pilar básico en el rendimiento de todo deportista. Pero, ¿cómo gestionar esa dieta cuando, además, padeces alguna patología digestiva, una alergia o una intolerancia alimentaria? La verdad es que, cuando estas dos situaciones conviven, la nutrición se convierte en un asunto peliagudo. Algunos deportistas piensan que padecen una intolerancia porque tienen problemas digestivos durante el ejercicio físico. Pero la causa no siempre es esta, sino que puede deberse a otros factores, como la posición adoptada en la bicicleta o el vaivén y movimiento al correr, la reducción del flujo sanguíneo en el intestino durante el ejercicio, comer determinados alimentos o ingerir grandes cantidades antes de entrenar.
NO ES LO MISMO ALERGIA QUE INTOLERANCIA
Tanto las alergias como las intolerancias alimentarias son reacciones adversas desarrolladas por tu organismo ante un alimento que no tolera, pero son bastante diferentes. Una alergia se produce cuando una persona sufre una reacción exagerada al entrar en contacto con la proteína de un alimento, activando así su sistema inmunitario. Este la identifica como algo extraño y produce la liberación en el cuerpo de ciertas sustancias, como la histamina. Puede causar diferentes síntomas: problemas para respirar, opresión de garganta, tos, vómitos, dolor de estómago, urticaria, aumento o disminución de la presión arterial... Por su parte, una intolerancia se produce cuando eres incapaz de digerir o metabolizar una sustancia en tu organismo, lo que suele provocar síntomas digestivos especialmente desagradables como gases, hinchazón o diarrea, por ejemplo. Veamos cuáles son las intolerancias alimenticias más comunes.