SÉ TU MEJOR AMIGO
Aunque la autocontinuidad tiende a aumentar gradualmente con la edad, eso no significa que tengas que esperar a cumplir los 90 para sentirte conectado a tu yo futuro. Aquí tienes cinco formas sencillas de aproximarte a él desde ya.
1 Escríbele una carta
“De este modo te obligas a pensar en él directamente”, señala Hershfield. Según comprobó este experto, en el marco de un estudio reciente del que fue coautor, los universitarios que escribieron una carta de 200 a 300 palabras a sus yos de dentro de 20 años hicieron más ejercicio en los siguientes diez días que quienes escribieron cartas a sus yos futuros a tan sólo tres meses
vista. Por si fuera poco, también comieron más sano. Al parecer, pensar en tu futuro puede desencadenar numerosos cambios conductuales (por pequeños que sean). Sigue estas sencillas instrucciones para aprovecharte de este efecto: piensa en cómo serás dentro de 20 años y escribe sobre la persona que eres ahora, qué cuestiones te parecen importantes, qué cosas te gustan y cómo ves tu vida actual.
2 Mírale a los ojos
Sácate un retrato y utiliza una app (por ej., AgingBooth o FaceApp) para envejecer tu rostro digitalmente. Imprime la foto y contempla a tu yo futuro cada vez que vayas a tomar una decisión importante sobre tu vida o planifiques tus finanzas (eso incluye cosas como el pago de las facturas mensuales o destinar dinero a un plan de pensiones).
El estudio de Hershfield demuestra que las personas ahorran un tercio más de dinero para la jubilación cuando contemplan fotografías de ellos mismos envejecidas digitalmente. Tiene todo el sentido: intenta mirar a ese tipo a los ojos y explicarle que se está alimentando a base de comida para gatos porque tú tuviste que comprarte todos los modelos de iPhone que salieron al mercado...
3 Márcate objetivos reales
En lugar de decirle a tu yo futuro: “Quiero que hayas ahorrado 60.000 euros en diez años”, plantéate un objetivo más abierto, por ejemplo una cantidad comprendida entre 40.000 y 80.000 euros. De este modo será más
probable que perseveres.
“La parte más baja del objetivo lo convierte en algo un poco más viable, con lo que mantienes el empeño”, explica Hershfield. “Una vez logrado ese objetivo mínimo, es más fácil mantener intacta la motivación”.
4 Utiliza los contrastes mentales
Esta técnica, creada por Gabriele Oettingen, profesora de psicología en la Universidad de Nueva York, añade un elemento crítico (el principal obstáculo) a ese ejercicio mental que te pide que te visualices logrando un objetivo. Funciona de la manera siguiente: siéntate en un lugar tranquilo y reflexiona durante 5 minutos sobre estas cuatro preguntas.
1. ¿Cuál es tu mayor deseo? 2. ¿Cuál sería el mejor resultado en caso de verse cumplido ese deseo?
3. ¿Qué obstáculo interior te está frenando?
4. ¿Qué acción o pensamiento te ayudará a superarlo? En woopmylife.org encontrarás las preguntas completas y los audios que te guiarán para aplicar esta técnica. Está en español.
5 Recurre a una copia
Imaginar cómo serás no es la única posibilidad; también puedes buscarte un yo futuro de carne y hueso. Por ejemplo, si quieres dar un giro profesional y estás valorando opciones, busca gente en LinkedIn que tuviera tu
empleo actual (o su equivalente) hace diez años. Luego, mira el puesto que ocupan ahora y cómo llegaron a él. De acuerdo: tú no eres ellos, pero pueden darte pistas sobre las trayectorias a las que puedes aspirar.