LA SOLUCIÓN:
EVITA EL AZÚCAR OCULTO: muchos alimentos procesados contienen azúcares añadidos. La estrategia más evidente es leer la información nutricional. Pero esto sólo funciona si conoces los nombres que se utilizan para el azúcar oculto, como por ejemplo: caramelo, jarabe de maíz, dextrosa, fructosa, galactosa, glucosa, miel, lactosa, maltosa, jarabe de arce, melaza, sucrosa...
EVITA LAS BEBIDAS AZUCARADAS: son un arma de doble filo, ya que contienen muchas calorías pero el cuerpo no consigue saciarse tan rápido como lo hace con los alimentos sólidos. Martin, Carmichael y el doctor John Apolzan están trabajando conjuntamente para medir neurológicamente esta diferencia en la sensación de saciedad. Para ello, a un grupo de individuos les dan caramelos masticables y a otro líquidos, y comparan sus imágenes por resonancia magnética cuando, posteriormente, los participantes del estudio observan imágenes de distintos tipos de comida.
REEDUCA A TUS PAPILAS GUSTATIVAS: come más alimentos integrales y menos procesados, según Martin. De este modo, reducirás la cantidad de calorías y de azúcares añadidos. “Yo lo denomino adelgazar por la puerta de atrás”, dice. Un primer paso excelente: si eres de los que toma tentempiés en el trabajo, cambia los caramelos y los donuts por verduras crudas y fruta. Además de ser más saludable, la fruta mantendrá a raya tu lado más dulce.