Metal Hammer (Connecor)

EL MARKETING DEL ESPECTÁCUL­O

30 Seconds to Mars

- TEXTO: MIGNON ROSE FOTOGRAFÍA: JAVIER BRAGADO

La banda de los hermanos Leto llegan a Madrid habiendo lanzado semanas antes su nuevo disco titulado América con el que han conseguido su mejor posicionam­iento en las listas Billboard. Ya han pasado cinco años de su último trabajo Love, Lust, Faith and Dreams y alguno más de la impronta que me dejaron por el enorme espectácul­o y puesta en escena, cuando les vi por primera vez en directo en el Palacio de Vistalegre. Tenía muchísimo interés por saber qué nos tenía preparado el camaleónic­o Jared Leto en esta ocasión. No me equivocarí­a si pensara que muchas sorpresas esperaban en el Wizink Center. Estando la mitad de las gradas cubiertas con lonas negras era complicado a primera vista discernir dónde se situaba el escenario, aunque utilizando la dirección de las gradas que estaban abiertas de brújula fue al final muy sencillo. Sólo se apreciaba una estructura como una caja enorme negra que todo el público rodeaba. De pronto esa caja empezó a palpitar, a abrirse, se llenó de música y colores, comenzaba a latir con los tambores de Shannon Leto. Al abrirse por completo la caja, llenando de luz el Wizink Center, mostró a Jared Leto y Shannon Leto solos, sin su compañero Tomo, listos para el vuelo del que serían capitanes esta noche.

Cuando comenzó a sonar Up in the Air todo el palacio deportivo de vino arriba. Es uno de los temas más poderosos y redondos que tiene esta banda cuyo videoclip es una verdadera obra de arte contemporá­neo. Me llamó mucho la atención que llevaban todo grabado, claro está, salvo la batería y la voz. Un reto que a priori resulta muy difícil de superar ¿quedará muy artificial? ¿resultará el escenario vacío con sólo dos personas? ¿podrá Jared llevar todo el peso de la escena y levantar a todo un estadio él solo? La respuesta es que el ganador de un Oscar lo consiguió. Una grandísima diferencia separaba a las 30 Seconds to Mars del Palacio de Vistalegre a estos.

En esta ocasión llevando una puesta en escena más sencilla demostraro­n que su música y composicio­nes pueden brillar por encima del show. Además, sólo necesitas a un muy carismátic­o Jared Leto para levantar a miles de personas, quien no paraba en cada canción manejando un escenario casi rodeado sin olvidarse de ninguna parte del público y provocando continuame­nte. La música y el escenario forman un conjunto artístico perfecto. Continuaro­n con otro himno de la banda, Kings and Queens del disco This Is War (2009). Al grito de: “found my faith, living in sin / I’m not Jesus, but neither are you my friend” hizo saltar a todo el estadio con Search and Destroy. Leto levantaba el peso del peso del espectácul­o solo y no lo dejaba caer se ninguna forma. La intensidad continuó con otro gran éxito como This is War en la que empezaron a lanzar pelotas gigantes sobre el público. Siendo consciente­s de que su último disco puede que no haya sido escuchado lo suficiente, sabían que con estos tres grandes cásicos se meterían a la gente en el bolsillo.

Para mí de los momentos más brillantes de la noche fueron con la trilogía de The Kill, la maravillos­a versión de Rihanna Stay y City of Angels, en los que Jared Leto demostró la magnífica voz que tiene, arropada en ocasiones por sólo un acompañami­ento de piano. Por otro lado, eché de menos esos gritos desgarrado­s rockeros que hacía en directo antaño. Jared Leto, en mi opinión, ha ido rompiendo los prejuicios que pesaban sobre él de celebridad, de producto de Hollywood, de chico guapo y de hombre de la front row de los desfiles de Gucci. Por supuesto, siempre ha sabido jugar con su tirón comercial y al producto en su beneficio, tanto en el cine como en la música, pero más allá hay un trabajo auténtico en el

que muestra que tiene inquietude­s artísticas verdaderas, auténticos dotes para componer grandes canciones y producir su propia música.

Do or Die fue otro tema que no pudo faltar. Curiosamen­te, los dos temas elegidos antes de llegar al final del directo fueron del último disco, America: Rider y Walk on Water. La primera una canción con un ritmo muy pausado, de balada, más melódico y menos experiment­al, tal como es la tendencia de su nuevo trabajo. Para la segunda, y para extrañeza de muchos, Pablo López hizo una aparición estelar, muchos no entendiero­n cómo es que compartía escenario con Leto, teniendo tan poco en común un artista con otro. El final por fin llegó y no podía ser de otra forma que con Closer to the Edge. Un tema que ya no es de 30 Seconds to Mars, sino de todos sus fans. Me pareció un gesto muy bonito el subir a todos los fans de las primeras filas posibles al escenario para cantar esta canción con ellos. Es una forma muy generosa de decir, esto es para vosotros y vosotros ahora sois los protagonis­tas. Alguno de ellos seguro que vivieron la noche de su vida.

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