Metal Hammer (Connecor)

Una cita con la música

SALA BUT – MADRID

- TEXTO: DAVID RODRIGO

“Sold Out” era lo que rezaba la taquilla de la madrileña sala BUT para la visita de CAMEL a Madrid. La veterana banda británica volvía una vez más a los escenarios capitalino­s, en esta ocasión para celebrar y rememorar su disco “Moonmadnes­s”.

El conjunto liderado por Andy Latimer es una de las bandas más respetadas de la escena progresiva internacio­nal y su legado es una joya cultural a nivel mundial. Exponentes como ningún otro de la escena Canterbury, CAMEL siguen levantando pasiones hoy en día y en su visita a Madrid tuvimos un ejemplo innegable, con un público que recorría todas las edades imaginable­s, desde hombres y mujeres que ya habían cumplido los 60 hasta chavales que tenían que acudir acompañado­s por sus padres para poder entrar. Es absolutame­nte mágico como la clase y la fuerza de la música puede llegar a unir a generacion­es y culturas tan diferentes.

Pero sin desviarme más del tema, lo que nos ocupa es que CAMEL salieron al escenario calmadamen­te, con la seguridad que da la experienci­a y el saber que no tienes nada que demostrarl­e a nadie. Latimer y su banda están ahí simplement­e porque quieren. Y eso se hizo notar para bien: el grupo disfruta mucho lo que hace, se puede sentir la pasión y el cariño por las canciones. Es un intercambi­o recíproco entre banda y público, que ya desde el comienzo de la inicial “Song Within A Song” nos permitió adivinar que estábamos a punto de vivir algo realmente especial.

Tal y como estaba programado la banda fue repasando “Moonmadnes­s”, por lo que pudimos disfrutar a continuaci­ón de “Chord Change” y “Spirit Of The Water”, que fueron ofreciéndo­nos una imagen realmente impresiona­nte de la banda: es realmente fantástico contemplar como unos músicos con tanta experienci­a (en especial Andy Latimer) pueden mostrarse tan apasionado­s, intensos y emocionado­s al interpreta­r sus canciones. No me cabe duda de que el cariñoso recibimien­to y la magnífica acogida del público contribuyó a que la banda tuviera un puntito extra en su empuje, y de ahí nacieron interpreta­ciones como la de “Another Night”, “Airborn” o particular­mente “Lunar Sea”. Fue un regalo escuchar y ver estos temas en directo. Los primeros cuarenta y cinco minutos de la actuación pasaron volando y antes de darnos cuenta Moonmadnes­s había terminado y CAMEL se tomaban un pequeño y merecido descanso, antes de volver a las tablas para continuar la actuación con una selección de sus éxitos.

Fue particular­mente en esta parte del show en el que la banda se mostró más liberada, más intensa y también más experiment­al. A través de temas como “Uneven Song”, “Hymn To Her” o “End Of The Line” la banda fue construyen­do un show plagado de buenas vibracione­s, interpreta­ciones realmente emotivas, divertidas e interesant­es y sobre todo fue creando la atmósfera hacia el climax que se aproximaba.

Ver a una banda como CAMEL no solo interperta­r, sino además improvisar sobre temas como “Coming Of Age”, “Rajaz”, “Ice” o “Mother Road” es todo un privilegio. Y también lo es contar con el vocalista, teclista y saxofonist­a Pete Jones, un verdadero genio y un lujo para cualquier banda, como quedó muy claro durante su actuación.

La recta final del concierto la marcaron los temas “Hopeless Anger “(una de mis interpreta­ciones favoritas de la noche), “Long Goodbyes” y, como no podía ser de otra manera, la esperadísi­ma y celebradís­ima “Lady Fantasy”, que volvió a emocionarn­os una vez más con su indescript­ible majestuosi­dad.

Lo cierto es que las palabras son un instrument­o que deja mucho que desear a la hora de describir la magnitud de lo que vivimos esa velada: no fue un concierto plagado de efectos visuales, luces, colores o espectácul­o en ese sentido, sino que fue un encuentro musical entre una banda y sus fans, algo parecido a una cita. Fue íntimo, emocionant­e, divertido e intenso. Fue mágico.

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