Una cita con la música
SALA BUT – MADRID
“Sold Out” era lo que rezaba la taquilla de la madrileña sala BUT para la visita de CAMEL a Madrid. La veterana banda británica volvía una vez más a los escenarios capitalinos, en esta ocasión para celebrar y rememorar su disco “Moonmadness”.
El conjunto liderado por Andy Latimer es una de las bandas más respetadas de la escena progresiva internacional y su legado es una joya cultural a nivel mundial. Exponentes como ningún otro de la escena Canterbury, CAMEL siguen levantando pasiones hoy en día y en su visita a Madrid tuvimos un ejemplo innegable, con un público que recorría todas las edades imaginables, desde hombres y mujeres que ya habían cumplido los 60 hasta chavales que tenían que acudir acompañados por sus padres para poder entrar. Es absolutamente mágico como la clase y la fuerza de la música puede llegar a unir a generaciones y culturas tan diferentes.
Pero sin desviarme más del tema, lo que nos ocupa es que CAMEL salieron al escenario calmadamente, con la seguridad que da la experiencia y el saber que no tienes nada que demostrarle a nadie. Latimer y su banda están ahí simplemente porque quieren. Y eso se hizo notar para bien: el grupo disfruta mucho lo que hace, se puede sentir la pasión y el cariño por las canciones. Es un intercambio recíproco entre banda y público, que ya desde el comienzo de la inicial “Song Within A Song” nos permitió adivinar que estábamos a punto de vivir algo realmente especial.
Tal y como estaba programado la banda fue repasando “Moonmadness”, por lo que pudimos disfrutar a continuación de “Chord Change” y “Spirit Of The Water”, que fueron ofreciéndonos una imagen realmente impresionante de la banda: es realmente fantástico contemplar como unos músicos con tanta experiencia (en especial Andy Latimer) pueden mostrarse tan apasionados, intensos y emocionados al interpretar sus canciones. No me cabe duda de que el cariñoso recibimiento y la magnífica acogida del público contribuyó a que la banda tuviera un puntito extra en su empuje, y de ahí nacieron interpretaciones como la de “Another Night”, “Airborn” o particularmente “Lunar Sea”. Fue un regalo escuchar y ver estos temas en directo. Los primeros cuarenta y cinco minutos de la actuación pasaron volando y antes de darnos cuenta Moonmadness había terminado y CAMEL se tomaban un pequeño y merecido descanso, antes de volver a las tablas para continuar la actuación con una selección de sus éxitos.
Fue particularmente en esta parte del show en el que la banda se mostró más liberada, más intensa y también más experimental. A través de temas como “Uneven Song”, “Hymn To Her” o “End Of The Line” la banda fue construyendo un show plagado de buenas vibraciones, interpretaciones realmente emotivas, divertidas e interesantes y sobre todo fue creando la atmósfera hacia el climax que se aproximaba.
Ver a una banda como CAMEL no solo interpertar, sino además improvisar sobre temas como “Coming Of Age”, “Rajaz”, “Ice” o “Mother Road” es todo un privilegio. Y también lo es contar con el vocalista, teclista y saxofonista Pete Jones, un verdadero genio y un lujo para cualquier banda, como quedó muy claro durante su actuación.
La recta final del concierto la marcaron los temas “Hopeless Anger “(una de mis interpretaciones favoritas de la noche), “Long Goodbyes” y, como no podía ser de otra manera, la esperadísima y celebradísima “Lady Fantasy”, que volvió a emocionarnos una vez más con su indescriptible majestuosidad.
Lo cierto es que las palabras son un instrumento que deja mucho que desear a la hora de describir la magnitud de lo que vivimos esa velada: no fue un concierto plagado de efectos visuales, luces, colores o espectáculo en ese sentido, sino que fue un encuentro musical entre una banda y sus fans, algo parecido a una cita. Fue íntimo, emocionante, divertido e intenso. Fue mágico.