SOL, SOL Y MÁS SOL
Varias semanas antes del comienzo del festival ya estábamos todos pendientes de los partes meteorológicos para saber qué tiempo nos íbamos a encontrar en la vigésimo novena edición del Wacken Open Air. Nos han enseñado que el Wacken es tremendo tanto si llueve como si hace hace sol, Rain or Shine; pero es mejor si no llueve, como os podreis imaginar. Así que durante esas semanas pasamos del optimismo al pesimismo unas cuantas veces hasta que la propia organización, unos días antes del inicio, colgó una foto en redes sociales en la que informaba de que estaba lloviendo un poco en Wacken pero que no nos preocupáramos, porque íbamos a tener una edición calurosa y seca. Se me puso una sonrisa en la boca al confirmar que las botas de agua y el chubasquero no iban a formar parte del equipaje. MIERCOLES
Después de varios días nervioso y una noche casi sin pegar ojo, por fin llega el momento. Cuatro de la mañana del miércoles. Suena el despertador. Ducha rápida, viaje al aeropuerto, encuentro con los compañeros de aventuras en Barajas, despegue, vuelo, aterrizaje, comida, bus a Wacken, acreditación, montaje de la tienda y entrada al festival. Cinco de la tarde. Madrugón y once horas de viaje, que se dicen pronto, pero no hay dolor. A las cinco y media ya tenía una cerveza en la mano y ganas de comenzar a disfrutar con el ambiente y la música. ¿Y qué mejor sitio para ello que la carpa del Bullhead? Nada más llegar comenzaron su actuación en el Headbangers Stage los STIFF LITTLE FINGERS, banda irlandesa de Punk Rock de finales de los 70 que mantiene de aquella época a su cantante Jake Burns. A la gente de Wacken le gusta introducir este tipo de bandas en el cartel y, si bien es cierto que su descarga no será de lo más recordado, sí se mostraron como un grupo solvente y nos hicieron pasar un momento agradable con temas como “Alternative Ulster”. Buscando emociones más fuertes me encaminé hacia el Wasteland Stage, uno de los escenarios pequeños. ¿Que este año el cartel se ha quedado un poco corto de Thrash Metal? Nadie debe preocuparse. En la tarde del miércoles se compensó esta carencia con las actuaciones de TRAITOR, REZET, EVIL INVADERS, TOXIC HOLOCAUST y DUST BOLT. Estos últimos jugaban en casa y se notaba. Un desatado Lenny Breuss se dirigía a sus acólitos haciendo subir el termómetro casi tanto en los intermedios como con las canciones. Hasta tal punto se estaba yendo de madre el asunto que en uno de los saltos de Lenny va y... ¡Casi desaparace! El suelo del escenario cedió y el cantante se quedó con medio cuerpo por debajo del escenario. No hubo que lamentar ninguna lesión y el estropicio se subsanó rápidamente pero ahí queda como muestra de la vehemente descarga de DUST BOLT. Los solapamientos de horarios son continuos en este tipo de festivales y Wacken no es una excepción.
A la hora de elegir, en mi caso, priman aquellas bandas que no he visto nunca y aquellas que son difíciles de ver. Las dos siguientes cumplían ambos requisitos así que volví a la carpa para ver qué ofrecían FISH y NAZARETH. En el caso de los primeros no estuvieron a la altura ya que realizaron un concierto plano y falto de intensidad. A pesar de interpretar un repertorio basado casi en su totalidad en material de Marillion se puede decir que su actuación fue básicamente aburrida. Afortunadamente no se puede decir lo mismo de la de NAZARETH. En teoría parecería acertado decir que los escoceses estuvieron comandados por el bajista Pete Agnew, único miembro original de la banda, pero no fue así. Es curioso como, en una banda con tanta trayectoria, el último en llegar a bordo, el cantante Carl Sentence, fuera el que deslumbró a una audiencia encandilada por un chorro de voz repleto de actitud y personalidad. Si a esto le unimos una banda engrasada, un sonido apabullante y un set list en el que no faltaron temazos como “Razamanaz”, “Hair of the Dog”, “Dream On” o “Love Hurts”... Un auténtico disfrute. Pero seguimos. No os podéis imaginar la que tenían montada los estadounidenses TOXIC HOLOCAUST cuando volvimos al Wasteland Stage. Lo mínimo que se podía ver era gente haciendo headbanging y saltando a lo loco. Pogos, circle pits, body surfing todo mezclado en un caos delicioso patrocinado por un trío pletórico que devolvía a sus fans toda la energía que recibía. De entre todos los trallazos me gustaría destacar “Lord of the Wasteland” no sólo porque es uno de mis temas favoritos de Toxic Holocaust que además sonó brutal, sino porque con este concierto demostraron ser los putos amos del Wasteland Stage. Antes de irme a la tienda a dormir me dejé caer de nuevo por la carpa para presenciar el final de la actuación de SEPULTURA. Mientras disfrutaba con “Refused/resist”, “Arise” o “Roots, Bloody Roots” pensaba en cosas como que Derrick Green lleva veinte años como cantante de Sepultura. ¡Veinte años! El tío
lo hace bien, la banda lo hace bien con Kisser y Junior entregados, los temas suenan bien y aún así, lo sabemos todos, cada vez que se nombra a la banda lo primero que nos sale es “¿Para cuándo la reunión?”. Y con este tipo de cuestiones en la cabeza me retiré a mis aposentos para descansar ya que, a pesar de todo esto que os he contado... ¡El festival oficialmente empezaba el día siguiente!
JUEVES
Después de unas horas de sueño me dirigí exactamente al mismo lugar en el que había concluido la jornada anterior: La carpa. Allí se celebraban durante toda la mañana las actuaciones restantes de la Metal Battle, incluida la de los vizcaínos THE FLYING SCARECROW representantes de la Metal Battle Spain. Cuando llegué estaban sobre las tablas los chinos DIE FROM SORROW y he de decir que me causaron muy buena impresión. Gran sonido, buenos temas, interpretaciones de nivel, dominio del escenario, interacción con el público... Poco a poco fueron pasando por los escenarios, cumpliendo a rajatabla los veinte minutos asignados, los thrashers libaneses PHENOMY que provocaron un circle pit bestial; la impresionante descarga de los ucranianos MOTANKA; el Death Metal melódico de los californianos VOICES OF RUIN que gustó mucho o AWAKE AGAIN de Finlandia, que sorprendieron a propios y a extraños con su atuendo y su tono fiestero pero también por su calidad. Y sin más dilación, los siguientes eran ya los españoles THE FLYING SCARECROW, banda formada en 2015 por miembros de RISE TO FALL, NODRAMA y SPACE OCTOPUS, que ofrecen una propuesta fresca y novedosa que mezcla de manera muy personal diferentes estilos dentro del Metal Alternativo. Realmente se calcaron un bolazo de nivel, sin fisuras con un sonido muy bueno e interpretaciones a la altura con las que el nutrido público disfrutó de lo lindo. Si me hubiérais preguntado si habría algo bueno para THE FLYING SCARECROW en las votaciones finales del concurso os diría inmediatamente que sí, pero la realidad es que no pudo ser y no quedaron entre los cinco primeros siendo los vencedores DIE FROM SORROW (China), segundos MOTANKA (Ucrania), terceros AN THEOS (Rumanía), cuartos XENOBLIGHT (Dinamarca) y quintos Chugger (Suecia). Todos los años era una especie de tradición asistir a la inauguración de los escenarios grandes con SKYLINE, la banda de versiones con la que empezó todo este tinglado de Wacken Open Air hace veintinueve años, pero esta ocasión no pudo ser al solaparse con THE FLYING SCARECROW así que el primer concierto fue el de DOKKEN y no fue una buena manera de comenzar. Cualquiera que esté informado de la trayectoria de Don Dokken en la última década sabrá que su nivel vocal no llega a los parámetros mínimos exigibles pero uno espera que la magia de este festival consiga lo imposible, como se ha visto en otras ocasiones... No fue así. La banda estaba haciendo bien su trabajo con Mick Brown y Chris Mccarvill solventes en la base rítmica y con el experimentado Jon Levin ejecutando solos y rítmicas de forma adecuada pero era abrir la boca Don y... llegar el desastre. Así que la supuesta fiesta que se supone debe ser escuchar himnos como “Kiss Of Death”, “Too High To Fly” o “Alone Again” se convirtió en un verdadero padecimiento. Otra gran estrella del Hard Rock americano de los ochenta era la siguiente en actuar: Vince Neil, cantante de Mötley Crüe, que se presentaba en Alemania con la recientísima noticia del fallecimiento de su madre tres días antes. Es de agradecer que Neil no cancelara su actuación debido a esta circunstancia y que intentara dotar a su interpretación del dinamismo y la energía que no tuvo la del infausto Don Dokken pero tampoco le llegó la nota para aprobar. Vale que desplegó lo mejorcito del repertorio “Crüe”, que hizo guiños a Zeppelin y a Sabbath a lo largo del concierto y que puso muchas ganas pero su voz ya no está para muchos trotes y no logra sacar adelante los temas convirtiéndose la mayoría de las ocasiones en un quiero y no puedo. Inmediatamente volvimos a la carpa para quitarnos el mal sabor de boca a base de Death Metal. GRUESOME está formada por gente relacionada con Exodus, Exhumed, Malevolent Creation o Possessed y abiertamente declarada como homenaje a Death y Chuck Schuldiner. De hecho, el cantante Matt Harvey y el batería Gus Ríos formaron parte en 2013 de Death To All, el megatributo a Chuck y su música. Con un sonido de diez que agredía y apabullaba nuestros oídos de manera celestial dieron un repaso a lo mejor de sus dos discos con temas como “Trapped in Hell” o “A Waste of Life”. Nivelazo interpretativo de una banda que sonó perfectamente conjuntada y que logró recrear como se merece el legado musical de Mr. Schuldiner. “Is Chuck with Us?” preguntaba Harvey. Seguro que sí. A continuación en el WET Stage se daban cita los ingleses VALLENFYRE con Greg Mackintosh, guitarrista de Paradise Lost, liderando la banda pero en este caso como cantante. A medio camino entre el Death Metal y el Doom ambos en su vertiente más Old School, Mackintosh se da el gustazo de rememorar sus tiempos de juventud con una interpretación intensa y agresiva. Me impresiona este tipo de animales escénicos que son capaces de estar entre los guitarristas más reconocidos y a la vez coger el micro y ejercer la labor de frontman de manera perfecta como en la brutal “Kill All your Masters”. Nuevo
peregrinaje hacia los escenarios grandes. El sol apretaba de lo lindo y la gente se lo pasaba bien. Miraras donde miraras veías una escena en la que la diversión era la protagonista. Wacken está pensado para que en cada esquina, en cada recoveco haya espacio para el disfrute en el inmenso recinto que alberga el festival. Los polacos BEHEMOTH van camino de convertirse en los amos del género si no lo son ya. No sólo son una institución desde mediados de los noventa sino que siguen publicando discos vanguardistas en la actualidad como el “I Loved You at Your Darkest” de este año. Nergal, concentrado y serio, acapara todas las miradas a lo largo de un show que a pesar de estar medido milimétricamente no pierde frescura. Quizá hayan sacrificado parte de la suciedad y la fiereza de antaño por un sonido más pulido y unas composiciones más brutas y enrevesadas pero no han perdido la capacidad de estremecer a una congregación que babeaba ante el espectáculo. En el repertorio tuvieron cabida canciones modernas como “Ora Pro Nobis Lucifer”, antiguas como “Chant for Ezkaton 2000” y también primicias en directo como “GOD=DOG”. Exquisita brutalidad. Y de un espectáculo blacker a gran escala como el de BEHEMOTH nos fuimos casi corriendo a otro más íntimo en el WET Stage donde iban a actuar BELPHEGOR. La carpa por sus características es un lugar idóneo para representar espectáculos oscuros debido a la penumbra, la atmósfera y el sonido, mucho más violento que el de los escenarios grandes. De todo ello se aprovecharon los austriacos con un espectáculo ortodoxo y visceral, mostrándose Helmuth sembrado en todo momento con una interpretación de nivel en lo dramático pero sobre todo en lo vocal teniendo como siempre a Serpenth de gran escudero en escena. De su último disco, el magnífico “Totenritual”, interpretaron una devastadora “Baphomet” que demuestra que BELPHEGOR están en plena forma. Uno de los momentos del día y del festival era la actuación de Judas Priest. Los ingleses han superado todo tipo de contratiempos de la mejor manera: publicando un disco tremendo como “Firepower” que ha sorprendido a propios y extraños por su calidad. Rob Halford se muestra arrollador en el estudio pero... ¿Aguanta el envite en directo? Sí, no sólo lo aguanta sino que lo solventa con nota. Un acierto enorme fue incluir en el repertorio temas de su época setentera como la brutal “Sinner”, la épica “Saints in Hell” y los bombazos estratosféricos de “Tyrant” y “The Ripper”. Los 80.000 allí congregados, boquiabiertos ante tanto placer, pasábamos de la incredulidad al disfrute en apenas segundos ya que el tremendo espectáculo al que nos estaban sometiendo Judas Priest era ver para creer. No me hubiera importado que tocasen íntegro su último disco pero nos tuvimos que conformar con tres: la homónima inicial, “Lightning Strike” y una espectacular “Rising From Ruins” ocupando por mérito propio un lugar de privilegio en el setlist. Hace años la interpretación del “Painkiller” por parte de Halford era un dolor para él y para los que le estábamos viendo. Ahora, tocada incluso más rápido que en aquellas ocasiones con un Travis impecable, disfrutamos de un cantante en un estado de forma sorprendente. Faulkner y Sneap lo bordan y Hill se aprovecha de un sonido de bajo que es puro nervio pero cuando sale a escena el Señor Glenn Tipton... En fin... Era lo que faltaba. Ovación inmensa entre lágrimas de los allí presentes e interpretación de “Breaking The Law”, “Metal Gods” y “Living After Midnight”. Fijaros si fue gordo que aun ahora escribiéndolo se me humedecen los ojos y se me pone la piel de gallina. The Priest Is Back.
VIERNES
El viernes vuelve a amanecer con un tiempo estupendo y con muchas ganas de afrontar la segunda jornada que se preveía larga ya que daría comienzo a las doce de la mañana y concluiría quince horas después a eso de las tres de la madrugada. Y qué mejor chute de energía para afrontar tamaño maratón musical que el desayuno de los campeones a base del mejor Death Metal del mundo a cargo de CANNIBAL CORPSE. Como es lógico estaba un poco aplatanado a esas horas pero rápidamente se me quitó el amodorre con las iniciales “Code of the Slashers”, “Only Man Will Die” y “Red Before Black”, tres temas de su último y recomendable disco. Los circle pits, pogos y demás divertimientos se dieron cita desde muy pronto ya que los de Florida no se guardaron nada y fueron desde el minuto uno a matar. Repartieron cera tema tras tema beneficiándose de un muro de sonido que impactaba generosamente sobre las allí presentes. Hacia el final del concierto George Fischer se mostró un poco más cercano retando a los fans a un duelo de headbanging que, por supuesto, él ganó y bromeando sobre si habría o no otro tema más que por supuesto fue “Hammer Smashed Face” con la que concluyeron. Una actuación seria, directa al grano y sin fisuras al nivel de lo que se espera de una institución de este calibre. Después le llegaba el turno a AMORPHIS, una banda con una trayectoria dilatada y diferentes cambios de estilo a sus espaldas pero que está dando mucho que hablar en la actualidad por la publicación de su reciente “Queen Of Time”, un disco sobresaliente. De hecho los dos temas con los que abrieron la actuación, “The Bee” y “The Golden Elk” pertenecen a ese disco y sirvieron para confirmar el buen estado de forma actual de la banda en general y de su cantante Tomi Joutsen en particular. A pesar de que su orientación musical se ha vuelto más ligera con el paso del tiempo dejaron espacio para joyas de hace veinticinco años como “Against Widows” y “The Castaway” que fueron muy bien acogidas. La siguiente experiencia cambia de registro pero no de país ya que se trataba de los también finlandeses KORPIKLAANI. ¿Qué se puede decir de una banda cuyos últimos tres temas fueron “Tequila”, “Beer, beer” y “Vodka”...? Bebida, Folk Metal, una banda en forma gozando de buen sonido y un festival lleno de gente deseando pasárselo bien: La combinación perfecta. Así que no hubo otra que montar un fiestón muy del agrado, todo sea dicho, del público
teutón que, no olvidemos, es mayoría aplastante en Wacken por muy internacional que sea. Posteriormente, nos acercamos para ver a MR. BIG al LOUDER Stage, el escenario “mediano”, al que le sigo poniendo la pega de siempre: el volumen. Siempre que se solapan actuaciones lo mejor es ponerse por la parte de la derecha porque si no, escuchas a la banda que esté actuando en el FASTER. Billy Sheehan y Paul Gilbert. ¿Se puede pedir más? Pues sí. Además de esos dos monstruos contábamos con un cantante en plena forma como Eric Martin que además ejerció de maestro de ceremonias a la perfección. Os podéis imaginar: Elegancia, calidad y sí, por qué no, virtuosismo, pero sin salirse de madre interpretando pequeños solos que no restaban dinamismo a la actuación. Tanto unos como otros trabajaban en equipo logrando un resultado impecable. Un momento álgido del magnífico concierto fue su famosa versión del “Wild World” de Cat Stevens. Las cinco de la tarde y todavía no había pisado la carpa. No podía ser. Los griegos FIREWIND son conocidos por el gran público como la banda de Gus G., antiguo guitarrista de Ozzy, y por ser griegos. Aunque desde hace un par de años tienen cantante alemán, Henning Basse, que ha encajado perfectamente en el puzzle. Quedó patente en todo momento su amplia experiencia a los mandos de su antigua banda Metalium quitándole algo de protagonismo a un Gus G. incendiario y pirotécnico como siempre pero al servicio de las canciones. El grupo realizó una actuación muy compacta y dinámica en la que también destacó un inconmensurable Bob Katsionis, espectacular con su teclado. Mientras muchos se iban a ver a CHILDREN OF BODOM en lo que, según me contaron posteriormente, fue uno de los conciertos del festival, yo decidí quedarme en la carpa atraído por la curiosidad de ver a DOOL, un grupo holandés relativamente nuevo que últimamente está dando que hablar gracias a su primer disco “Here Now, There Then”. Ryanne Van Doorst, alias Elle Bandita, guitarrista y cantante, acapara desde el primer momento todas y cada una de las miradas. Su magnetismo y carisma son arrolladores. Cómo se mueve, cómo te mira, cómo canta, cómo castiga la guitarra... Todo lo que hace es interesante. Progresivo, gótico, post rock... Ponle la etiqueta que quieras a su música aunque quizá sea simplemente rock oscuro lo que mejor pueda definirlos. Hipnotizado me dejaron. ¿Y qué mejor manera de salir de la hipnosis que con DESTRUCTION? Normalmente no puedes poner la mano en el fuego sobre si Schmier y Sifringer van a ir a por todas ya que suelen dar una de cal y otra de arena. Pero en el Wacken Open Air no hay lugar para las medias tintas y eso se notó desde el inicio con unas brutales “Curse The Gods” y “Mad Butcher” que pusieron patas arriba la carpa. Para colmo el recién llegado Randy Black hace buenas sus credenciales como batería demoledor llevando a la banda en volandas y atronando a todo bicho viviente. Así que se dieron todas las circunstancias para disfrutar de la mejor versión de unos DESTRUCTION que acabaron por todo lo alto con “Thrash Till Death” y “Bestial Invasion”. A toda leche me dirigí a los escenarios grandes donde se estaba produciendo la descarga de Doro. Llegué cuando estaba afrontando ya la parte final y allí me dijeron que estaba dando mucha cancha a los temas clásicos de Warlock y que también hubo una versión del temazo “The Ballroom Blitz” de la mítica banda inglesa de Glam Rock The Sweet con, ni más ni menos que su cantante Andy Scott acompañando a la Diosa alemana en el escenario. Fue comentarme esto y presentar Doro a Johan Hegg de Amon Amarth que se atrevió con “If I Can´t Have You - No One Will” adelanto del nuevo disco de Doro en el que el sueco participa como artista invitado. ¿Os podéis imaginar un Wacken sin Amon Amarth? Pues este iba a tener su trocito ya que para echarle más leña al fuego se atrevieron a devolver la jugada versioneando “A Dream That Cannot Be” que les quedó muy lograda. Después de “All For Metal” y “We Are The Metalheads” con un Tommy Bolan magistral a la guitarra, la sorpresa final fue que todos juntos, Bolan, Scott, Hegg y, por supuesto, Doro, interpretaron un más especial si cabe “All We Are”, que supuso el colofón ideal a un concierto realmente especial. En algún momento había que comer algo y reponer fuerzas para lo que quedaba de noche así que mientras devoraba una buena ración de carne en palo, veía en las pantallas gigantes las andanzas de otros habituales en Wacken como son Nightwish que cada año que pasan son un poco más grandes. Petazo espectacular para ver a los finlandeses con una Floor Jansen cumpliendo a la perfección con sus labores de cantante y frontwoman. Si alguna vez hubo dudas acerca de su inclusión en la banda yo creo que con conciertos como éste deberían disiparse. La noche continuaba con uno de los platos fuertes del festival, Running Wild, aunque se nos terminó indigestando. No sé si decir que el concierto nació muerto es una exageración pero lo cierto es que aquello no lo lograron levantar ni temazos antológicos como “Riding The Storm” o “Blazon Stone” ya que la banda demostró no tener el punch ni la intensidad para
interpretarlos como se merecen. No era problema de sonido sino de actitud, y casi, si me apuráis, de aptitud. El feeling que se palpaba entre Rock N Rolf y el respetable no era negativo pero tampoco muy favorable. ¿Hay algo peor que la indiferencia? Y, claro, una banda cuya última actuación en directo fue en el Wacken de 2015 no está preparada para sacar adelante situaciones adversas. Así que poco a poco el show fue discurriendo con más pena que gloria entre algún amago de enfado por parte de Rolf Kasparek cuando la audiencia hacía caso de forma perezosa a sus requerimientos y alguna que otra ovación a algún tema que quedó bien y nos sacó del tedio como “Raging Fire”. Pero no hubo remedio. Desde el principio se vió que aquello no iba a funcionar y no funcionó. Antes de comenzar el concierto, IN FLAMES ya tenían a miles de seguidores adorándoles cual si fueran Dioses en La Tierra. Me llamó la atención la relación que se establece entre Anders Fridén y su público. Parece una relación muy íntima. El tío no es el típico rockstar con carisma arrollador. Le cuesta expresarse y encontrar las palabras dando la sensación de que a pesar de todo, le puede la timidez, pero conecta fuerte con sus fans. No anda muy sobrado de voz y su interpretación aprobaba por los pelos pero la banda sonaba mastodóntica cuando quería que no fue todas veces que a mí me hubiera gustado ya que me estaba dando la sensación de que tenían mucho más arsenal que decidieron guardarse. Pero la gente vibró con cada nota y el concierto fue un auténtico éxito. Una y media de la mañana. Último grupo de la jornada: GHOST. Es impresionante la legión de LOVERS y HATERS que arrastra tras de sí este grupo. Hacía mucho tiempo que una banda
no generaba tal torrente de opiniones encontradas. La actuación comenzó un poco desmadrada de sonido con un volumen excesivamente alto cosa que se subsanó rápidamente. El Cardenal no bailó en “Rats”. Mal. Eso refuerza mi opinión de que en el vídeoclip no es él quien baila sino un doble. El combo “Absolution”, “Ritual”, única visita a su primer álbum, y “From the Pinnacle to the Pit” resultó impresionante, sobre todo esta última cuyo riff sonó grueso y potente. Siguieron con una rotunda “Faith”, la más dura de su último álbum y continuaron con la riffera “Cirice”. Las interpretaciones eran certeras y el sonido cojonudo. Mención especial para las nuevas Ghouls encargadas de los teclados. Nadie se iba a dormir y no había pitos de desaprobación. Pero sí que hubo risas: Las que provocaba el Cardenal que sabe perfectamente como llenar él solo un escenario moviéndose a lo Charlot y vacilando al público: “Habeís venido a este festival a escuchar material really, really, really, really heavy, ¿no es así? Tenemos una de esas. ¿Quereis escucharla? Okidoki”. Y se lanzan a por “Mummy Dust” que les queda bastante bien y cuando acaban... “¿Os ha gustado nuestro tema heavy? ¿Sí? Muy bien, porque no tenemos más.” El recochineo del Cardenal para con la fama de blando que tiene el grupo estaba detrás de cada una de sus intervenciones. Acabaron, como siempre, con “Monstrance Clock”, habiendo hecho disfrutar mucho a sus fans, habiendo convencido a algunos que no lo eran y reiterando en su postura negativa a otros tantos. Esto es así. GHOST son grandes, tanto si los amas como si los odias.
SABADO
Última jornada del Wacken Open Air y, a pesar del cansancio, me levanto con muchas ganas porque sé que ver a RIOT V es siempre una fiesta de Heavy Metal. Y así fue. ¿Cuál es el tema por el que todos conocemos a RIOT? “Thundersteel”. Pues como van sobrados la tocan la primera, en plan, ahí la tenéis. En los últimos años he tenido la oportunidad de verlos unas cuantas veces y parece que están siendo capaces de prolongar el momento dulce que viven en directo ya que suenan conjuntados al máximo con los miembros veteranos Van Stavern y Flintz aguantando el peso del show junto a la bestia Todd Michael Hall, uno de los mejores cantantes del estilo. Además de clásicos como “Fight or Fall”, “Johnny´s Back” o “Swords and Tequila” dejaron algo de espacio para su nuevo álbum “Armor of Light” de la mano de “Victory” que fue acogida con entusiamo. Terminaron a lo grande con “Warrior”. Sobresalientes. Por mucho que estudies las bandas del cartel antes de ir y que sepas más o menos el itinerario que vas seguir siempre hay alguna banda que no conoces, la ves porque alguien te la recomienda y te acaba soprendiendo. Esto fue lo que me sucedió con WINTERSUN, la banda finlandesa de Death Metal Melódico y Sinfónico que comenzaron muy serios desde el principio y sonando muy bien. Jari Mäenpää, líder y cantante, está pendiente en cada momento de que todo vaya como a él le gusta y lleva a cabo una interpretación vocal en la que se apoya generalmente en su guturalidad pero cuando echa mano a su voz natural sube y baja como él quiere. Un único pero, y la verdad es que resta puntos ya que no puedes tener tanta carga sinfónica en tus canciones, llevarlo todo grabado y no tener al menos un teclista que te gestione todo ese tinglado. Después de comer una bratwurst nos dirigimos a la carpa. Si hay una banda de la que me alegro un montón de su crecimiento en los últimos años esa es NIGHT DEMON. No sólo son unos currantes que se han pateado los States y Europa de arriba a abajo mil veces sino que siguen creciendo y creciendo en lo musical de forma exponencial. Potentes, duros, frescos, espontáneos... Los nuevos temas ya no beben tan directamente de la NWOBHM sino que poco a poco van encontrando su propia personalidad. Aún así no olvidan sus orígenes por lo que Jarvis, ese terremoto cantante y sonante, Armand y Dusty deciden poner la guinda a su descarga montando la marimorena con una incendiaria versión del “Wasted Years” de los Maiden. Tremendos. Los siguientes de la lista son GOJIRA, uno de esos grupos que todo el mundo nombra como apuesta segura de presente y futuro dentro del Metal. Cierto es que no son ya unos chavales ni mucho menos pero “Magma”, su último disco, les ha hecho subir varios peldaños en popularidad. La actuación de los franceses estuvo bien pero se las he visto mejores. Buena actitud, pirotecnia, temazos... El repertorio de body surfing, pogos, circle pits y demás asuntos era continuo. Miraras donde miraras veías a alguien tramando algo. Sin embargo el sonido, a pesar de ser bueno no llegaba a agredir y el ritmo del concierto no fue todo lo dinámico que debería con demasiados parones para algún solo y canciones instrumentales. Aun así todo un placer ver a la banda en general y en concreto a los hermanos Duplantier, Mario, uno de los mejores y más originales baterías del estilo, y Joe, que no pierde ni un ápice de actitud ni nervio con el paso de los años. De vuelta a la carpa, en lo que sería mi última visita a ese emblemático lugar, me encuentro con MADBALL entamando una buena liada de pogos y circle pits en la recta final de su actuación. Freddy Cricien, su líder de siempre, arenga a las masas intentando picar al público metalero para elevar al máximo la temperatura. La otra voz autorizada, Jorge Guerra, aprovecha para reivindicar el New York Hardcore mientras acometen “Hardcore Still Lives” con la que finalizan. Diez minutos después, teníamos sobre las tablas del WET Stage a NOCTURNAL RITES, una de esas bandas valoradísimas dentro del Power Metal europeo, ya que durante una década, en plena época dorada del estilo, se dedicaron a publicar discazo tras discazo. Desde el primer momento demostraron su valía con una actuación de categoría y un Jonny Lindqvist sobresaliente en la labor vocal, escoltado perfectamente a los coros, una de las marcas de la casa, por Nils Eriksson y Fredrik Mannberg. Después de una larga temporada en la que tuvieron el grupo practicamente parado, publicaron el año pasado el magnífico “Phoenix” disco que les sirve de resurgimiento y del que interpretaron la inicial “Before We Waste Away” y la coreada “A Heart as Black as Coal”. Nos despedimos del Bullhead volviendo a la zona de los escenarios grandes que todavía bullía a buena temperatura. A lo largo de la jornada las nubes se habían
apiadado de nosotros haciendo su aparición y librándonos un poco del intenso trabajo que el Astro Rey llevaba realizando desde el comienzo del festival. ARCH ENEMY son, junto a Doro, Saxon, Blind Guardian, Amon Amarth o Nightwish, una de esas bandas cuya trayectoria va muy unida al festival ya que si no forman parte del cartel un año, lo hacen al siguiente. Alissa no flaquea ni un segundo en su labor de hacer pasar un buen rato al personal acaparando todas las miradas a pesar de estar rodeada de monstruos como Loomis, Amott y D´angelo. Aunque todo está planificado al dedillo ella se echa con toda naturalidad el peso de la actuación a sus espaldas con una interpretación vocal espectacular y una labor de frontwoman muy correcta. De su último disco “Will To Power” tocaron la inicial “The World Is Yours” y “The Race”, que no se resintieron al lado de los otros temas. El público lo daba todo intentando olvidarse de que quedaban pocas horas para que aquel sueño se desvaneciera. El final de la actuación fue apoteósico con “Snow Bound” y “Nemesis”. Era el turno de la reunificación de HELLOWEEN, una de las actuaciones más llamativas de esta edición del festival. Tenía alguna duda sobre qué me encontraría pero poco a poco me fueron convenciendo con regalos como las iniciales “Halloween” y “Dr, Stein” sonando tremendas. Tres guitarras: Weikath, Hansen y Gerstner. Tres cantantes: Deris, Kiske y Hansen. Bajista: Grosskopf. Batería: Löble. Excepto estos dos últimos, todos entraban y salían de un escenario espectacular dejando caer a buen ritmo los temas sin empantanarse demasiado con largos monólogos o bromas. Deris ejercía perfectamente como maestro de ceremonias combinando su labor de cantante con Kiske en varios temas como, por ejemplo, “I´m Alive” donde nos dimos cuenta de que, paradojas de la vida, Deris tenía muchísima más voz que Kiske. Después de toda una vida menospreciando al bueno de Andy al compararlo con Michael... Uno de los momentos en los que tanto yo como los allí presentes enloquecimos fue con el medley de temas “Starlight”, “Ride The Sky” y “Judas” del primigenio “Walls of Jericho” cantado por un Kai Hansen soberbio y que sóno furioso, potente y agresivo manteniendo intacta la esencia de aquellos temas. De la época Deris tocaron temazos como “If I Could Fly” o “Sole Survivor” pero para mí sorpresa, el momento dedicado a “Walls Of Jericho” no había acabado sino que además de “Heavy Metal (Is the Law)” interpretaron una apabullante “How Many Tears”, esta vez con Deris como cantante. Ver para creer el espectáculo que estaban dando. Normalmente considero los solos de batería o guitarra como un momento en que los grupos me están atracando. Sin embargo, el homenaje a Ingo Schwichtenberg, batería de la época dorada de la banda que se suicidó en 1995, realizado por Dani Löble, imitando al dedillo un solo grabado de Ingo que se estaba proyectando en las pantallas, fue muy emocionante. El primer bis, “Eagle Fly Free” y “Keeper Of The Seven Keys”. Más madera, es la guerra. Segundo bis, no por esperado menos cojonudo: “Future World” y “I Want Out”. Final sublime para dos horas y media que se hicieron cortísimas. Hubo un tiempo, a finales de los ochenta, en el que HELLOWEEN estuvieron a punto de situarse a la altura de las grandes bandas de Heavy Metal de la historia. Esta noche ofrecieron una actuación como si lo fueran. Todavía impactado por el puñetazo encima de la mesa de los HELLOWEEN dando vueltas en mi cabeza, intenté pasar página cogiendo buen sitio para DIMMU BORGIR. Si para comentar la descarga de BEHEMOTH se podrían utilizar adjetivos como vanguardista y estremecedor, y la de BELPHEGOR calificativos como visceral y ortodoxo... ¿Cómo definir el show de DIMMU BORGIR? Desde luego ni rastro de algo parecido a sensaciones crudas u oscuras. Aquello era una FIESTA BLACK METAL no sé yo si únicamente en el buen sentido de la palabra. A ver, mucha gente se lo estaba pasando pipa, el show era espectacular con un escenario impresionante, el sonido era correcto pero no el indicado para una banda como los noruegos. Se basaron sobre todo en material de sus últimos discos con la primicia de interpretar por primera vez en directo “Archaic Correspondence” de su recién estrenado “Eonian”. Aunque a algunos se les veía la disconformidad en el rostro a otros, a la mayoría, les daba igual y disfrutaban de los últimos pogos, circle pits y bodysurfing del festival. Y hacían bien. Mientras, la banda concluía con “Mourning Palace” su única referencia al material clásico. Y con DIMMU BORGIR di por concluida la vigésimo novena edición del Wacken. Un éxito a todo nivel como lo refrenda el Sold Out en la venta de entradas para la próxima edición de 2019 que se registró cinco días después.
See you in Wacken 2019, Rain or Shine.