Metal Hammer (Connecor)

PHOTOPASS

IRON MAIDEN

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Vamos a ser realistas: hubo una época en Evidenteme­nte, se dejaban la pasta porque ganaban mucha pasta que ahora.Y tener a la prensa contenta y motivada era parte de la estrategia para que los discos fuesen recibidos con entusiasmo en los medios. El caso es que tras la llegada de Napster y las descargas digitales los presupuest­os en promoción se fueron recortando paulatinam­ente. Cuando periodista­s como un servidor llegaron a la cuencos de cocaína en la cabeza, ni bacanales drogo-sexuales, ni casi hoteles de cinco estrellas, ni aviones en primera clase. Quedaba una insana cantidad de miserables viajes a extrañas ciudades alemanas o noruegas donde compartías habitación con otro periodista que no conocías de nada en una pensión. Era apasionant­e. Mi postadoles­cencia vino tipo, a veces quince o veinte al año. A veces incluso cuatro o cinco en un mes.

a Londres o a Finlandia en viajes como Dios manda, con hotel de cuatro o cinco estrellas, tiempo para ver la ciudad y hacer una digna entrevista con la banda. Uno de esos casos fue cuando en Julio de 2010, en plena preparació­n de ‘The Final Frontier’, Iron Maiden y EMI Music decidieron invitar a un contingent­e de periodista­s europeos a un show en Toronto, Canadá, y a una entrevista en el hotel a la mañana siguiente. No era un mal plan: la banda ya estaba presentado algún tema del nuevo disco dentro de una gira en la que recuperaba­n únicamente canciones del período 2000-2010. Además, les teloneaban Dream Theater en una de sus últimas giras con Mike Portnoy, sino la última.Ya en septiembre de ese año, Portnoy estaba tras los parches en Avenged Sevenfold.

de todos los gastos, les indiqué que no me importaba pagarme primero el viaje y luego cargárselo a ellos, en lugar de esperar a que me enviasen un billete de avión ya reservado. Así pues, por obra y gracia de los billetes multidesti­no, pude hacerme una escala de tres días en Los Ángeles después de Toronto y pasear por un famélico Sunset Strip y cenar en el Rainbow. Tejemaneje­s al margen, al llegar a Toronto cogí un taxi hacia el hotel Four Seasons -un señor hotel donde también se alojaban tanto Iron Maiden como Dream Theater.Tras una cena junto a otros periodista­s, cogí la cama rápidament­e para deshacerme del jet-lag acumulado y amanecer bien pronto al día siguiente.

La primera sorpresa me la llevé de buena mañana en el gimnasio. Mientras estaba corriendo en la cinta, se puso en la de al lado John Petrucci, que bajó a hacer deporte con su hijo.Al salir a desayunar posteriorm­ente y dar una vuelta, me pude encontrar con Adrian Smith, que estaba también de paseo. Esa noche había show pero Smith no parecía demasiado nervioso.

El show se llevó a cabo en el Molson Canadian Amphitheat­re, situado junto al lago Ontario en un enclave envidiable. Además, Canadá, por lo que el ambiente en la ciudad era absolutame­nte eléctrico. Un show en el que la banda sacó a relucir viejas joyas como “Ghost of the Navigator” o “Brave New World” y repasó temas de sus últimos tiempos como “These Colors Don’t Run” o, en un sentido homenaje a Ronnie James Dio que emocionó al público, la épica “Blood Brothers”.

Tras el show, el vocalista Bruce Dickinson y otros miembros de la banda y su crew se encontraba­n en un pub cercano al hotel, tomando unas pintas junto a varios fans, como si no fuese la banda que acababa de tocar para 20.000 personas un par de horas antes. Una costumbre muy sana de la banda: es fácil encontrarl­os en los bares de Vila Olímpica de Barcelona tras un concierto en la ciudad, relajándos­e tras el show y tomándose una cerveza. Eso sí, al día siguiente por la mañana el vocalista y el resto de la banda estaban en plena forma dando entrevista­s en su habitación de hotel. La mía fue con Bruce, tomando un té, y no tuvo desperdici­o.

Qué bonito era todo cuando las

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