Metal Hammer (Connecor)

Sharon den adel (within temptation)

- TEXTO: SERGI RAMOS FOTO: sergio blanco

Si le hacemos caso a setlist.fm, Within Temptation han realizado 792 conciertos a lo largo de su carrera. De Barcelona a San Diego, de Groningen a Monterrey, la banda ha tocado en la mayoría de ciudades civilizada­s del planeta. Durante el sobre los grandes y no tan grandes momentos vividos de gira a lo largo de los últimos 23 años. Su país favorito te sorprender­á.

¿Cuál es la persona o cosa de la que más te cuesta despedirte cuando te vas de gira?

Mi familia, por supuesto. La vida de gira y la vida familiar son totalmente opuestas, son blanco y negro. Cuando vuelvo de una gira tengo que acostumbra­rme al nuevo entorno en el que me encuentro. Por otra parte, cuando estás de gira todo está preparado para ti. Sabes cuando tienes que irte, cuando vas a llegar, a qué hora entras al recinto, a qué hora tienes las entrevista­s, quién me recoge para ir a una radio, etc. Toda la semana está preparada para ti. Pero cuando llegas a casa, de golpe, tienes que ocuparte de todo y pensar en qué hacer para cenar y a lo mejor ni te habías acordado de ir a comprar (risas). Es un cambio de mentalidad muy brusco y tienes que acostumbra­rte a estar fuera de la burbuja.Te levantas por la mañana y preguntas “¿a qué hora tengo que estar en los sitios?” y entonces piensas “Sharon, tienes que volver a controlar tu propia vida” (Risas).

¿Cuál ha sido la mayor cantidad de gente para la que has tocado y dónde sucedió?

Fue un millón de personas, fue en Polonia, en el Woodstock que se hace allí y fue una locura. No sé ni como explicárte­lo. La gente se acerca en barco hasta el lugar donde se hace el festival, con todos los barcos hasta arriba de gente, unos encima de otros, y no hay ni un solo accidente. Es una locura. Me encantó. Fue algo tan sensaciona­l que casi me olvidé las letras al ver a tantísima gente. Hasta donde alcanzaba mi vista solo se veía gente, eran como hormigas. Me encantaría volver allí de nuevo, fue una experienci­a tremenda.

¿Cuál ha sido la cantidad más pequeña de gente para la que has tocado y donde sucedió?

Estábamos haciendo un show en el Ziggo Dome de Amsterdam, que es un recinto gigante, pero hicimos un pre-show especial con todo el espectácul­o habitual para unas diez o quince personas. Fue muy curioso, muy íntimo. Pero moló mucho.Aunque te diré que estuve más nerviosa ahí que ante un millón de personas en Polonia. Cuando hay poca gente lo ven todo al detalle y te sientes muy desnudo frente a ellos.

gira con tu pequeño universo sobre ruedas?

soporto. Evidenteme­nte tengo que volar mucho en mis giras con Within Temptation y me voy acostumbra­ndo pero en un período como ahora, donde llevo tiempo sin volar, sé que lo pasaré mal cuando vuelva a subir a un avión. Semanas antes de volar ya estoy nerviosa. Cuando estoy en el aire estoy bien pero el despegue y el aterrizaje me dan pánico. El autocar de gira es mucho mejor.Te tomas tu copita de vino, tocas la guitarra y vas con tu gente de una manera muy familiar.

Salvo por el olor a pies.

Eso es horrible... (risas)

¿Hay alguna ciudad que sea mágica para ti? Siempre hay una parada en las giras donde sientes algo especial.

Hay muchas. El año toqué en un sitio de Polonia del que no me sale

¿Poznan?

Eso, Poznan.Tiene mucha historia y es un lugar precioso.Y no es por ser pelota pero España es mi país favorito para tocar. Lo es. Lo siento. Tengo a mi familia viviendo ahí y los padres de Robert tienen una casa allí y solemos ir de vacaciones. Cualquier ciudad de España nos gusta. La comida es muy buena.

¿Qué sueles hacer antes de salir al escenario?

Suelo hacer muchas visitas por las ciudades a las que voy con mi amiga. Ella es mi maquillado­ra y nos hicimos muy amigas cuando empezó a trabajar conmigo hace quince años. Normalment­e me voy con ella a pasear por las ciudades y sino estoy con los chicos y hago algo de ejercicio. Unas horas antes del show tengo que hacer entrevista­s, maquillarm­e, comer algo, hacer la prueba de sonido y entonces vuelvo a mi camerino.Tengo una habitación para mi sola porque los chicos son más escandalos­os antes de un show y yo necesito estar tranquila para prepararme mentalment­e para el show. Si tengo a mucha gente alrededor me distraigo y me agito y no me funciona bien. No es que sea una diva pero necesito esa tranquilid­ad antes del concierto para poder rendir bien. shows me ponen muy nerviosa.Tengo un poco de ansiedad y me imagino que deriva de ser tan perfeccion­ista. A veces me tienen que recordar que estoy haciendo realidad mi sueño y que debería estar feliz por ello, cantando para el público, pero me machaco mucho y me pongo nerviosa. Y tienen razón.Tras veinticinc­o años debería disfrutar más de lo que hago y dejar de pensar en que todo debe ser perfecto todo el tiempo. Necesito que me lo recuerden de vez en cuando.

¿Cuál ha sido tu momento más vergonzant­e sobre el escenario?

El más vergonzant­e y más divertido a la vez fue uno en Holanda, en una antigua iglesia. Estábamos grabando un DVD y la cremallera de mi vestido se rompió. Escuché al batería diciendo “otra vuelta” al resto de la banda.Ya llevaban tres vueltas de la misma canción y yo no podía subir la escenario y arreglarlo pero fue muy gracioso. La intro duró una eternidad por culpa de esa cremallera (risas).

¿Qué es lo más glamuroso que has hecho estando de gira?

Ir en avión privado. Teníamos un show en el Bloodstock de Inglaterra y veníamos de Portugal. Para llegar a tiempo cogimos un avión privado y era la primera vez que lo hacíamos. También me dio mucho miedo, porque era un avión pequeño y ya sabes de mi miedo a volar.Tras eso teníamos que ir a Canadá para un show en Montreal y la única manera de llegar a todo a tiempo era con nuestro propio avión.Así que sí, imagino que eso es lo más decadente que hemos hecho como banda, si te sirve (risas).

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