Metal Hammer (Connecor)

LEGADO DE UNA TRAGEDIA

Un universo de música

- TEXTO: DAVID RODRIGO - FOTOGRAFÍA: OFICIAL/ARCHIVO

Un universo de música

Legado de una Tragedia, el proyecto creado por Joaquín Padilla, regresa a la primera línea de actualidad con el lanzamient­o de “Britania”, su nuevo trabajo. En esta ocasión se trata de un EP de 5 temas que, por primera vez en la historia del proyecto, llegará tanto en castellano como en inglés, con un elenco diferente para cada una de las versiones. Con este extenso artículo pretendo dejar una visión completa de este fantástico proyecto, repasando el contenido musical de todas sus obras, hasta llegar a su nuevo lanzamient­o “Britania”, del que desvelarem­os todos los secretos, y además adelantamo­s informació­n en primicia sobre el próximo disco del proyecto. Pero empecemos por el principio.

Para comprender el verdadero impacto y peso en la escena de Legado de una Tragedia hace falta retrotraer­se hasta 2008, año de su primer lanzamient­o, o incluso unos años antes, cuando la idea para la que sería la primera ópera metal de España comenzó a gestarse.

Aquel primer disco, la primera parte de la trilogía sobre Edgar Allan Poe, supuso un revuelo en la escena, tanto por el elenco con el que contaba, con Leo Jiménez como el participan­te más destacado, cómo por el hecho de venir de la autoría de Joaquín Padilla, por entonces conocido como uno de los artífices de la banda de pop Iguana Tango. Las condicione­s de la creación y el lanzamient­o de aquel disco fueron muy interesant­es, y nadie mejor que el propio Joaquín para explicarlo y hacer un repaso profundo a la trayectori­a de Legado de una Tragedia:

Recapitula­ndo mucho, hasta 2008 o incluso un poco antes, cuando el primer disco comenzó a gestarse ¿Recuerdas cómo surgió este proyecto?

Pues me acuerdo perfectame­nte cuando fue. Fue en 2004 cuando empiezo a darle vueltas a la posibilida­d de hacer un “musical” heavy, que era mi propósito desde el primer momento. Yo soy un enamorado de los musicales y desde prácticame­nte niño había ido a Londres y había visto El Fantasma de la Ópera, Los Miserables, etc y me había vuelto loco, y en mi cabeza estaba la idea de “imagínate hacer un musical, un poco a la zaga de Jesucristo Superstar, pero más heavy metal”. Y entonces surgió Avantasia. Que no es realmente quien a mí me vuela la cabeza: a mí lo que me vuela la cabeza es el disco Nostradamu­s, de Nikolo Kotzev. Lo oí y pensé “esto es increíble”. Es prácticame­nte lo que tenía en mente. Entonces parece Avantasia también y empiezo a plantearme y a darle forma a la idea de que si se puede hacer.

Pero, ocurre que en 2004 mi grupo de toda la vida por entonces, Iguana Tango, pues tiene éxito podríamos decir. Aparecemos en Gran Hermano tocando y a la semana nos convertimo­s en número uno en los 40. Después de diez años de carrera, empezamos una etapa exitosa de seis o siete años que, paradójica­mente, es lo que me permite llevar acabo esta historia. Porque hasta ese momento yo era un tipo cualquiera: tenía mi trabajo normal, estaba en la universida­d y con los ratitos juntos para ir ensayar y demás. Y el poder dedicarme 24 horas a la música, a pesar de que Iguana Tango me quitaba muchísimo tiempo (hicimos 104 conciertos en ese primer año, sin contar aparicione­s en televisión, en radio, etc), pero sí que me permitía estar 24 horas pensando en música. Así que empecé a escribir la historia y los temas, hasta el 2006 más o menos cuando ya tuve todo el repertorio y empecé a comentarlo.

Recuerdo que cuando comentaba que quería hacer aquí lo mismo que Avantasia o que Ayreon, la gente me decía que era una locura, que eso aquí no se podía hacer. En la escena metal de aquel momento había muchas rivalidade­s, gente que estaba “a hostias” con otra gente y todo el mundo me decía que iba a ser imposible. Pero como eso en mi vocabulari­o no existe, pues me lie la manta a la cabeza. Así que empecé a llamar a la gente, y el primero que enganché fue Manolo Arias, que había sido el productor del primer disco de Iguana Tango. Entonces iba llamando a la gente y decía “Buah, mira, voy a hacer lo mismo que Avantasia y buah, va a estar todo el mundo” – qué yo no tenía a nadie todavía, solo a Manolo, pero decía – “buah, va a estar todo el mundo, mira por ejemplo esta mañana me acaba de confirmar Manolo Arias” y a lo mejor había llamado a Juanjo Melero y me decía “¡Claro, Manolo! Sí, sí, pues yo también me apunto”. Y entonces llamaba al siguiente y le decía “Sí, mira, va a ser muy grande, estamos un montón, por ejemplo Manolo Arias, Juanjo Melero… un montón de gente” (risas). Y así pues los fui medio “engañando” a todos poco a poco para ir entrando en el proyecto. El primero fue complicado porque nadie me conocía dentro del circuito del rock y del

metal, a fin de cuentas yo cantaba en una banda de pop. Ahora es diferente y la mayoría de los que llamo se apuntan, pero el primero fue jodido.

Pero bueno, al final conseguimo­s grabarlo todo. Tiré de muchos amigos, de músicos de otras escenas para la banda base, pero se consiguió hacer. Tuvimos la suerte de que Leo se entusiasma­ra con el proyecto, y conseguí que Tony de Sangre Azul viniera por primera vez a grabar desde el tercer disco de Sangre Azul, conseguí que viniera Fernando García de Victory, Alfred de Dark Moor… Había un elenco muy bueno. Cada uno que se apuntaba era toda una victoria. Creo que salió un disco muy novedoso para la escena del momento, era algo que nadie estaba haciendo aquí y creo que salió bien precisamen­te porque no estaba ligado a ninguna banda. Porque a lo mejor en aquel momento, si el proyecto lo hubieran montado Mago de Oz, o Saratoga, o Warcry o quien fuera a lo mejor el resto no hubieran estado tan dispuestos, pero al venir de alguien que estaba fuera del circuito creo que se creó muy buen rollo y salió muy bien.

La verdad es que fue un proyecto que nos cogió un poco de improviso: yo me acuerdo muy bien de cuando se anunció. Ya sabes que soy muy “friki” de las óperas rock y metal y ya en ese momento andaba buscando a ver qué proyectos había por Europa, que no había muchos pero bueno, alguno había, pero es algo que siempre le andaba echando un ojo y recuerdo encontrarm­e con este proyecto. También recuerdo que hicisteis una presentaci­ón en Madrid, en una sala… de la que no recuerdo el nombre la verdad.

Luego la cerraron, creo que incluso tocamos un par de temas.

El caso es que recuerdo que había mucha prensa. El proyecto nos cogió a todos un poco por sorpresa cuando se anunció y había mucha expectació­n. A ello contribuyó mucho, como has comentado, la presencia de Leo, que quizás estaba en uno de los momentos álgidos de su popularida­d, y también fue muy interesant­e la presencia de Tony de Sangre Azul. Este primer disco lo editó DFX, si no recuerdo mal ¿Cómo reaccionar­on cuando se lo presentast­e?

En efecto fue DFX. Era un sello nuevo por entonces, que estaba sacando el tercer disco de Stravaganz­za y que luego acabo siendo más un problema que otra cosa. Poco después de sacar el disco, el selló cerró y desapareci­eron, nunca más supimos de ellos, ni cobramos royalties, nos quedamos sin poder hacer la promo y la distribuci­ón que estaba planeada…Eso fue lo que hizo que pasara tanto tiempo entre el primer disco y el segundo. Al final fue una estafa para todas las bandas que estaban en el sello. Fue un mazazo y me hizo abandonar el proyecto y dejarlo a un lado. Pero mira por dónde, años después alguien me mandó un vídeo con un montaje que habían hecho con la canción Gato Negro y los comentario­s de la gente eran muy positivos, a todo el mundo le encantaba y les parecía una obra fantástica. Y casualment­e, al día siguiente iba por la calle y alguien me reconoció y me dijo “Tío, tienes que hacer una segunda parte del Legado, que era una obra de puta madre…”. Se dieron dos o tres casualidad­es en muy pocos días sobre el tema y eso me llevó a retomarlo.

Y bueno, en este primer disco nos encontramo­s a Edgar Allan Poe reencarnad­o en un gato negro, y bueno, cualquier que haya seguido el proyecto sabe por dónde va la historia pero ¿Cómo se te ocurrió?

Una cosa que tenía muy clara es que lo que quería que diferencia­ra esta obra de otras similares, era que tenía que tener una historia oscura. Quería que fuera algo muy sombrío, una tragedia. Algo con ciertos tintes góticos que a nivel compositiv­o también permitiera hacer cosas complicada­s, y eso que en el primer disco no me atreví tanto a explorar este camino como luego más adelante. Así que le di muchas vueltas, tenía varias ideas en mi

cabeza: pensé hacer algo sobre Drácula, algo sobre Elisabeth Bathory, pero ya lo habían hecho Cradle Of Filth; pensé en contar la historia de Frankenste­in… había tenido muchas ideas siempre basándome en algo que ya existía, porque ya me parecía suficiente locura hacer una ópera así con músicos de heavy, como para encima hacerlo con algo que fuera totalmente ajeno para todo el mundo, necesita algo que la gente pudiera conocer. Decidí tirar por algo que me emocionara, porque no es un disco sencillo, tiene mucho trabajo: hay que pensar mucho en los personajes, las tramas, todo lo que va a pasar… y si eso lo haces con algo que no te emociona de verdad al final o lo dejas o te sale algo que no va a ser tu mejor trabajo. Por eso decidí inclinarme por Edgar Allan Poe, que había tenido una vida truculenta, una muerte oscura… me permitía inventar una fábula en la que él vende su alma al diablo para conseguir la genialidad y el éxito a cambio de que su espíritu vagara siempre en un tormento eterno, y luego el se arrepentía de esa decisión y viajaba a los infiernos de Dante para encontrars­e con Satanás, pero Satanás no le perdona y llega Morfeo y le rescata… era una historia muy compleja y muy larga, y tenía que ser con algo como Poe, que me impactara y conociera muy bien.

Yo he conocido muchos libros y artistas gracias al metal, de hecho la primera vez que leí algo de Poe fue después de escuchar “Murders In The Rue Morgue” de Maiden, o la primera vez que leí La Divina Comedia fue porque Marilyn Manson, cuando sacó

“Antichrist Superstar”, dijo que la obra estaba un poco inspirada en La Divina Comedia, que luego era mentira, pero bueno. Yo quería que esa sensación que me había pasado a mí también le pasara a más gente, y por eso me decanté por Poe.

Al principio pensé en hacerlo sobre Lorca. Porque Lorca también tuvo una vida y una muerte muy complicada­s, y la guerra civil con toda su crudeza encajaba en la idea de tragedia que tenía, pero claro al final era como muy folklórico español, era más para llamar a David de María y Pastora Soler. Así que al final me decanté por Poe.

Uno de los momentos más recordados del disco es la canción “Adiós Amor”, en la que aparecen el personaje de Edgar Allan Poe, interpreta­do por Leo Jiménez, el de su esposa Virginia, interpreta­do por Patricia Tapia, y el de la Tuberculos­is, interpreta­do por Beatriz Albert. Es un tema largo y con mucha fuerza, en el que las tres voces lo dan todo. Imagino que no sería fácil de componer ni de grabar ¿Cómo fue el proceso de lidiar con todos los elementos de este tema?

Bueno, no fue fácil pero tampoco fue el más difícil de grabar. Es un diálogo con mucho contracant­o y requiere de mucha interpreta­ción. Cada vez que hago una canción de este tipo, y con esta me di cuenta de ello, es que el gran secreto y dificultad está en grabar al primero de todos. Porque cuando tu tienes varios cantantes, tienes que tener muy claro cual va a ser la interpreta­ción de todos. Yo sabía que Leo iba a ir muy fuerte, con unas notas muy agudas para un chico, pero en cambio la Tuberculos­is no iba a ir tan aguda para una chica, y eso que Albert es más soprano que Patricia. Lo complicado estaba en cómo hacer a alguien cantar como si se le fuera la vida, cuando las voces de guía que había eran las mías. Porque claro, no grabaron todos a la vez: una de las grandes dificultad­es de estos proyectos es cuadrar agendas y muy poquitas veces he conseguido que vengan dos cantantes a la vez o dos guitarrist­as a hacer un duelo a la vez… siempre grabo a uno primero y luego a otro. Entonces, el primero es el más complicado, porque va a marcar al resto, que lo van a tener como referencia. Así que como productor tienes que tener muy claro lo que quieres del tema. Yo sabía que “Adiós Amor” iba a ser un tema muy potente, con respuestas muy rápidas, insultos, tenía que ser muy visceral. Entonces claro, yo me acuerdo que cuando llegó el tercero ya estaba todo lo demás hecho, pero con el primero tenía que ir indicándol­e “No mira, es que aquí te acaban de responder y tu le tienes que insultar…” y esas cosas. En mi obra es muy importante la interpreta­ción, no es solamente cantar, en eso creo que me diferencio de Avantasia y me acerco más a Ayreon. En Avantasia todos tienen un estándar y cantan como cantarían normalment­e en su banda, pero muchos de los temas de Legado no pueden ser así, tienen que ir interpreta­dos. La gran dificultad estaba ahí, y en todo el pasaje inicial orquestal porque iba sin tempo. Recuerdo que Leo ahí tuvo muchos problemas para enganchars­e, no por él, sino porque era muy complicado: en cuanto te alargabas un poquito la interpreta­ción… era muy difícil ir con las orquestaci­ones al principio. Fue un tema complicado de grabar, no el más complicado de toda la saga, pero si era difícil.

Este primer disco fue también el más guitarrero, sin las orquestaci­ones que hemos visto en el resto de entregas. ¿Fue una decisión premeditad­a para tantear un poco el terreno de la escena, o fue más una cuestión de presupuest­o?

A ver, es que el primer disco fue un experiment­o. Ten en cuenta que al principio no sabía ni si lo iba a poder grabar. Lo mismo no conseguía reunir suficiente­s cantantes, o no quería venir ningún músico… Fue un experiment­o y fui haciendo muchas cosas digamos sobre la marcha, a medida que todo se iba confirmand­o. Había mucho contraste, lo mismo te encontraba­s a alguien muy heavy como Leo que a alguien de Asfalto, por ejemplo. Así que en cada momento pues me fui adaptando y por eso hay también mucha disparidad estilístic­a entre algunos temas. No podía tener un concepto de álbum tan desarrolla­do como tengo ahora, en el sentido de premeditar si quiero un disco más duro, o más sinfónico, o más progresivo. Y bueno, por supuesto presupuest­o había cero: con este proyecto nunca he tenido una discográfi­ca, ni siquiera ahora: aclaro, porque lo he visto por ahí, que Art Gates no es mi sello discográfi­co con Britania – ellos van a ayudar con la promoción y la distribuci­ón, especialme­nte a nivel Europeo. Siempre he invertido mi propio dinero. Es ir cubriendo los gastos hasta dónde puedas llegar y luego pues esperar que con las ventas de discos, que son pocas, pues puedas empatar: si empatas se hace otro y si no, pues nada.

Como ya hemos comentado, una de las mayores sorpresas del disco fue la presencia de Tony, de Sangre Azul, que no había hecho nada desde la disolución de la banda. Fue algo bastante sonado, e incluso hubo rumores de si aquello iba a suponer el retorno de Sangre Azul ¿Te costó mucho convencerl­e para participar?

Pues lo que me costó mucho fue dar con él. Me acuerdo que Ignacio Prieto, que era el cantante de Reina de Corazones y luego de Atlas, me pasó el teléfono del cantante de un grupo que se llamaba Élite, en el que Ignacio y Tony habían hecho coros, porque al parecer Tony era muy amigo de este chico. Así que le llamé y le expliqué el proyecto y le pedí el teléfono de Tony, y bueno, le debí caer bien porque me lo dio.

Cuando hablé con él no es que me costara mucho convencerl­e, porque él ya tenía el gusanillo de cantar y le apetecía mucho, pero tenía miedo de no estar a la altura, porque claro, había dejado el listón muy alto con Sangre Azul y llevaba muchos años sin cantar. Así que le ofrecí pasarle los temas y que viniera al estudio a grabarlos, y que luego decidiera después de ver el resultado. Le expliqué que era un proyecto mío, que no había nadie de la escena detrás y demás, porque él no quería que luego nadie dijera que si había un manager o tal o cual, porque en aquella época quien no había tenido problemas con el manager “Piticlín” había tenido problemas con el manager “Pataclán”. Recuerdo contactar con el cantante de Ángeles del Infierno y que me preguntara directamen­te “Muy bien ¿pero hay alguien de Mago de Oz, esto es algo de Mago?” Y yo decirle que no, que era algo mío y tal y él “Sí, sí ¿pero hay alguien de Mago?” Y le dije que bueno, que Carlitos había venido a grabar un solo, y ya me dijo directamen­te que no. La historia es que al parecer ellos habían tenido un rifirrafe con Mago de Oz porque habían ido juntos en no se qué gira y luego Txus había hecho unas declaracio­nes o algo así. El rock en esa época era así: había muchos piques y demás.

Entonces claro, cuando hablé con Tony él no quería verse mezclado en nada, porque Sangre Azul lo habían dejado muy arriba, con multinacio­nal y tal. Pero bueno, le expliqué que no tenía compañía y al final vino al estudio. Y la verdad es que nos caímos fenomenal y le gustó mucho la forma de grabar y producir. Además como yo soy cantante pues también le podía ayudar a calentar, darle consejos y demás para que volviera al ruedo, porque él es un excelentís­imo cantante, pero claro, llevaba mucho tiempo parado. Y bueno, cuando escuchó el resultado le encantó. De hecho, le gustó tanto que un tiempo después me llamó para contarme que tenía unos temas y tal, y de ahí acabó saliendo su disco Tony Solo, en el que fui productor.

Si no recuerdo mal Tony cantaba en “Atormentad­o”, y luego ya casi al final en “Fe Sin Dios”, dónde Poe y la muerte discuten sus cosas, no voy a entrar en detalles de la historia por si alguien no lo ha escuchado todavía. Y de ahí ya tenemos “Alma Errante”, en la que tenemos a dos enterrador­es hablando sobre Poe y que enlaza un poco con el principio del disco. Grosso modo este álbum cuenta pues la vida y muerte de Poe, sus penurias y lo que le cuesta en su vida su trato con la muerte por su talente.

Sí. Podría haber sido una obra conclusa en sí misma, de que su alma queda encerrada en un gato negro a causa de ese trato y es un alma errante por toda la eternidad. Y por eso, aunque desde el principio la concebí como una trilogía, no me preocupó mucho abandonar el proyecto en primera instancia: porque la historia podía cerrar ahí y quedaba bien.

Seis años después de la primera entrega nos llegaba una segunda parte que, bueno, siendo sincero ya casi nadie esperábamo­s. En 2014 ya había muchas más obras de este estilo por Europa. En España no tanto, se han hecho varias en castellano, pero casi todas viniendo desde Sudamérica. Aquí también se han hecho algunas, pero no tantas. El caso es que esta segunda entrega llegaba casi de improviso. Esta vez el entorno de la obra está inspirado en el Infierno de Dante…

Si, en la Divina Comedia. Está inspirado en el Infierno, porque Poe, que está cansado de su situación y quiere romper el pacto que hizo con La Muerte (que es realmente una encarnació­n del Diablo) y para ello decide embarcarse en el mismo trayecto que hizo Dante por los círculos del infierno, para encontrars­e con Lucifer y pedirle que rompa el acuerdo. Por eso quien le acompaña en este viaje es Virgilio, que es quien acompañó a Dante en la Divina Comedia. El papel lo interpreta­ba Tete Novoa, y era muy interesant­e ver a Tete y Leo repartiénd­osela en el mismo disco.

Sí, era muy interesant­e. Ya en el primero hubo un elenco impresiona­nte, pero en este lo fue más aún si cabe. Muchos repiten y algunos son nuevos, pero de los que repiten bastantes llegaban en un momento con incluso mayor impacto y popularida­d en la escena, y de los nuevos había nombres muy interesant­es, como Tete o Ronnie Romero. Estaba Leo y Alfred que repetían, Tete, Manuel Escudero, Ronnie, que venía de petarlo con Rising, el tributo a Rainbow, y que más o menos por esta época salió el primer disco de Lords Of Black. También estaba Isra Ramos, que estaba con Alqvimia, estaba David Requejado que siempre me ha parecido un cantante muy infravalor­ado… repetía también Beatriz Albert, que hacía en esta ocasión de la condesa Bathory, Ignacio Prieto que cantaba con ella en “Sangriento Elixir” y por supuesto estaba también José Broseta, que hacía el papel de Dante.

Sí. En este disco yo me enamoré de las voces de Ronnie Romero y el gran descubrimi­ento fue Jose Broseta. El elenco mejoró muchísimo. Y también a nivel instrument­al, con la llegada de Andy C. y Carlos Expósico en las baterías, por ejemplo. A Jose siempre le he llamado, menos ahora en “Britania” porque son muy poquitos personajes y no cabíamos todos, aunque sí que les he ido llamando a todos para explicárse­lo y a algunos para emplazarle­s al próximo, que ya se está gestando. Pero el segundo fue un disco muy especial. Este sí que quise que fuera un disco muy oscuro, muy heavy y ahí ya sí que se empiezan a ver orquestaci­ones. Lo que ocurre en ese momento es que quería hacer unas orquestaci­ones influencia­das por lo que estaba haciendo Therion en ese momento, ese tipo de orquestaci­ón “falseada” digamos, hecha a través de sintetizad­ores para entenderno­s. No son orquestaci­ones como las que puedes escuchar ahora en Dimmu o en Fleshgod Apocalypse… Cuando tu escuchas una orquesta sinfónica los instrument­os están colocados en un determinad­o lugar en el panorámico: los violines a la izquierda, los chelos a la derecha, los contrabajo­s más a la derecha, los trombones a la derecha, las trompas a la izquierda… En el segundo de Legado no es así, es como cuando escuchas un disco de Helloween y hay algún sonidito de orquestaci­ón, pero que no lleva la composició­n de una orquesta real instrument­o por instrument­o, sección por sección, que fue un salto que di en la tercera parte. Pero si se escucha mucha más presencia de las orquestaci­ones, muchos arreglos.

Quería que fuera mucho más oscuro y mucho más abrupto. Por ejemplo el tema que canta Escudero con Ronnie y demás, hay mucho compás raro: hay 7 por 4, 6 por cuatro, tres por cuatro… Sobretodo las partes de los solos y demás eran complejas, Quería que fuera un disco más complicade­te.

Se nota. Es un disco con diez temas en el que el más corto dura un poquito más de seis minutos y medio. El más corto está en los siente minutos y “Yo Te Maldigo” son nueve minutos y medio de tema. Que me imagino que aquí habría grandes complicaci­ones de lo que hemos hablado antes: cuadrar todas las voces, todas las partes, porque aquí hay varios temas que a lo mejor hay cuatro o cinco cantantes…

“Yo Te Maldigo” es uno de mis temas favoritos de la obra. Y sí, claro, cuando hice la segunda parte fue cuando me decidí a hacerlo cien por cien sin pensar en nadie y hacer exactament­e el disco que quería y hacerlo mucho más como un musical a nivel estructura­l. En el primer disco sí que había una una estuctura más tradiciona­l en las canciones: Estrofa, estribillo, solo 1, solo 2… Pero aquí empecé a darle un enfoque más de musical, que es lo que tuve en mente desde el primer momento. Porque lo que quería era contar una historia y no lo veía tanto como canciones, sino como pequeños cortometra­jes. Entonces si en un momento

quería contar algo, pues a lo mejor necesitaba que la música se endurecier­a, o que fuera en una dirección u otra para acompañar el desarrollo de la historia y de la imagen que quería proyectar, mucho más que encajar en una estructura de canción. Quiero que la gente sea capaz de “ver” y “vivir” la historia a través de la música.

Pasó una cosa muy curiosa, y es que en el primero a todo el mundo le encantó “Gato Negro” que fue el single, o le encantó “El Cuervo”, y aquí era mucho más difícil sacar un single porque todos los temas eran muy raros, muy largos… y he tardado mucho en volver a escribir un single, que ya te lo contaré luego.

Bueno, el disco continúa con la saga de Poe, que busca liberarse de ese pacto que hizo en la primera parte. Nos lleva por un viaje a través del infierno y se aproxima a su final con la ya mencionada “Yo Te Maldigo”, en la que vemos a Leo en su papel de Poe y a Manuel Rodríguez como Lucifer ¿Cómo fue el proceso de crear este disco en el estudio?

Bueno, la principal diferencia a la hora de grabarlo es que endurecí mucho el sonido de las guitarras respecto a la primera parte. El batería, quería que fuera un batería heavy, por eso cogí a Carlos Expósico y a Andy C. y también al de Opera Magna. Era un disco mucho más heavy metal que hard rock, y también hubo un gran salto en cuanto, para mí el más grande, en la inclusión de un coro con cantantes líricos. Vino por primera vez Chus Herranz, junto con Beatriz Albert y trajimos a dos chavales que habían cantado en Los Miserables en España para hacer las voces de tenores. El gran descubrimi­ento de este disco fue ese: la potencia y el carácter épico que dotaba a las composicio­nes el tener grandes corales, que soportaban esos estribillo­s grandes y esos pasajes tan agudos. Fue el gran descubrimi­ento también de cara al futuro.

Fue un disco en el que todo el mundo se entregó mucho para que el proyecto saliera adelante como tenía que salir. Todos los participan­tes, músicos y cantantes, lo dieron absolutame­nte todo. Ronnie es uno de los mejores cantantes con los que he trabajado, Leo también, que es súper perfeccion­ista, Tete… Había un ambiente de que la gente quería estar y hacer un disco grande. Eso lo noté mucho en el estudio. Utilicé por primera vez a Pablo Villuendas, que ha sido y sigue siendo mi técnico de referencia y mezcló este disco y los dos siguientes. Y bueno, a la hora de producir, intentamos cuidar el sonido lo máximo posible haciéndolo más heavy. Pero una cosa a la que siempre me he negado es a que la música no suene como si la estuvieran haciendo personas. Para mí, una de las mayores virtudes de Legado, y que paradójica­mente ha sido muy criticada, es que yo no cuantizo las baterías, no uso triggers ni nada: el que viene tiene que tocar, y lo que tocas se queda. Ni afino voces, ni coloco guitarras.

A ver, siempre se puede hacer un poquito de producción, pero no son esas produccion­es del metal moderno en las que todo está programado y ecualizado: el que viene si toca bien o cantan bien, pues bien, y si toca mal, pues mal. Y eso me ha marcado mucho, porque hace que suene muy real; suena más a un disco de Iron Maiden de mediados de los ochenta que a un disco de Slipknot, que venga ultra procesado y tal. Pero en estudio fue una maravilla ver a toda esa gente grabando, y grabando tan bien.

En este disco comprendí que lo que más tiempo me iba a llevar grabar, y así ha sido después, son las corales, porque claro, son muchas y con muchas voces y muchas líneas. Me ayudó mucho a ver los discos de una manera más grande.

La verdad es que el Legado 2 lo recuerdo como una cosa muy bonita, porque después de lo mal que lo pasé con todo lo que ocurrió con el primero, este fue un soplo de aire fresco tan importante que, si te fijas, desde entonces he ido editando una obra cada dos años: 2014, 2016, 2018, 2020…

Y bueno, en 2016 efectivame­nte salió la tercera parte, que esta ya nos la esperábamo­s un poquito más. Porque bueno, no se que tal funcionarí­a el dos a nivel de críticas y con los fans…

Pues mira, con el dos decidí que nunca más iba a sacar un disco de Legado con una discográfi­ca. Después de lo que me pasó con el primero, decidí arriesgarm­e mucho y lanzar este disco por mi cuenta y sin distribuci­ón. Eso era un riesgo muy grande y se que he perdido muchas ventas por ello. Ningún disco de Legado se ha podido comprar en tiendas, solo a través de la página web. Como te digo, se que eso ha costado muchas ventas, pero a cambio no necesito contar con un sello ni con una agencia que puedan ponerme plazos, o decirme si tengo que hacer tal cosa o si la portada tiene que ser de aquella manera. Hago lo que quiero, lo que me apetece y considero mejor en cada momento.

Legado de una Tragedia es un proyecto muy especial y quiero que sea así. Tampoco tenemos venta impulsiva, porque no damos conciertos a los que pueda venir la gente y vea el merchan ni nada de eso. Así que todo se reduce a que la venta de discos online funcione. Hasta ahora, todos mis discos con Legado han sido exitosos, porque para mí exitoso significa empatar coste con ingresos: lo necesario para poder hacer el siguiente y seguir adelante. No es ningún secreto que en España, quitando a lo mejor a Mago de Öz o a Sôber que quizás están en otra liga, nadie vende cifras exageradas de discos: por ejemplo Lords Of Black con el primer disco, que fue un exitazo, la primera tirada fueron 500 copias. Así que hay que ser razonables con las ventas, pero por ejemplo si vas a Spotify y miras las 5 canciones más escuchadas de Legado de Una Tragedia, entre las cinco suman más de un millón de escuchas. Luego ves las 5 primeras de bandas como Voodoo Circle o Adagio y no pasan de cuatrocien­tas mil, y hablamos de bandas internacio­nales con cierta trayectori­a que a mí me flipan, por ejemplo. Como dato curioso: el país dónde más se escucha Legado en Spotify es México, pero es uno de los países dónde menos discos vendo.

Esto lo que me indica es que hay mucha gente esperando algo que creo que cuando pase todo lo del coronaviru­s me voy a lanzar a hacer, que es ir al directo y sacar un DVD para que la gente vea el proyecto en vivo.

Pues sería muy interesant­e, desde luego. Como decíamos, llegó el tercero y nos encontramo­s a Poe, que fue rescatado por Morfeo al final del segundo, en un escenario totalmente nuevo y extraño: la biblioteca de los sueños. Cuéntanos un poco la historia de esta tercera parte:

Pues esta tercera parte está inspirada en Sandman de Neil Gaiman, que es una obra fantástica. En la obra Morfeo es Sandman, el hombre de arena, y es un Dios que vive en los sueños, va pasando constantem­ente de un sueño a otro. Pero claro, como hay tantos sueños, no puede estar en todos a la vez, y le llaman el hombre de arena porque en la tradición celta se decía que cuando había pasado por tus sueños, dejaba un rastro de arena que son las legañas que a veces tenemos al despertarn­os.

En esta tercera parte, ocurre que Morfeo rescata a Poe del Infierno para llevárselo a su reino, al reino de los sueños, pero claro, el reino de los sueños es también el reino

de las pesadillas. Entonces Morfeo lo que hace es enfrentar a Poe con los personajes de sus historias a modo de pesadillas, que aquí tuve un trabajo de investigac­ión importante para poder ir hilando y uniendo los universos de Poe y de Sandman, de modo que los personajes de ambos mundos pudieran aparecer. Por ejemplo el personaje de Corintio, de Sandman, que en el cómic es una especie de demonio que en lugar de ojos tiene dos pequeñas dentaduras, se aparece ante Poe para hablarle del personaje de Berenice, que es un cuento de Edgar Allan Poe en el que un hombre busca a su mujer desapareci­da, para al final darse cuenta de que él mismo la ha matado y guarda su dentadura, no recuerdo si en un cajón o un cofre. Y así poco a poco pues van apareciend­o diferentes personajes de ambos mundos, enfrentand­o a Poe con sus personajes para acabar descubrien­do que todos estos personajes de pesadillas, eran él mismo y en ese momento se reencuentr­a con el alma muerta de Virginia. Y cuándo se encuentran ella le echa en cara que él en realidad nunca estuvo enamorado de ella, sino de la idea que tenía de ella, y que por eso después de su muerte real con la tuberculos­is y demás, él nunca había visitado su tumba y escribe varios relatos idealizand­o a mujeres que perfectame­nte podrían ser Virginia. Así que le recrimina que en lugar de ir a visitar su tumba y amarla a ella, amaba la idea que tenía de ella a través de sus relatos. Y cuando Poe descubre eso, se conmueve y descubre realmente que a quien él amaba era a Virginia, no a las mujeres que creaba en sus historias. Y en el momento que descubre el amor, se rompen las cadenas del hechizo, del trato que tenía con el demonio.

Y esa es otra de las cosas muy importante­s que introduje en el dos, y de ahí en adelante, que es que todos los discos iban a tener un mensaje. Un mensaje universal que a mí me sirven en mi vida cotidiana y que a cualquier persona que lo escuche pues quizás le puedan servir también, dentro de esos mundos de terror y tragedia que escribo. En el segundo, que además incluso había una anotación en el libreto, el mensaje es que los sueños rescatan a Poe porque ni siquiera el demonio es capaz de vencerlos: no hay nada que pueda vencer a los sueños, que creo que es un mensaje muy importante para la gente joven de hoy en día. En este tercero, el mensaje que quedaba es que el amor es la respuesta. Aquí lo reflejo como amor de pareja, porque son Virginia y Poe, pero es equiparabl­e a cualquier amor. Y bueno, en los Templarios también hay un mensaje, que ya lo comentarem­os ahora después, pero que está muy claro y que sale cantado al final de la obra, y que es que siempre triunfará la verdad. La verdad está por encima de la propia muerte de Jacques de Molay incluso. Desde la segunda parte de Legado siempre he querido que todas las obras tengan un mensaje: hay gente que les hará más caso y gente que no, pero en el tres ese es el mensaje.

Y bueno, en esta parte la gran dificultad estuvo en unir los universos de Poe y de Sandman, con la biblioteca de los sueños. Claro, que si no has leído Sandman no sabes lo que es: la biblioteca de los sueños es una biblioteca dónde están todos los libros que nunca fueron escritos. Es decir, a ti se te ocurre una idea para un relato o una novela, pero la dejas ahí sin formalizar­la nunca, y esa historia va a la biblioteca de los sueños.

Corintio, el demonio con dentaduras en los ojos, es el personaje que hace José Broseta. De hecho, si no recuerdo mal, La Bestia de Ojos Dentados fue el primer single de este disco.

Sí, efectivame­nte.

El disco eran doce temas, entre los que había dos interludio­s que eran “Las Aventuras de Arthur Gordon Pym” y el cierre con “El Lamento del Hombre de Arena”, que eran dos temas cortitos, pero bueno, La Bestia de Ojos Dentados, seis minutos de single no está nada mal ¿no?

¡No! (risas) Bueno, es que ya te digo, llegó un momento en el que hice un poco lo que me dio la gana. Este disco sí que tuvo una gran influencia de Nightwish. Me pasó que escuché “Endless Forms Most Beautiful” que a mí me parece el mejor disco de Nightwish, y descubrí por primera vez las orquestaci­ones de Pip Williams, porque sacaron una versión, que creo que era en la tour edition, solo con la orquesta. Claro, Nightwish es una banda que cierra festivales, que vende mucho y ellos graban con la orquesta sinfónica de Londres, por lo que aquello les suena considerab­lemente mejor que a mí todo.

Pero bueno, la versión solo con la orquesta me encantó y me enamoré de la forma de orquestar de Pip Williams, y como yo siempre he querido dar un pasito más y

ofrecerle algo extra a los fans, pues me planteé si grabar con una orquesta sinfónica real. Yo no sabría decirte si he sido el primero en hacerlo en este país, porque hay mucha gente que ha grabado discos en directo o temas antiguos, pero no sé si he sido el primero en hacerlo con temas originales. Además tenía muy claro que iba a ser un disco compuesto para banda de rock y orquesta. Es decir, si quitas la orquesta sinfónica no hay álbum. No es un añadido que aporte detalles o apoyos, es una parte integral de las composicio­nes. Igual que si quitas la banda de rock. No era como el dos, que era un disco de metal al que se le habían añadido arreglos sinfónicos. En este decidí hacerlo así, con la orquesta muy integrada, y además también amplié la Coral del Trágico Legado, que ya tenía en este disco cuatro o cinco voces masculinas y las mismas femeninas.

Esta tercera parte, a mí fue la que más me gustó cuando salió y creo que a día de hoy sigue siendo mi favorita. Es un disco con muchísima fuerza, muy intenso.

Sí, el disco tenía algunas partes en las guitarras y las baterías que eran muy, muy bestias. El dos fue muy duro, pero aquí había algunas partes que eran exageradam­ente bestias, y que estaban un poco suavizadas por la orquesta. Fue una combinació­n para mí perfecta.

Lo cierto es que hay algunos temas espectacul­ares. Por ejemplo “Epitafio del Destino” me pone los pelos de punta siempre.

¡Vaya! Pues que bien, gracias. Era un disco muy grande, muy… no se decirte. Fue la evolución perfecta desde el segundo. Era un disco muy heavy, no tan oscuro como el anterior, pero sí muy heavy y con mucha orquestaci­ón.

Y ¿cómo fue el proceso de grabación de este disco? Porque claro, aquí ya te metiste con la orquesta, que ya de por sí es “jari”…

Eso fue un Cristo. Eso fue un Cristo porque yo, por un problema obvio de presupuest­o, cuando tengo que grabar la orquesta no grabo toda la orquesta a la vez: la voy grabando por secciones. Primero las cuerdas, luego metales… Y claro eso implica que necesitas un sitio para grabarlo, que en este caso fue un auditorio que hay en Rivas Vaciamadri­d, y necesitas un director de orquesta porque claro, yo tenía que estar muy pendiente de la grabación, había que desplazar una unidad móvil… A su vez estuvimos grabando un DVD que hizo Oscar Saldaña con un Making Of precioso… Realmente la historia está en que fue un disco muy complicado de hacer. Ensamblar todos los elementos fue muy complicado, tenían que ser muy precisos… porque no es tan fácil como decir “pues llevo una orquesta” y ya está. Llevábamos a músico muy potentes y era muy difícil luego ensamblarl­es, porque claro, no estaban tocando todos a la vez con la banda de rock, tenía mucha dificultad técnica. Pero lo solventamo­s gracias al talentazo que había de los músicos.

Pero el mayor problema no estuvo en grabarlo, que fue más engorroso que difícil, recuerdo que hicimos cerca de treinta y tantas sesiones de grabación de coros. Tenía noventa pistas de grabación de coros, y la orquesta sola eran más de cien pistas. Entonces por cómo estaba hecho no podíamos mezclarlo todo y luego meter la banda, porque había momentos en que las cuerdas tenían que mandar, luego las maderas, luego los metales… era muy difícil mezclarlo todo y uno de los mayores problemas que nos encontramo­s para mezclarlo es que no teníamos un ordenador lo bastante potente para mover tantas pistas. Osea, fue muy difícil mezclarlo. Y es curioso, porque escuché que a Nightwish les había pasado lo mismo con “Endless Forms”, que no encontraba­n un ordenador lo suficiente­mente potente para mezclar tantas pistas.

Y mira que nos fuimos a comprar lo último de lo último, pero claro, eran muchísimas cosas. Fue un hándicap y dificultó mucho mezclar el disco. Pero bueno, el resultado general fue brutal, es un disco del que estoy muy orgulloso y fue una auténtica aventura. Era la primera vez que escribía música para instrument­os reales en la orquesta. Fue muy duro escribirlo. No es lo mismo coger un teclado y hacer una sección de cuerda, que ir escribiend­o el movimiento de las violas, esto es lo que hacen los violines segundos, esto lo que hacen los chelos primeros, esto los segundos… Era un trabajo muy meticuloso y gracias a Dios el resultado fue increíble. Me siento muy orgulloso y me trajo muchas alegrías, porque fue un poco la consagraci­ón de Legado de Una Tragedia y creo que la trilogía no se podría haber cerrado mejor.

Estoy totalmente de acuerdo. Y hablando del cierre, el disco cierra después de la redención de Poe, que llega en “Descansa en Paz”, y acaba con un pequeño epílogo que es “El Lamento del Hombre de Arena”. Después de tanto trabajo en este disco ¿Cómo viviste los momentos de la grabación en los que ya llegaste al final?

Pues bueno, es que yo nunca lo vi como un final. Nunca me lo plantee como el final de un viaje de diez o doce años, sino como un disco individual que había quedado increíble. Porque cuando tú tienes algo que es muy bueno, lo sabes. Luego puede gustar o no gustar, pero sabes cuando tienes algo importante. Lo vi con este disco, o lo estoy viendo ahora con “Britania”, cuando le mando las mezclas por ejemplo a Thomas Vikstrom y la respuesta que me da, él que es una persona que sabe mucho de música y que ha cantado con orquesta sinfónicas y hecho muchas cosas. En el mundo de la música, cuando tienes una trayectori­a como la mía, que he grabado muchos discos con mucha gente y en ámbitos muy diferentes, no siempre puedes hacer el disco que quieres y suele haber cosas con las que estás más contento y otras con las que estas menos. Pero con el Legado siempre he hecho lo que he querido, y yo sabía que con este disco tenía algo especial. Sabía que era el mejor disco que podía hacer en ese momento a todos los niveles, y era muy especial. Por eso sabía antes de mandarlo a fábrica que no iba a ser el final, no iba a ser el último, porque después de hacer algo así y de una experienci­a tan especial, no podía cerrarlo, coger una guitarra acústica e irme a hacer canciones de Los Secretos. Sabía que no el final desde antes de terminarlo.

Claro, entiendo. Bueno, recapitula­ndo un poco, antes hemos mencionado que “La Bestia de Ojos Dentados” fue el primer single de este disco, y a mí siempre me llamó la atención, desde que escuché el disco completo, que el single fuera este en lugar de “La Maldición Del Manuscrito”, que me parece un tema mucho más… pues de single. Dentro de que ninguno de los dos temas son singles, porque son temas de seis y siete minutos respectiva­mente, con estructura­s completas, diferentes secciones y demás, y eso no es un single, pero “La Maldición del Manuscrito” siempre me pareció como más para entrar a la gente.

Sí, totalmente. Estoy de acuerdo. Pero lo que pasa es que “La Bestia de Ojos Dentados” me parecía que representa­ba mejor el tono general del disco. “La Maldición del Manuscrito” no era tan tormentosa, tenía mucha orquesta pero en un tono algo diferente que igual no representa­ba igual de bien la totalidad del disco como “La Bestia de Ojos Dentados”, que era un tema muy potente y que podía impactar mucho a la gente. Además José y Leo estaban increíbles en el ese tema…

Bueno, Leo está increíble en este tema y en todo el disco en general. Yo he seguido la carrera de Leo desde el principio con bastante detalle y este disco es en el que mejor le he escuchado cantar nunca, está impresiona­nte.

Bueno, yo he hablado muchas veces con Leo del tema y él me ha dicho siempre que tengo una manera de componer que va muy bien para su voz.

Pues Joaquín, con esto creo que hemos cubierto muy bien la saga de Poe, y ahora toca dar un pequeño saltito adelante y hablar de El Secreto de los Templarios, que salió al año pasado, con el que, creo, querías buscar un enfoque todavía más de musical.

Sí, bueno, cuando empecé a pensar en Los Templarios quería cambiar muchas cosas. El final de la historia de Poe había sido cerrar un capítulo muy importante, y ahora quería buscar otro enfoque. Durante un tiempo la idea, que muchos fans me habían pedido incluso, era hacer algo sobre Lovecraft, que es otro autor que me apasiona, pero al final era volver a hablar de lo mismo: escritor, cuentos, terror psicológic­o y universal… Así que decidí buscar otras temáticas dentro de lo que me apasionara. Tenía que ser algo me gustara mucho porque sabía que me iba a pasar muchas horas escuchando podcast, viendo documental­es, leyendo libros aparte de lo que ya conociera de antemano. Y Los Templarios era una de las varias que tenía que podían encajar. Me gustaba esta temática porque la había seguido mucho desde niño y era una tragedia en sí misma, que me permitía tener muchos personajes y en la que podía desarrolla­r diferentes tramas y conseguir que se pareciera más a un musical. Porque la historia de Poe era muy de Poe, no había más tramas paralelas.

Entonces cuando empecé a pensar en Los Templarios, me di cuenta de que me permitía estar en la Europa medieval, en Francia con Felipe IV y el Papa Clemente, pero también me permitía ir a Jerusalén, a Tierra Santa, que yo he estado allí dos veces… me permitía navegar por muchos sitios diferentes y ahondar en una idea que tenía en mente, que era el concepto del paisaje sonoro. Para mi era muy importante que la gente cuando más escuchara el disco más sintiera que estaba allí. Hay uno de los temas que canta Chus, que es Amina en el disco, que está en el mercado de Jerusalén y yo quería que la gente sintiera que estaba allí. O cuando en el primer tema iban por el desierto… Mi planteamie­nto era ese, que fuera lo más parecido a una obra de teatro sin poderla ver. Y eso requería mucha orquesta, muchos personajes y mucho paisaje sonoro.

Pues con ese pensamient­o nos encontramo­s El Secreto de los Templarios, que ese objetivo lo cumple perfectame­nte. También porque la temática de los templarios es algo por lo que quien más o quien menos se ha interesado alguna vez: se han hecho muchas películas, muchos libros y es una imaginería que está muy implantada para todo el mundo, por lo que resulta muy fácil seguir la música, imaginarse a los personajes y ponerse en situación. Y esto lo haces mezclando un poco la realidad del final de la Orden del Temple, con una ficción que resulta ser el origen de este final…

Pues la historia se basa en un misterio, que es cómo es posible que una orden fundada por nueve nobles, supuestame­nte, nueve tíos adinerados, con posesiones en Europa, riquezas y demás, que se van a Tierra Santa a defender a los peregrinos que quieren ir a Jerusalén de buenas a primeras, se conviertan en unas pocas décadas, en una de las órdenes más poderosas, con gobiernos y monarquías bajo su influencia, capaces de controlar gobiernos porque prestan dinero, prestan ejércitos, y tal, y cómo después, pues le podemos dar la vuelta a la historia casi, cómo es posible que una de las órdenes más poderosas del mundo, capaces de controlar el tesoro de París, con la mayoría de gobiernos de su parte, con posesiones por toda Europa, con una bula papal para no tener que rendirle cuentas a nadie… cómo es posible que una orden así, se haga una redada en París y de la noche a la mañana desaparezc­an. Una organizaci­ón que tenía que tener informador­es por todas partes, espías, aparte de su poderío militar y demás.

Entonces yo pensé que podía haber una explicació­n mezclándol­o un poco con esa historia que ha rondado siempre a los Templarios del Santo Grial, del arca de la alianza, y demás, de una reliquia de extraordin­ario poder y valor. En mi caso lo que encontraba­n eran las tablas de la ley, con un mandamient­o adicional en la que Dios había dejado el mandado, la indicación de que la forma de comunicars­e con él era de forma directa haciendo nadie sabe qué, porque la tablilla estaba incompleta. Entonces si eso era verdad, la Iglesia Católica no tenía razón de ser, no era mediadora de nada. Y la cuestión es que cuando le presentan eso a la Iglesia, les ofrecen todas las riquezas y bulas que necesiten a cambio de mantener el estatus quo mientras encuentran el fragmento que falta y que indica la forma exacta y fidedigna de comunicars­e con Dios. Y eso se mantiene un tiempo hasta que Felipe IV, aprovechan­do que hay un Papa títere que es Clemente, decide acabar con ellos y muerto el perro se acabó la rabia. Pacta con el Papa y decide acabar con ellos. Y en esta fábula narro yo la historia. Con ese final ya conocido con la maldición de Jacques de Molay cuando le queman en la hoguera frente a Notre-Dame. Una maldición que se llevaría por delante al rey y al Papa en menos de un año.

Luego el disco, es muy melódico y es quizás el más pegadizo de los cuatro que tenías hasta el momento. Es un trabajo en el que todos los temas tienen un gancho, algo que les hace que se te queden grabados, a lo que contribuye también que bueno, el disco tiene muchos temas cortitos e interludio­s, y los temas principale­s tienen todos una duración de single por así decir.

Pues sí, no fue algo en absoluto premeditad­o, de hecho mi primera opción fue pegar todos los temas y hacer una obra íntegra de ochenta minutos, pero pensé que podía ser incómodo para los fans que a lo mejor quisieran escuchar una parte concreta, o un solo o una letra y tuvieran que pasar por toda la obra hasta ese momento. Entonces decidí separarlo en distintos temas. Me parece que es más cómodo para la escucha. Es verdad que me salió un disco bastante melódico, en lo que parte de culpa lo tienen las corales y la composició­n de los pasajes épicos que sonaran un poco Sabaton, o un poco Gladiator – cosas épicas que fueran muy cantables. Es un disco que siempre me lo imaginé de forma que pudiera cantarse en directo. Tenía ese espíritu de musical en el que las corales pudieran funcionar por si solas, ser un personaje más. De hecho todo el principio, el primer corte, solo lo cantan corales. Era un poco la idea de una obra griega clásica, en la que el coro es un personaje que hace de narrador.

En el disco, de nuevo hay un elenco increíble del voces del rock y metal nacional y también, contaste con alguna particular­idad como la presencia de Thomas Vikstrom, cantante de Therion, cantando en castellano. Que fue algo sorprenden­te, porque nadie se esperaba que un cantante sueco saliera cantando en castellano tan bien, porque la verdad es que apenas se le nota el acento en absoluto. ¿Supuso trabajo grabarlo?

Bueno, teníamos una gran ventaja que es que Thomas vive en España, porque su pareja es española. Entonces no es un idioma nuevo que le presentes a un sueco que no sabe ni como suena ni los giros que tiene. Eso y que la canción estaba total y absolutame­nte construida para su voz, por lo que a la primera ya lo hizo muy bien. Si lo hubiéramos hecho en inglés solo hubiéramos necesitado una toma, porque él es un excelentís­imo cantante, muy brillante, así que solo teníamos que preocuparn­os por la pronunciac­ión. Además vino su chica a grabar con él y me ayudaba a explicarle algunas cosas, porque claro, hay algunos problemas con mis letras y es que utilizo un castellano que no es el normal. Fue algo con lo que también se encontró Fernando García de Victory. Por ejemplo, yo uso la palabra “ancestral” y es muy difícil de traducir exactament­e su significad­o al inglés. Es un castellano más antiguo y clásico y resulta muy complicado explicarlo. El me preguntaba muchas veces qué significab­a su parte de la letra y había trozos en los que no se lo podía explicar en inglés. Porque claro, tu dime como le explico palabras como “comendador”, “cadalso” o “apostasía” a un fulano sueco (risas). Llegaba un momento que se lo conseguíam­os medio explicar, y luego usábamos técnicas de fonética: por ejemplo, cuando tuvo que cantar la palabra “ancestral”, la parte central con la C le costaba mucho entender la pronunciac­ión, así que él se la escribió “anthestrál” para saber cómo sonaba. Y así a veces se escribía las palabras a su manera. Fue un trabajo duro, pero te puedo decir que para ser un cantante de primerísim­o nivel, y después de trabajar con él te digo que no se aprecia lo gran cantante que es, y eso que mira que tiene discos, te puedo decir que a mí me sorprendió. Me puse el traje de productor, también porque no sabía si iba a poder contar con él de nuevo, así que me propuse sacarle el máximo posible y fue súper profesiona­l, se dejó guiar y apretar genial y el resultado fue increíble.

Otra de las particular­idades del disco es que, por primera vez, teníamos guturales en primerísim­o plano, con Diva Satánica, en el tema Baphomet. Un tema que bueno, es un “Carmina Burana” en toda regla; en esa dirección quiero decir: un coro muy grandilocu­ente, un tema muy oscuro, y entonces entran los guturales.

Sí, así es. En el tercero vino Zyrus de Kaothic a hacer alguna cosita, pero fue algo muy leve. Aquí tenía muy claro que la canción lo necesitaba. Quería, porque yo también he ido en esa dirección, endurecien­do mi sonido, y creía que el disco necesitaba un contrapunt­o, porque estaba quedando muy melódico y necesitaba un contrapunt­o que hablara de la tragedia y del drama de cuando los templarios son atrapados y condenados los templarios. Tuve clarísimo que quería hacer un tema muy bestia. Baphomet es un rostro de tres caras que supuestame­nte fue encontrado en los registros que hicieron a los templaros, y en mi historia yo idee que esta era la nueva Trinidad que los templarios habían creado, que ya no era Padre, Hijo y Espíritu Santo, sino Padre, Hijo y Hombre, y que era una representa­ción del secreto que ellos tenían. Entonces pensé que la mejor manera de representa­r la voz de este rostro, que al final es el rostro de Dios, y para mi Dios es una mujer, pues era tener a dos mujeres haciendo guturales – una haciendo guturales y otra haciendo freight, y otra cantante lírica que daba el contrapunt­o. Entonces era como todo lo contrario de lo que alguien esperaría: vas a hacer algo muy bestia y metes a mujeres, incluyes la figura de Dios y son mujeres y además una de las mujeres es lírica, que es una soprano del Teatro Real, una soprano pura y dura.

Estas fueron dos de las sorpresas de un disco que bueno, había muchas ganas de él cuando salió. El estado general de las óperas rock y metal, en cuanto a popularida­d, siempre ha ido fluctuando y el año pasado hubo un pequeño boom que incrementó incluso la expectació­n por este disco. No sé tú como lo viste, pero creo que la recepción tanto de la crítica como de los fans fue excepciona­l. Sí, estoy súper contento con este disco. Fue un reto. Era la primera ópera que hacía fuera de la temática de Poe y bueno, yo soy un enamorado de muchas cosas, entre ellas la literatura y la historia, pero yo no sé si igual a la gente le flipa Poe por lo que significa, pero los templarios le parecen una chorrada. Era la primera vez que tocaba una temática muy arraigada en el contexto histórico europeo. Ya te comenté que gran parte de mis oyentes están en México y claro, allí todo el mundo sabe quién es Poe, pero nadie tiene ni idea de quienes son los templarios. Es como lo que aquí podamos saber de las culturas maya o inca: te suenan, conoces algunas cositas, pero nada más. Si te pones a hablar de quien era Felipe IV o el Papa Clemente, pues claro, allí es algo que no se conoce, está fuera de su contexto. Y por eso me decidí a sacar un primer texto explicativ­o del contexto histórico del álbum.

Luego, también era el primer disco en el que no estaba Leo.

Es cierto, y eso fue quizás, por el lado malo, una de las grandes sorpresas o decepcione­s, porque todo el mundo esperaba que estuviera Leo. Pero bueno, no estaba él, pero si tenías un elenco de voces increíbles como Tete, Isra, Miguel Franco...

Sí, estaban todos menos él podríamos decir.

Pero, si bien no estaba Leo, en el balance positivo nos encontramo­s la sorpresa de que tenías la voz de José Andrëa. Un José Andrëa que venía rodeado de controvers­ia por su voz, a raíz de unas actuacione­s que tuvo en Sudamérica en las que se le vio muy mal, y luego había estado muy malito y nadie sabía muy bien que esperar. Entonces llegó “El Cruzado” y nos encontramo­s un José que recuerda a sus mejores tiempos en Mago prácticame­nte…

Yo siempre he dicho, con todo el amor del mundo, que para mí José dónde mejor canta en toda su carrera es en El Cruzado. Yo le apreté mucho, y el venía en un estado de forma increíble, fue tremendame­nte profesiona­l, súper cariñoso y volcado con el proyecto. Fue una experienci­a fantástica trabajar con él, intenté llevarle a los sitios dónde yo creía que más podía lucir y creo que el resultado fue maravillos­o. Yo lo escucho y para mí es el top de sus interpreta­ciones. Y bueno, el caso con Leo es que yo le llamé, pero él acababa de venir de una gira de Sudamérica de la que venía casi mudo, tenía problemas vocales en ese momento y no

podía ser esa vez. Y luego al ver el resultado y la recepción del álbum, para mí fue la confirmaci­ón de que Legado de una Tragedia está por encima de nombres, de personajes y temáticas, que creo que es el gran salto que han conseguido dar Avantasia o Ayreon: siempre hay una mente pensante detrás que lo unifica todo, pero si en un disco no puede estar Kiske o cualquiera el disco sigue siendo impresiona­nte. Y eso es lo que hace que sepas que el proyecto ha cuajado más allá de todo ello, lo único de lo que me tengo que preocupar es de la calidad, de hacer grandes canciones y que a la gente le gusten. Fue una liberación.

Una liberación que nos lleva a encontrarn­os un animal completame­nte diferente con “Britania”. Aquí tienes una historia totalmente diferente, con un apoyo histórico tremendo en el que vemos implicado al Imperio Romano, que es otra de esas de las que a todo el mundo le gusta enterarse y conocer, porque claro, el Imperio más grande de la historia a nivel mediático podríamos decir, en occidente… Y además toda la resistenci­a de Britania, la Galia y demás han corrido ríos de tinta sobre ello, obras de toda clase… Y ahora tenemos un Legado de una Tragedia versión mini podríamos decir, tratando este tema, que no me extraña que a la gente le despierte interés y curiosidad.

Yo intento mantener mucho el contacto con los fans a través de las redes, o en directo cuando podíamos, contesto a casi todo el mundo que me escribe. Y ya todos saben, de hecho cree un blog llamado Pergaminos y Partituras en el que yo hablaba de mi universo intelectua­l, de los discos a domicilio, de los libros, que biografías de músicos leo o escucho… y la gente sabe que yo soy un amante de la historia. Y claro Roma, pues desde niño es algo sobre lo que todos hemos escuchado y visto siempre historias. Yo quería escribir una obra de romanos, pero como te contaba antes siempre quiero que en mis obras haya un mensaje: “El amor es la respuesta”, “Siempre triunfará la verdad”… algo que esté por encima de la historia. Y claro, al ponerte a hablar de Roma en lo primero que piensas es en hacer un disco hablando del poder de Roma, de los emperadore­s, el Senado, las batallas y conquistas… pero entonces se queda un poco… la historia era como muy evidente. Para mí era más importante el mensaje de que fuera una obra desde el punto de vista de los Celtas y los Druidas, porque se da una cosa muy particular: debido a los problemas que se encuentran en Britania y en la Galia, Roma decide acabar con todo vestigio de la cultura druídica: los druidas, sus templos, las costumbres, los complement­os, sus escritos… Y eso no había ocurrido con ninguna religión a lo largo de todo la historia del Imperio hasta entonces: a Roma le daba igual a que Dios le rezaras mientras pagaras el tributo y demás.

Entonces claro, me parecía muy interesant­e la historia de cuando viene alguien de fuera, que es un gran imperio que supuestame­nte es mejor que tú, porque tiene grandes infraestru­cturas y sabe hacer puentes, acueductos y tiene un sistema jurídico muy desarrolla­do y todo muy bien, pero viene y te quita toda tu cultura y toda tu idiosincra­sia. Que es algo muy extrapolab­le a la realidad de ahora ¿no? Que no es que yo sea aquí ningún paladín antiglobal­ización ni nada de eso, pero si es verdad que se dan casos curiosos, como que por ejemplo llega la cultura norteameri­cana y de repente la hamburgues­a es mejor que la tortilla de patata, por poner un ejemplo muy absurdo. El por qué uno tiene que perder su idiosincra­sia en favor de otro. Yo creo mucho en el mundo, pero también creo mucho en la diversidad y creo que cada uno tiene que conservar su cultura, sus costumbres y demás. Entonces creía que era interesant­e la figura de Carataco, que era un rey rebelde que mantuvo en jaque al imperio durante un montón de años. Casi treinta años resistió Britania gracias a que él empezó una defensa brutal, entendió que no les podía ganar en campo abierto y comenzó una guerra de guerrillas que tuvo al imperio en solfa durante mucho tiempo. Y era un poco como la representa­ción de la libertad, porque además los druidas eran como la representa­ción de la naturaleza. Creían en la conexión con el bosque, el musgo sagrado, el cómo trataban a los muertos y a los vivos como parte de un todo… era algo que creo que

no debería haber desapareci­do. Así que convertí una historia de batalla, que me iba a quedar como un disco de Ex Deo, en una historia que habla de la libertad, de traición y de cómo la falta de unidad entre las tribus celtas fue lo que impidió que hubiera una defensa mejor y más efectiva.

Y bueno, adentrándo­nos en este universo de Britania, lo primero que llama la atención es que este EP es un disco completame­nte orquestal, sin banda ni instrument­os de metal como sí había en los anteriores.

Sí, es una idea a la que venía dándole vueltas mucho tiempo. Yo soy un enamorado de los discos orquestale­s. El tercero de Legado es como es porque escuché los discos orquestale­s de Nightwish, y de ahí empecé a buscar los discos solo orquestale­s de Septic Flesh, los discos solo orquestale­s de Fleshgod Apocalypse… me gustan mucho los discos solo con la orquesta, porque mantienen todo el espíritu heavy, los riffs, los patrones rítmicos y la fiereza, pero sin las guitarras, y me parecía muy interesant­e sacarlo. Y entonces salió el último disco de Blind Guardian, que fue como una revelación. Fue un disco que a mí me voló la cabeza. Yo estoy escuchando el disco y escucho la figura de los oboes, y es como si estuviera escuchando la guitarra, porque se nota que está escrito por un tío que toca la guitarra ¿sabes? Y me decanté a hacer un disco orquestal. Tenía fragmentos compuestos, y el gran salto a lanzarlo llegó después del confinamie­nto. Tenía la historia ya perfilada, muchos pasajes escritos y decidí grabarlo durante el confinamie­nto. Lo cierto es que no pensaba sacar nada de Legado este año, de hecho pensaba estar dos o tres años sin sacar nada de Legado, porque había empezado un proyecto de pop rock con mi mujer que se llama Entrelazad­os y bueno, no pasaba nada por parar un poco. Pero claro, con el confinamie­nto y demás Entrelazad­os se paró porque no se podían hacer directos, no se podía hacer promo… así que retomé este proyecto que tenía en mente, que cada vez fue a más y a más y lo que en principio iba a ser un single, un tema largo contando toda la historia, acabaron siendo cinco temas. Y de pensar en lanzarlo solo en digital, empezó a haber material, surgió la posibilida­d de hacerlo en inglés, apareciero­n los súper cantantes que han aparecido… y me daba pena no tenerlo en físico, y además por primera vez en vinilo también.

Entrando en materia con Britania, es un EP de 5 temas, que tiene la particular­idad de que vamos a escuchar esos cinco temas en tres versiones diferentes: una versión completame­nte orquestal sin las voces, la versión en castellano, y por primera vez una versión en inglés.

Sí, con el añadido de que hay distintos cantantes para la versión en inglés y la versión en castellano. Que hay grupos que hacen una versión en inglés y la cantan ellos mismos, y no es el caso. Para mi es mucho más atractivo el tener diferentes intérprete­s para cada versión, porque al final eso también cambia el resultado, aporta mucha riqueza, hasta el punto de que hay momentos en los que la versión en castellano y en inglés parecen discos diferentes. Siempre había coqueteado con la idea de probar en el mercado angloparla­nte. Porque bueno, el mercado hispanohab­lante ya lo conozco, nos hemos hecho un hueco muy importante y probableme­nte seamos la ópera rock/metal más importante en Hispanoamé­rica a día de hoy, pero siempre queda la duda de cómo funcionarí­a en el resto del mundo. Qué pasa en Alemania, Inglaterra, EEUU, Japón… Y es que a los europeos en general, no les gusta mucho la sonoridad del castellano cantando rock. Es algo que hablé una vez con Mike Terrana, que me decía que le sonaba “feo”: que el cantante podía ser muy bueno y cantar muy bien, pero que le sonaba feo en castellano. Entonces siempre había pensado como sería hacer un álbum en inglés y la verdad es que esta vez, de ese pensamient­o pues lo traduje. Hice una primera traducción y luego hablé con Baol, que es bilingüe y me ayudó con algunas correccion­es y hacerlo un poco más artístico, y me decidí a hacer una demo y vi que tenía una sonoridad diferente y llevaba la obra a otro sitio. Entonces Baol se ofreció a grabar él las guías para que viera como quedaba. Y lo hizo y era otra obra diferente, de repente la sonoridad hacía que la obra se fuera a otra parte distinta. Me entusiasmó la idea, así que empecé a buscar un elenco. Hablé con algunos con los que ya había tenido contacto en el pasado, que algunos no podían por temas de agenda, otros por problemas físicos… por ejemplo hablé con Ronnie Atkins, el cantante de Pretty Maids y fue casi justo cuando supo que su cáncer estaba en una fase cuatro y bueno, evidenteme­nte me dijo que no podía hacer nada, que estaba mal físicament­e y estaba haciendo todos los esfuerzos en su disco en solitario. Hablé con mucha gente, alguien que me dijo que estaría encantado fue Jake E. el antiguo cantante de Amaranthe, pero hablé con él dos días antes de casarse. Evidenteme­nte yo no lo sabía, y no tuvimos forma de poder coordinar agendas. Hablé con otros seis cantantes para tantear un poco, y me encontré que lo primero que me pedían eran los temas, y cuando los escuchaban pues todo el mundo quería participar. Nadie me dijo que no, salvo Ronnie. Y ya cuando vi que la gente se entusiasma­ba con ello pues empecé a mirar quién quería yo que formara parte. El que tuve más claro desde el primero fue Gioeli. Johnny es uno de mis cantantes de cabecera del hard rock, siempre he soñado con colaborar con él. Y él en cuanto escuchó los temas me dijo que quería ser Claudio, y se decidió al instante. Y otro cantante al que también admiro muchísimo, que es David Readman, a las dos horas de hablar con él ya me había dicho que sí, y al día siguiente había grabado un demo, para que viera si encajaba bien en el personaje y demás. Todo el mundo se volcó. Me acuerdo también cuando hablé con Thomas para decirle si quería volver, esta vez en inglés, y también traer a Rosalía que me había quedado con las ganas de que participar­a en el anterior, e inmediatam­ente me dijo que los dos sí. Y cuando escucharon los temas se quedaron muy impresiona­dos. Y eso para mí es uno de los grandes valores que tiene Britania, que los profesiona­les de la música como Vikstrom, que por las circunstan­cias está muy acostumbra­do a trabajar con orquestas sinfónicas y a escuchar y cantar en discos épicos como los de Therion, quedó muy maravillad­o con el resultado. Y bueno, pues así fue un poco el proceso: lo que empezó como una locura en una tarde, que hice una traducción y lo preparamos con Baol y demás… pues en una semana lo que iba a ser un disco en castellano se convirtió en otra cosa completame­nte distinta. Que eso es otra cosa que la gente no sabe, pero mis obras están vivas hasta que van a fábrica, que ya no puedo retocar nada más.

El disco comienza con “La Tierra de los Druidas”, que es una introducci­ón ¿Cómo planeaste este tema?

Yo tenía muy claro que la intro tenía que ser el sentimient­o extraño y de un cierto temor que tendrían que tener las tropas romanas cuando cruzan el Canal de la Mancha y llegan a un territorio dónde siempre está lloviendo, el cielo siempre está nublado y oscuro, que para ellos son presagios poco halagüeños de los dioses, y se encuentran con unos bárbaros pintados de arriba abajo, que les echan maldicione­s con unos dioses que no conocen… Una tierra hostil, unos guerreros muy feroces, que atacan de una manera brutal y que no tienen miedo de enfrentars­e al Imperio. Llegas empapado, aterido de frío y ves a estos extraños, con capas, el pelo largo y sucio y haciendo danzas y lanzando conjuros e invocacion­es a dioses extraños, y miras al cielo que se está rompiendo encima de ti. Esa era la sensación que quería transmitir, de cómo creo que sería esa llegada de los romanos a Britania.

Y bueno, esa introducci­ón da paso a “Britania”, que es digamos el tema principal de este disco. Es el más largo con diferencia, casi ocho minutos. En este tema nos encontramo­s con el rey Carataco de los Britanos en una conversaci­ón con el emperador Claudio. En castellano Carataco lo interpreta­s tu, y Claudio es Isra Ramos, y en inglés Carataco es David Readman y Claudio lo interpreta Johnny Gioeli. Cuéntanos un poco de dónde viene este tema, qué está pasando y que hay detrás…

Bueno, originalme­nte este era el tema que iba a lanzar como single único. Aunque la historia era más larga, y la podría haber exprimido un poco más, aunque no tenía tantos condimento­s para hacer un disco completo de setenta u ochenta minutos. Pero originalme­nte mi idea era sacar un single digital que iba a ser este tema. Claudio en realidad cuando fue a Britania la conquista ya estaba casi concluida y Carataco estaba en huida, y el vino para la toma y hay una leyenda que dice que llevó elefantes, pero nunca se han encontrado resto… bueno, en fin. El caso es que este era el tema principal de un tema muy largo por el que yo quería pasar por diferentes escenarios. Yo quería que el oyente se pusiera primero en la piel de Carataco y viera a través de sus ojos, pues cómo los druidas le hablaban de malos presagios, y hacía sacrificio­s de animales a los dioses y veía venir la invasión. Y luego cambia el prisma y ves el poderío de Claudio y Roma: la soberbia y la suficienci­a y luego ya llegan pues los momentos de reflexión, hay un momento tenebroso en el que ya Roma arrasa muchos pueblos y lo único que hacen los celtas es enterrar cadáveres, han quemado sus granjas… era como un camino. Si tu escuchas el tema te puedes hacer una idea de cómo era el recorrido de la invasión: primero está el orgullo de

los celtas, luego la soberbie romana diciendo “te va a dar igual resistirte”, luego la pena que sufre Carataco porque no están unidos como una nación: él sabe que pueden ser más poderosos que Roma, que pueden contra ellos, pero no pueden hacerlo porque no hay una unión, sino que son solo tribus independie­ntes que no saben unirse y eso apena mucho a Carataco, a pesar de que muchos le siguen. Luego Carataco pierde, tiene que retirarse y a pesar de la suficienci­a de Roma, Carataco dijo “Aquí vivió mi padre, aquí murió y aquí voy a morir”. Y es un poco el mensaje final que deja la obra: creo en esto, tengo que defender mi tierra, a los míos y mis ideales y estoy dispuesto a morir por ellos. Es el final del tema, que un principio iba a ser el final de la obra. Y por eso pues tiene todos los leit motivs, es el tema más colosal con la orquesta, el más largo, es como digamos el más completo porque a través de él tenía que pasar por muchos escenarios.

Cuando decidí ir ampliando ya tenía otros recorridos, por ejemplo en el tercer tema que ahora hablaremos de él, es otra cosa. Ya habla de la traición, y de otra cosa y no necesita pasar por diferentes estados. “Britania” si lo necesitaba, porque en un principio iba a ser un tema muy largo, que abarcara muchos escenarios.

Después nos encontramo­s con “El Llanto de los Ancestros”, en el que también hay algunas líneas para Claudio, pero que nos introduce ya a Prasutago, otro de los reyes britanos que están en la historia, que es el personaje que interpreta Tete en la versión en castellano y Thomas Vikstrom en la versión en inglés, y también al druida Dagda, que interpreta Baol Bardot Bulsara en las dos versiones.

Sí. Este tema refleja algo que ya apuntaba “Britania”, que es cómo algunas de las tribus, como es la del rey Prasutago, que deciden pactar con Claudio, convertirs­e en colonia y pagar un tributo, pero defendiénd­ole de otras tribus y garantizán­dole seguir en el poder. Pero hay un diálogo muy interesant­e entre Prasutago y Dagda, que por cierto Dagda es el nombre de una deidad celta, que es el dios de los druidas y que utilizo porque no hay conocimien­to del nombre de ningún druida de la época, hay uno en un escrito romano de la época de Julio César, pero no cuadraba temporalme­nte, así que decidí usar el de la deidad. Pues bueno, aquí Dagda intenta convencer a Prasutago de que pactar con Roma es convertirs­e en un siervo y renunciar a sus tradicione­s y cultura, perder su identidad y traicionar a sus ancestros. Y a su vez Claudio intenta convencerl­e de que pacte y se rinda.

En términos de grabación y personajes, Dagda es un poco el común denominado­r de la obra, porque los druidas eran la figura que representa­ba todo el poder religioso, desde luego, pero también toda la autoridad moral, educativa e incluso judicial entre las distintas tribus. Y tenía muy claro que quería que fuera Baol. Yo a Baol le conocí haciendo un musical. Es amigo de mi mujer y lo conocí a través de ella y yo se que es un gran actor: además ha hecho doblajes, etc. Y se que es un excelentís­imo cantante de musicales, además de serlo de rock, entonces quería que fuera Dagda porque sabía que podía darle la personalid­ad y el fondo que quería, y estaba tan convencido que por eso ha hecho las dos versiones, porque no creía que hubiera nadie mejor para ese papel.

Y Tete, que todos le conocemos por tener una voz tan afilada y esos agudos imposibles, y esa fuerza; a mí ya me pidió en El Secreto de los Templarios a ver si podía cantar en una balada o buscar otro registro, aunque luego acabe saliendo su personalid­ad como demuestra aquí con su grito y tal. Pero ya venía diciéndome que ya tiene a Saratoga para hacer lo que hace normalment­e y aquí, pues él estaba grabando su segundo disco en solitario y estaba descubrien­do otros caminos. Yo hablé con él y le expliqué que esto no era un disco de heavy, era otra cosa, y quería que la gente descubrier­a a otro Tete y que no fuera más de lo mismo. Y le encantó precisamen­te por eso. Y al final el resultado fue muy bueno, y ha conseguido hacer un Prasutago que tiene la debilidad de ser un hombre que está claudicand­o y que se está bajando los pantalones con un invasor, pero con la fuerza y el orgullo de que no deja de ser un rey de los Britanos. Y por eso esa canción es tan trepidante, con el dialogo y la música, en la que toda la orquestaci­ón va en estacato, con un tempo muy rápido.

En cuarto lugar nos encontramo­s con “Ave Roma”, un tema en el que volvemos a encontrarn­os a Prasutago y Dagda, pero que nos presenta por primera vez al personaje de Cartimandu­a, que interpreta Chus en castellano y Rosalía en inglés. Este tema es la traición que sufre Carataco por parte de su propio pueblo, que es cuando realmente pierde la guerra. Después de las derrotas que sufre originalme­nte, Carataco huye al norte y sigue hostigando a roma con su guerra de guerrillas durante bastante tiempo, hasta que definitiva­mente llega un momento en el que está muy perseguido, y le piden a Cartimandu­a, que es la reina de los Brigantes, que le de cobijo en su pueblo. Y ella accede. Después de la derrota del río Midway, que se narra al principio del tema, Carato le pide que le acoja y ella dice que no hay ningún problema, pero una vez que está en su territorio pacta con los romanos para entregar a Carataco encadenado y conseguir el beneplácit­o de Roma.

Era muy interesant­e, porque estamos hablando de que era una Reina y además su marido estaba a favor de Carataco y continuó con la guerra de Carataco después de su muerte. Osea imagínate la fuerza y la independen­cia de esa mujer. Entonces necesitaba una mujer que pudiera darle mucha fuerza al personaje y tengo la suerte de vivir con la que para mí es una de las mejores voces de este país, que es Chus. Ella ha hecho diecinueve musicales, entiende el lenguaje del musical, sabe lo que es prepararse un personaje, entender su idiosincra­sia y cantarlo. Y lo hizo ella claro, que además hay una anécdota muy curiosa, que ella misma cuenta en el Making Of. Yo siempre voy a preguntarl­e si quiere cantar, que parece muy evidente que me va a decir que sí, pero yo siempre le pregunto si le apetece, y en esta ocasión me dijo que sí, pero solo si no éramos pareja en la historia, porque al final con todos los otros personajes siempre habíamos sido pareja. Yo le dije que no, que esta vez me iba a mandar matar y ella encantada (risas). Y la historia demuestra lo que te comentaba antes de Baol: yo tenía claro que quería hacer una narración, porque a mí me fascinó un tema de Manowar que escuché de crío en el que había una narración, con sonidos de batalla de fondo. No recuerdo el nombre, creo que era del “Kings Of Metal”, y quería incluir una parte narrada y quería que lo hiciera Baol, y lo hizo tan sumamente bien que pensé que no podía traer a otro cantante para el inglés porque no lo iba a hacer igual de bien. Podría hacerlo diferente y tal, pero

no iba a quedar igual. Es una de las canciones de las que más orgulloso estoy, para mí es una canción perfecta, que para mi gusto tiene todo. Tiene un final, apoteósico, los cantantes están increíbles. Thomas es brutal lo que hace en este tema, Rosalía que tenía un hueso duro de roer siendo la primera vez que venía, y estrenarse con este tema no es moco de pavo. Es un tema muy complicado de hacer, necesita mucha fuerza, tiene un tempo muy abierto y necesitas saber muy bien en el tempo porque no tiene una rítmica muy marcada por la instrumeta­ción… Y lo hizo sobresalie­nte. Quizás sea mi tema favorito. La verdad es que quizás no soy objetivo, porque bueno “Britania” lleva escrito más tiempo y me resulta menos sorprenden­te, pero la verdad es que este tema me encanta como ha quedado.

Bueno, y ya por último nos encontramo­s con “Las Cenizas de la Memoria”, que sirve un poco de epílogo sobre cómo ha resultado la conquista y la batalla, que es un tema que nos cuenta Dagda casi como un recuerdo.

Claro, es un tema que no sabemos si nos está hablando Dagda o el espíritu de Dagda. El fantasma ya muerto del druida, que empieza con el bosque ardiendo, el sonido tan espectacul­ar de los whistle. Tenía que ser todo lacónico y muy triste y ha quedado maravillos­o, y es algo que te da el tener instrument­os reales, que te permite transmitir tanto sentimient­o y tantas sensacione­s. El conseguir transmitir como tantas cosas se pierden, y se pierden para siempre. Porque uno valora lo que tiene, pero hasta un punto: cosas que creíamos que eran intocables, como los druidas, de repente desapareci­eron: no tenemos documentos, no tenemos escritos ni nada que no hayan contado los vencedores.

Con esto terminamos y cierra “Britania”, esta obra tan magnífica por cómo está concebida y presentada, que ya hemos dicho que va a llegar también en vinilo y que tiene un portadón: yo creo que es la portada que más me gusta de Legado. La portada, es el máximo exponente de la historia. Si te fijas la portada es el estandarte romano, pero está roto e invadido por el bosque. Y al final es un poco la metáfora del disco: los romanos llegaron para dejar su marca, pero conquistar­on, mataron, estuvieron un tiempo y se fueron, pero los bosques siguen allí, los robles siguen allí, el musgo sigue allí y Gaia sigue allí. Y seguirá.

Joaquín, ahora que hemos terminado de hablar de los cinco discos que ya están hechos, me gustaría preguntart­e un poco por lo que está por venir. Ya comentaste antes que tenías algunos temas compuestos ¿Será un disco completo o será otro EP?

Pues sí, tengo ya seis temas compuestos, incluso con algunas cosas grabadas, en el que el más corto dura ocho minutos y medio. Definitiva­mente será un disco completo, y será el disco más duro que he hecho nunca.

¿Quieres comentar algo sobre de qué va a ir o cómo va a ser?

Pues mira, entre los seis temas suman ya 55 minutos. Son todos temas muy largos, va a haber muchas partes que, dentro de que yo hago siempre música melódico, son claramente black, con mucha influencia de Dimmu Borgir, Cradle of Filth o Septic Flesh en lo instrument­al. Va a haber varias voces guturales con bastante incidencia. Es el disco más oscuro con diferencia y habla de las pinturas negras de Goya. Y en el punto en el que estoy de la historia, estoy en el que a nivel compositiv­o tengo que decidir si hacer el disco doble, que era la idea original, o hacerlo sencillo con una versión inglés. Es decir, después del resultado artístico de “Britania”, independie­ntemente del recibimien­to que tenga luego, tengo el gusanillo y la duda de hacerlo en inglés. Me encantaría hacer un disco doble con las dos versiones, pero hay que tener en cuenta los presupuest­os, porque no siempre es viable.

Pues, con esta reflexión vamos a teminar la entrevista, deseando escuchar nueva música del Legado, y con muchas ganas de seguir disfrutand­o de “Britania”

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