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La gestión energética, presente y futuro del sector metalúrgico. ›
La industria metalúrgica es actualmente el sector productivo con mayor consumo energético de nuestro país. Representa el 22,5% del consumo eléctrico nacional, a lo que habría que sumar el uso, desigual pero siempre significativo, de combustibles (gas, petróleo y carbón) que pueden alcanzar el 30% del consumo energético de una empresa metalúrgica.
En este sentido, la subida del precio de la energía y la necesidad de competir con industrias emergentes hace de la gestión energética una senda ineludible para la metalurgia del siglo XXI. Por otro lado, la mayor concienciación política con el medio ambiente ha dado lugar a nueva normativa que busca implantar una cultura de la eficiencia energética en todo el tejido económico europeo. Al igual que el resto de empresas no pymes del continente, en seguimiento del reciente Real Decreto 56/2016 las grandes empresas españolas del metal ya están obligadas llevar a cabo una auditoría energética al menos cada cuatro años o, en su defecto, implantar un Sistema de Gestión Energética (SGEn) certificado – ISO 50001.
La gestión energética, una obligación y una oportunidad de ahorro
La gestión energética en la metalurgia, entendida como el conjunto de acciones emprendidas por una entidad para optimizar el uso y consumo de energía, puede abarcar aspectos muy variados: la optimización del uso de hornos, el cambio de los sistemas de calefacción, la gestión de la iluminación, el diseño o rehabilitación de las instalaciones o, incluso, la formación de los usuarios son sólo algunos de los más comunes.
Especialmente en el sector metalúrgico, todas estas acciones deben basarse en una exhaustiva medición y control de los consumos energéticos. Una correcta identificación de los consumos de cada sección y las potenciales mejoras nos permitirá luego emprender las medidas de ahorro más rentables y beneficiosas para el medio ambiente. Esta medición cobra especial importancia por las diferentes costes y rentabilidades que cada acción conlleva: desde medidas de coste prácticamente 0 (formación de usuarios en el uso eficiente de hornos e iluminación, por ejemplo), medidas de coste medio (detectores de ocupación para encender o apagar una luz, implantación de aislantes), y medidas más caras, como el filtrado de armónicos y reactivos de media tensión en la instalación eléctrica.
Los beneficios que acarrea la llegada de la gestión energética al sector del metal pueden ser mayúsculos, tanto en términos de reducción de emisiones como de ahorro económico. El uso intensivo e intermitente de motores, compresores, hornos, máquinas de ensamblado, prensas, iluminación y otras herramientas con alta demanda energética, convierte a la gestión energética en una herramienta de ahorro más eficaz y rentable que en otros sectores. Dependiendo de la época del año, la hora del día y la tarifa de acceso que tengamos contratada con nuestro comercializador de energía eléctrica, el precio de la energía puede variar hasta en un 280%.
Sin embargo, y a pesar de su demostrada eficacia, la expansión de la gestión energética en España es todavía bastante menor que en el resto de Europa, tanto en el sector metalúrgico como en otros. La falta de apoyo político, la escasez de información sobre sus costes y beneficios, unidas a la escasa concienciación sobre la importancia del ahorro energético, han frenado su desarrollo.
Incluso tras la llegada del Real Decreto 56/2016 y de la existencia de cuantiosas multas para las empresas que no presenten sus auditorías en tiempo y forma, un reciente estudio de la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética -A3e mostraba que, a cuatro meses de que se cumpla el plazo dado a las empresas por el Gobierno para presentar las auditorías energéticas obligatorias (o SGEn), más de la mitad de las empresas consultadas no había ni siquiera empezado el proceso de contratación de las mismas.
Para consolidar su implantación en todo el tejido económico nacional, parece imprescindible pues que los consumidores energéticos comencemos a ver la gestión energética como una enorme oportunidad de ahorro y de mejora de nuestras empresas.