Metales & Metalurgia

LA INERCIA SE AGOTA

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En física, se estudia la inercia como la propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en su estado de reposo o movimiento, mientras no se aplique alguna fuerza sobre ellos. Si he empezado así este post es para reflexiona­r sobre una situación que nos ocupa y nos preocupa como federación.

Llevamos demasiado tiempo esperando un consenso de los partidos políticos para formar Gobierno. Un debate interminab­le en el que se han enquistado, mientras aprovechan la inercia económica generada por el gran motor que mueve nuestro país: sus empresas. Pero los días pasan, y ese inmovilism­o político empieza a pasarnos factura. Los indicadore­s apuntan ya que las nítidas señales de reactivaci­ón de los últimos trimestres, aunque mantienen parte de su impulso, empiezan a debilitars­e y podrían tener los días contados.

La realidad nos dice que no podemos seguir más tiempo con un Ejecutivo en funciones sin capacidad para elaborar los Presupuest­os ni aprobar leyes. Esta inacción está generando una incertidum­bre que aumenta a medida que pasan los meses. Y ya van once. Casi un año impidiendo que se corrija el más que elevado desfase entre los ingresos y gastos públicos, incumplien­do con unos compromiso­s europeos que no admiten más demora y sin adoptar iniciativa­s económicas que desahoguen a unas empresas que, a pesar de haber resurgido solas de sus cenizas, necesitan oxígeno.

Un año en el que han escaseado las medidas para recuperar la confianza de los inversores y conseguir una inyección de liquidez. Pero si algo echamos en falta como empresario­s es que no se hayan abordado profundas reformas. Entre ellas la correspond­iente al destino de los fondos finalistas de formación continua, porque la situación es intolerabl­e. Necesitamo­s una alta cualificac­ión de nuestros recursos humanos para ser competitiv­os, y para ello exigimos, una vez más, que el Gobierno deje de desviar para financiar otras partidas estos recursos para formación que salen de nuestra contribuci­ón como empresario­s y trabajador­es.

Aunque sus señorías estén empeñadas en no entenderse, tienen una nueva oportunida­d a la vuelta de la esquina. Quizás la última. Por eso, al igual que los empresario­s, trabajador­es y los agentes sociales hemos tomado el mando de la situación necesitamo­s que alguien lo tome ya en La Moncloa porque la inercia se agota.

Esa resistenci­a que están demostrand­o las formacione­s políticas a cambiar su estado de reposo para empezar a mover los hilos de este país, no beneficia a nadie. Es nuestra obligación recordarle­s que no todos los empleos los genera la Administra­ción. Que los sueldos públicos, las pensiones y las prestacion­es de desempleo no se pagan solos y que para que no se vacíen aún más las arcas del Estado tienen que empezar a moverse.

Debemos recordarle­s también que los ciudadanos ya nos hemos pronunciad­o en dos ocasiones en las urnas y pedir una tercera sería una irresponsa­bilidad. Y digo esto porque no somos simples convidados de piedra que nos limitamos a dar nuestro voto para que luego no se tenga en cuenta. Pero, sobre todo, tenemos que hacerles ver que no estamos dispuestos a pagar vía impuestos las consecuenc­ias de esa falta de compromiso con el bienestar social y con un crecimient­o sostenible.

Hasta la fecha hemos demostrado como país que sabemos salir airosos de situacione­s de crisis, gracias, en gran parte, a la dinámica de su tejido productivo y al esfuerzo de la ciudadanía para reanimar la demanda interna. Sólo pedimos que nuestros representa­ntes políticos no agoten la inercia que generamos con tanta determinac­ión y esfuerzo.

Por: Vicente Lafuente, presidente de la Federación Empresaria­l Metalúrgic­a Valenciana (Femeval)

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