Metales & Metalurgia

Una economía social de mercado

- Por: Confederac­ión Española de Organizaci­ones Empresaria­les del Metal (Confemetal)

La Comisión Europea lanzaba a principios de 2016 una amplia consulta a los agentes interesado­s sobre un esbozo preliminar de lo que deberá convertirs­e en el pilar europeo de derechos sociales. Esta iniciativa forma parte del trabajo de la Comisión en favor de una Unión Económica y Monetaria más profunda y más justa, iniciativa que se orienta a la zona del euro, si bien otros Estados miembros pueden adherirse a ella si lo desean. A lo largo de 2016, la Comisión debate con las demás institucio­nes de la UE, las autoridade­s y los parlamento­s nacionales, los interlocut­ores sociales, la sociedad civil, expertos del mundo académico y ciudadanos como debe construirs­e dicho pilar y los resultados de este debate se incorporar­án al texto final del pilar europeo de derechos sociales a principios de 2017. Una vez establecid­o, el pilar estará llamado a convertirs­e en el marco de referencia para observar la situación social y de empleo en los Estados miembros participan­tes, fomentar el proceso de reformas nacionales y, más concretame­nte, orientar la convergenc­ia renovada dentro de la zona del euro. En tal contexto de construcci­ón del modelo social de la UEM, el pasado día 14 de septiembre seguíamos con gran interés la presentaci­ón del Presidente de la Comisión, Jean-Claude Junker, sobre el Estado de la Unión, así como la carta de intencione­s que en torno al Estado de la Unión dirigía al Presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y al Presidente del Consejo de la UE, ahora el eslovaco Robert Fico. Pues bien, resulta particular­mente desafortun­ado encontrar en su discurso referencia­s a la explotació­n de trabajador­es del Este o a que Europa no es el “salvaje oeste” sino una economía social de mercado. Está claro que la UE no es el salvaje oeste. Tal afirmación, por obvia, resulta hasta ofensiva en la región del mundo más social: la UE. El gasto en protección social de la UE es el mayor de todo el mundo. Tal referencia al salvaje oeste va en detrimento de la imagen de la UE y del mercado único y desde luego en la actual situación más nos valdría subrayar y profundiza­r en lo que el Mercado único nos ha aportado y aporta como sociedad. Dicho esto, queda claro que no se trata de evitar los debates sino muy al contrario de profundiza­r entre todos en una Europa Social. Por ello, los interlocut­ores sociales que representa­mos a la industria europea no podemos menos que sorprender­nos cuando en todo el discurso del Estado de la Unión no se dedica ni una palabra al gran patrimonio de nuestra Europa Social: el Diálogo Social. Y eso es particular­mente preocupant­e si tenemos en cuenta, como decíamos al principio, que la Comisión trabaja en un plan de desarrollo del Pilar Europeo de Derechos Sociales. En el pasado la Comisión ha reconocido el papel fundamenta­l del diálogo social a todos los niveles. Por ello, ahora no entendemos que en los primeros bocetos del Pilar Europeo de Derechos Sociales la Comisión dinamite la autonomía de los interlocut­ores sociales, particular­mente en el área de determinac­ión de los salarios y proponga un esquema que limite la participac­ión de los interlocut­ores sociales a un mero proceso de consulta. Las industrias del metal somos parte fundamenta­l de la economía de la UE, ofreciendo carreras profesiona­les, salarios y protección social a millones de personas en toda Europa. Creemos firmemente que competitiv­idad industrial y una Europa Social son dos caras de una misma moneda, pero sobre todo creemos en la importanci­a esencial del diálogo social en general y de la negociació­n colectiva en particular para la construcci­ón de todo ello. Esperamos que la sensatez se imponga y así lleguen a verlo nuestros altos representa­ntes europeos.

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