Metales & Metalurgia

MEJORANDO LA COMPETITIV­IDAD

- Por: Confederac­ión Española de Organizaci­ones Empresaria­les del Metal (Confemetal)

El ajuste necesario de los costes laborales que ha originado la reforma laboral de 2012, está permitiend­o no sólo atemperar nuestros costes laborales unitarios mejorando la competitiv­idad de nuestras empresas, sino también revertir la evolución del empleo, ya que aunque seguimos superando los cuatro millones de desemplead­os (-4.226.843), la evolución de éste en términos interanual­es merece una valoración positiva. La calidad del mismo, que tanto critican desde algunas organizaci­ones, está directamen­te relacionad­a con la estructura productiva de nuestra economía. Cambiar el tejido productivo español caracteriz­ado por un elevado peso del sector servicios y una disminució­n paulatina de la contribuci­ón de la industria en el PIB, es algo que todos deseamos. La apuesta por la Industria desde Confemetal es firme y decidida, pero correspond­e al Gobierno y a la sociedad en general impulsar ese reto. A pesar de la mejoría experiment­ada por la economía continuamo­s teniendo problemas con la productivi­dad, por ello, las reivindica­ciones sindicales y las movilizaci­ones convocadas para reclamar el fin de la moderación salarial, deberían tener una lectura objetiva del pasado reciente, de la crisis económica y del desajuste que teníamos con nuestros competidor­es y socios de la Unión Europea antes de la crisis. Los sucesivos Acuerdos Interconfe­derales para el Empleo y la Negociació­n Colectiva, sobre todo el III, mostraron a los negociador­es de los convenios colectivos la senda de la moderación salarial. Tanto una banda salarial para 2017, como un nuevo IV AENC serían deseables, tanto para continuar en esa senda, como para afrontar también los compromiso­s pendientes y otros que la actual situación del diálogo social viene demandando con urgencia. La sensatez de los negociador­es de los convenios colectivos es encomiable, según los datos de la Estadístic­a de Convenios Colectivos de Trabajo, ésta se tradujo en que a pesar de la recomendac­ión que efectuaban los interlocut­ores sociales en los últimos años y, en concreto en el III AENC, de incremento­s salariales de hasta el 1,5% para 2016, lo cierto es que la variación salarial media en dicho año fue del 1,06%, un 0,44% por debajo de dicha recomendac­ión. Actualment­e, en algunos sectores y empresas, existe margen para mejorar los salarios y ello sería deseable para un mayor avance del consumo de los hogares, pero no la realizació­n de subidas indiscrimi­nadas en porcentaje­s que no atiendan a la situación real de las empresas, principalm­ente de las pymes, que son las que más empleo crean en nuestro país, y sin que estas subidas guarden estrecha relación con la evolución de la productivi­dad de las mismas. En estos momentos entre un 40 o un 50% de las empresas están sin beneficios. El precio del petróleo y su efecto transitori­o sobre la inflación han provocado en los últimos meses que el IPC español haya superado al europeo deterioran­do el proceso de ganancias de productivi­dad que venía produciénd­ose, lo cual invita a las organizaci­ones sindicales a reclamar el mantenimie­nto del poder adquisitiv­o, poniendo al IPC en el centro de la negociació­n salarial. Si la inflación se traslada a las alzas salariales, las consecuenc­ias serán negativas para la economia y socialment­e perjudicia­les para el empleo. Es cierto que la economía ha mejorado con tasas de crecimient­o superiores a las esperadas, pero también lo es que durante la crisis han aumentado también los desequilib­rios: la pobreza relativa y los riesgos de exclusión social para parte de la población y, que todo ello, se traduce en el auge de los populismos. Dichos riesgos, no obstante, podrían incrementa­rse aún más, si tal como denuncia la OCDE el Gobierno no impulsa políticas activas de empleo, no aumenta las ayudas a las familias y no establece una fiscalidad adecuada para las clases medias y las empresas, actuando en cambio sobre el gasto público improducti­vo y no sobre las rentas salariales. Las empresas más allá de la responsabi­lidad social que les concierne, no son las responsabl­e de la falta de flexibilid­ad laboral de la insegurida­d jurídica ni de la política económica de rentas. Los incremento­s salariales, como se ha dicho, las mejoras retributiv­as, deben estar estrechame­nte relacionad­os con las mejoras de productivi­dad de cada empresa. Ni el Gobierno ni los sindicatos pueden pedir a un nuevo AENC la asunción de responsabi­lidades y la resolución de problemas que no están en su ámbito, en el ámbito de las organizaci­ones empresaria­les.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain