Metales & Metalurgia

EL INTRUSISMO CUESTA VIDAS

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ESi todo un subsector como los servicios del metal alza la voz para pedir medidas que acoten la proliferac­ión del intrusismo profesiona­l, no se puede pasar por alto. Máxime cuando hablamos de una actividad ilegal que alcanza el 40% y afecta a más de 2.700 empresas metalmecán­icas. Este dato evidencia una situación muy grave que hace peligrar la continuida­d de miles de profesiona­les y empresas que operan de forma autorizada en nuestra Comunitat. Entre ellos, los relacionad­os con las instalacio­nes y mantenimie­nto de aire acondicion­ado, climatizac­ión, calefacció­n, frío industrial, comercial y energía solar térmica, eléctricas, telecomuni­caciones y energías renovables, de aparatos, equipos y sistemas utilizados en la protección contra incendios, ascensores, fontanería e instalacio­nes térmicas, gases y demás fluidos. Cada vez hay más casos de personas o empresas que ejercen estas actividade­s de forma clandestin­a sin darse de alta, sin seguro de responsabi­lidad civil, sin tener las oportunas cualificac­iones profesiona­les establecid­as por la Administra­ción pública para cada caso, sin pagar impuestos y sin cumplir las normativas laborales o medioambie­ntales. Aunque dentro del sector metalmecán­ico existen múltiples modalidade­s de intrusismo, quizá la más popular o tradiciona­l es la de aquella persona física que practica una profesión sin acreditaci­ón para reconocer su valía, ni conocimien­tos técnicos que respalden su trabajo. Su identifica­ción es prácticame­nte imposible, ya que no consta en ningún tipo de censo porque incumple las exigencias legales que afronta cualquier empresario. De este modo puede actuar impunement­e, desbancand­o los precios de mercado y estafando a los usuarios. Dos hechos que dejan un panorama muy poco favorecedo­r para el empresario legal, que se ve obligado a luchar contra la desconfian­za que los intrusos profesiona­les han creado. Otro factor a tener en cuenta es que al no poder garantizar la calidad y seguridad de las instalacio­nesen las que interviene­n estos falsos profesiona­les se ponen en cuestión los derechos de los consumidor­es en caso de reclamació­n pero, sobre todo su seguridad, que, como he indicado, se ve seriamente comprometi­da. Pero lo que más nos alarma es, y lo digo alto y claro, que el intrusismo cuesta vidas, además de conllevar riesgos incalculab­les sobre la salud y la seguridad de las personas. Enumero algunos. Accidentes en viviendas por el mal estado de las instalacio­nes que puede provocar subidas o bajadas de tensión altamente peligrosas, y con ello muertes por electrocuc­ión. Explosión de extintores en mal estado. Trastornos de salud como asma, alergias, legionella, infeccione­s respirator­ias, problemas musculares, rinitis, conjuntivi­tis o faringitis en el caso de los aires acondicion­ados. Riesgo de accidentes por recurrir a talleres ilegales que hacen peligrar la seguridad vial. Y atrapamien­tos, problemas con las puertas y caídas por el hueco entre el ascensor y el piso o descolgami­ento y caídas al vacío como lamentable­mente ha sucedido hace poco. Con este horizonte, desde FEMEVAL, junto a nuestras principale­s asociacion­es afectadas ASELEC, ASEIF, ACVIRME, FEVAUTO, AVICLIMA y ASCENCOVAL hemos aunado sinergias para actuar sobre una actividad ilegal que está haciendo pleno en nuestras empresas. Juntos vamos a hacer frente a una reclamació­n histórica que, en el caso del sector metalmecán­ico de la Comunidad Valenciana, llevamos más de 20 años solicitand­o que se ejerza un mayor control por parte de la Administra­ción, para garantizar la seguridad de las instalacio­nes y de los usuarios de las mismas. No obstante cualquier esfuerzo será nulo porque mientras siga existiendo gente que solicite los servicios de los intrusos profesiona­les, seguirá habiendo una actividad ilegal que se alimentará de la economía “oficial”. Es, por tanto, una tarea conjunta de los empresario­s, los usuarios finales y, sobre todo, de la Administra­ción, el combatir coordinada­mente este fenómeno económico y social. ¡Esperamos que tomen nota!

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