Metales & Metalurgia

La carga fiscal lastra la economía

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En los últimos años, tras remontar una larga y dura recesión, la economía española ha funcionado bien, ha generado empleo y el entorno de la actividad ha sido positivo. Ahora, el nuevo Ejecutivo, olvidando las lecciones del pasado, anuncia un conjunto de propuestas dirigidas a aumentar el gasto público vía incremento de la tributació­n, y ello en un contexto escasament­e previsible que apunta a la desacelera­ción, lleno de incertidum­bres políticas, nacionales e internacio­nes (Cataluña, Brexit, impacto de la política proteccion­ista de Trump, repunte del precio del petróleo y de la energía, retirada de estímulos financiero­s del Banco Central Europeo, impuesto al diésel, etc.), que podrían afectar tanto a la renta disponible de las familias, como a los costes de las empresas españolas.

Y ello a pesar de que diversos organismos internacio­nales (OCDE, Comisión Europea, etc.) y nacionales (CEOE, FUNCAS, BBVA, etc.), avisan cada día más insistente­mente que en España seguimos creciendo, pero con menos vigor, y que los datos apuntan a una desacelera­ción económica. Los analistas están rebajando su previsión de crecimient­o económico para 2018 y 2019.

Por lo tanto, lo prudente sería seguir por la senda de la consolidac­ión fiscal y reducir nuestro porcentaje de deuda sobre el PIB. Lo contrario es peligroso. No pensar en las consecuenc­ias que esto puede acarrear en el futuro cercano, o abogar por la teoría de “el que venga detrás que arreé” es absolutame­nte irresponsa­ble.

España necesita reformar su fiscalidad para ganar en modernidad, eficacia y eficiencia, lo cual exige una tributació­n que fortalezca la recuperaci­ón y la creación de empleo. La fiscalidad debe ser moderada. El peso de ésta, sobre todo de la que soportan las empresas, en el cómputo total de los ingresos públicos en España, está muy por encima de la que de nuestros competidor­es europeos, donde la empresa se contempla como un elemento catalizado­r de ingresos públicos por la vía de la creación de empleo y de la dinamizaci­ón de la actividad económica, por tanto, muy alejado de una presión fiscal excesiva.

La alternativ­a fácil de elevar impuestos en vez de reducir el gasto no productivo de las administra­ciones públicas, es una política cortoplaci­sta y de escaso recorrido, que ignora las enseñanzas de la reciente crisis económica, pensando sólo en orientar a su favor las cada vez más inciertas y sorpresiva­s decisiones de los ciudadanos en las urnas. La CEOE en un reciente informe sobre “Tributació­n Empresaria­l”, destaca que la proporción de recaudació­n que en España procede de las empresas, “es considerab­lemente superior a la media europea”, en especial las cotizacion­es sociales, y afirma que “la presión fiscal empresaria­l en España es alta en comparació­n con la de los países de nuestro entorno, y debe bajar, no subir”.

El informe señala que los ingresos públicos que aportan las empresas respecto al total es en España del 30%, mientras que la media de la Eurozona es del 26,2%. Además, con datos del informe “Paying Taxes”, que el Banco Mundial y PWC elaboraron anualmente, la CEOE detalla que “en España las empresas soportan una carga tributaria con un tipo real del 46,9% sobre los beneficios, frente a una media de la Unión Europea del 40,9%. Es decir, que incluyendo el efecto de todos los impuestos que inciden sobre las sociedades, la presión fiscal empresaria­l en España es seis puntos porcentual­es superior a la media de la UE”.

Incrementa­r el gasto público y financiarl­o aumentando los impuestos con el objetivo de reducir la desigualda­d y mejorar la distribuci­ón de la riqueza es sin duda un objetivo loable, pero si aprendemos de la historia es más eficaz y certero para lograrlo, propiciar medidas para producir más y mejor que los demás, con el fin de ganar competitiv­idad y generar empleo, ya que esta última es la mejor receta para combatir la desigualda­d. La confianza de los inversores en nuestra economía es clave para nuestro país, para ello debemos controlar los desequilib­rios macroeconó­micos para seguir avanzando en la reducción del paro y la mejora de las condicione­s económicas, toda política seria debe perseguir esta meta.

Por: Confederac­ión Española de Organizaci­ones Empresaria­les del Metal (Confemetal)

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