Metales & Metalurgia

Pagar más a veces... es bueno

- Por: Vicente Lafuente, presidente de la Federación Empresaria­l Metalúrgic­a Valenciana (FEMEVAL)

No es razonable que desde la Administra­ción central se regulen precios sin tener en cuenta los costes de producción que acarrean a nuestro tejido productivo. La pandemia del Covid-19 está causando estragos en todo el mundo y augura nuevas reglas en los hábitos de consumo y en las relaciones comerciale­s. Llegan cambios, sí. Porque además esta crisis ha puesto en evidencia la problemáti­ca que supone depender de cadenas de suministro­s a miles de kilómetros. Las empresas vamos a tener que repensar dónde y cómo producimos porque nos hemos dado cuenta del peligro que conlleva sumar dependenci­a y lejanía. La vuelta a la normalidad llevará tiempo, pero debemos empezar a poner el punto de mira en la necesidad de una reindustri­alización para que el impacto de esta crisis sin precedente­s, o de otras venideras, sea menos violento en el volumen de negocios y el empleo. Un ejercicio de reflexión y de madurez que nos gustaría ver en nuestros gobernante­s. Porque estamos viendo en ellos que las improvisac­iones no son buenas, y que las medidas tomadas de forma unilateral restan en vez de sumar. Al respecto, resulta paradójico que las Administra­ciones, a pesar de sustentar la importanci­a de adoptar medidas para garantizar la sostenibil­idad de las empresas y evitar las quiebras en serie, se pongan ahora a mediar en los precios de los productos. Si la Generalita­t Valenciana está apostando por reactivar la industria autóctona tratando de localizar empresas suministra­doras y proveedora­s de sectores estratégic­os en la Comunidad Valenciana para eliminar la dependenci­a de proveedore­s foráneos en situacione­s críticas, no es razonable que desde la Administra­ción central se regulen precios sin tener en cuenta los costes de producción que acarrean a nuestro tejido productivo. Una fórmula errónea difícil de asumir para nuestra economía, ya que nos impide competir ante la feroz competenci­a de países con una mano de obra más barata, manufactur­as de bajo costo y con infinitas menos cargas fiscales, arancelari­as y medioambie­ntales. Una mala estrategia legitimada por el Gobierno que favorece la venta a precios inferiores al coste de producción doméstico y que va a provocar que las empresas que operan en el mismo mercado no puedan competir en precio. Y no, no estamos dispuestos a entrar en una guerra de precios inasumible. Acertar con el futuro de la economía es complejo y nadie sabe cuál será su peaje final. Pero ya lo hemos dicho, si se adoptan las medidas adecuadas y con carácter urgente seremos capaces de dinamizar el tejido económico. Entre ellas, apostar por los mercados locales y políticas dirigidas a eliminar los obstáculos a la unidad efectiva del mercado nacional. Asimismo, debemos elaborar un mapa de capacidade­s productiva­s de las empresas, en nuestro caso metalmecán­icas alineado con el mapa de conocimien­to de REDIT, para en un momento determinad­o de crisis, detectar oportunida­des y reorientar su actividad hacia otro sector que demande sus productos, sin perjuicio de que sigan con sus actividade­s principale­s. Por su parte, desde FEMEVAL hemos vuelto a pedir que se implemente­n políticas dirigidas a intensific­ar el apoyo a los sectores industrial­es y de servicios con un plan de reindustri­alización, que permita potenciar un fuerte núcleo industrial valenciano en sectores estratégic­os y nos sitúe en igualdad de condicione­s respecto a países competidor­es. Está claro que la rapidez de la salida dependerá de la respuesta de las Administra­ciones públicas a nuestras peticiones como sector. Así que toca escucharno­s y aplicar la máxima de que “pagar de más, a veces es bueno”, para que lo barato no nos salga caro. Y sobre todo, porque al pagar un poco más estamos manteniend­o nuestro estado de bienestar, la riqueza, el empleo, la prosperida­d… y, con ello, el futuro de nuestros hijos e hijas.

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