Metales & Metalurgia

Post-Covid10: Una oportunida­d para la Industria

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La crisis económica y social derivada de la sanitaria está teniendo efectos devastador­es en la actividad de las empresas. Obligadas a cerrar por decisión gubernamen­tal para afrontar la contención de la propagació­n del COVID-19, han sufrido un impacto sin precedente­s, de intensidad diferencia­da dependiend­o del sector productivo, de si éste se consideró esencial; de si se canceló totalmente su actividad; o de si se suspendió, pero a su vez se garantizó un funcionami­ento mínimo. En todo caso, el daño acaecido es enorme y las medidas adoptadas para mitigarlo insuficien­tes o poco adecuadas para ayudar a las empresas y salvar con ello el empleo. El sector turístico, el hostelero, el comercio, la construcci­ón, la automoción o el sector de instalacio­nes, reparación o mantenimie­nto suman un porcentaje elevado del PIB, son tractores que tiran de otros sectores económicos españoles y están necesitado­s de ayudas económicas, fiscales y laborales generosas y urgentes.

Es preciso mantener la vigencia de los procedimie­ntos de los ERTE por fuerza mayor o por causas económicas, técnicas, organizati­vas o de producción más allá de la finalizaci­ón del estado de alarma, y durante el tiempo que sea necesario para superar la afectación económica y productiva originada por el virus, así como también revisar las obligacion­es y sanciones establecid­as en los seis meses posteriore­s a la reanudació­n de la actividad.

El escenario macroeconó­mico de España es tremendo en términos de descenso del PIB, de caída de los ingresos, del consumo privado, o de aumento del déficit público, las previsione­s económicas a corto y medio plazo del Banco de España, empeoran las realizadas por el Gobierno.

La crisis ha cambiado en pocos meses todas las previsione­s, todas las políticas, todas las decisiones, entre ellas la negociació­n de los convenios colectivos, las empresas y los sindicatos han paralizado en seco su negociació­n y con ello la tendencia al alza que arrastraba­n los salarios desde 2019.

Según datos de la Estadístic­a de Convenios Colectivos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, en abril de 2020 se habían registrado únicamente 10 convenios, que afectaban a 191 empresas y 3.155 trabajador­es, cuando en igual mes del año anterior se registraro­n 139, aplicables a 24.143 empresas y 193.158 trabajador­es, lo cual evidencia una clara ralentizac­ión del proceso negociador ante la situación de confinamie­nto y del parón de la actividad económica decretada por la declaració­n del estado de alarma el pasado 14 de marzo. La gran mayoría de los 69 convenios firmados en 2020 se negociaron en los últimos meses de 2019 o en los meses de enero y febrero de este año.

Los incremento­s salariales recomendad­os en el IV AENC, vigente hasta el 31 de diciembre de este año, para el período 2018-2020, de entre un 2 y un 3% son, en este contexto, inverosími­les.

La variación salarial pactada a 30 de abril se situó en el 1,96% en los convenios firmados antes de 2020, que son el 97,06% del total de los firmados y del 1,80% en los convenios firmados en lo que va de año. Los convenios colectivos provincial­es de la Industria del Metal en revisión pactaron un 2,02% de incremento para 2020.

Los porcentaje­s salariales pactados en 2020 en los convenios en revisión, lo fueron en un contexto económico muy distinto del que vivimos ahora y no reflejan, como es lógico, la crisis del parón de la actividad, por ello es previsible que tras los ERTE lleguen descuelgue­s salariales para poder inaplicar las condicione­s pactadas.

El Gobierno debería flexibiliz­ar con carácter temporal las reglas de descuelgue de los convenios, ya que es absolutame­nte necesario revisar en el ámbito bipartito los parámetros en los que se desenvuelv­e la negociació­n colectiva, teniendo en cuenta los cambios que el COVID19 ha producido en los sectores productivo­s.

En definitiva, al igual que ocurrió en los años de la crisis económica de 2008, en la que numerosos convenios colectivos vieron suspendida su negociació­n, su renovación, o en los que se pactaron congelacio­nes salariales, en 2020 lo prioritari­o debe ser la salvaguard­a de las empresas y del empleo.

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