La carestía de materias primas, una amenaza más para la Industria
Según el Instituto Nacional de Estadística, el Índice de Producción Industrial corregido de efectos estacionales y de calendario registró en enero una caída del 2,2% respecto al mismo mes del año anterior y de 0,7 puntos en relación con la registrada en diciembre. El sector del Metal, presente en todos los segmentos de actividad y en todos los puntos de la cadena de valor industrial, constituye en sí mismo un amplio escenario económico para el diagnóstico de los problemas que amenazan a la Industria en la actual coyuntura.
En este más que preocupante marco general, el acceso a las materias primas y los componentes imprescindibles para la actividad industrial y la subida consecuente de sus precios, ha irrumpido como un factor más, y no menor, de desestabilización. El aprovisionamiento y evolución de los costes de las materias primas necesarias en los procesos productivos que ya se identificó a finales de 2020, está generando a principios de este año en las empresas situaciones muy complejas, que episodios como el reciente bloqueo del canal de Suez han venido a agravar.
La carestía, tanto en el sentido de carencia o escasez como en el de incrementos anormalmente altos y generalizados de los precios, afecta a productos metálicos como chapa galvanizada, perfiles, acero laminado, acero inoxidable y tubos de acero, aluminios, cobre y bronce, aleaciones especiales, etcétera. Pero también al abastecimiento de productos químicos, el cartón de embalaje para el conjunto de los sectores, o componentes esenciales como los electrónicos o los semiconductores, que sufren plazos de entrega indefinidos e importantes incrementos de precios. Los plazos de entrega, cuando menos, se han duplicado y en muchos casos no hay garantías de fecha.
En paralelo, se registra una tendencia de acaparamiento, aprovechando los precios actuales y previendo futuras subidas para asegurar los stocks y hacer frente a la demanda en caso de continuar los problemas logísticos. Este efecto está poniendo en riesgo algunos de los suministros, contribuye a seguir subiendo los precios.
La alta demanda de determinadas materias primas en China se identifica como la causa principal de la carestía, junto a las medidas drásticas adoptadas en todo el mundo para combatir la propagación del coronavirus que está restringiendo la producción industrial, y fragmentando las cadenas de suministros.
Las consecuencias en términos de no aceptación de pedidos a medio plazo, de falta de garantías sobre los precios comunicados y de no disponibilidad de material, está obligando a compras anticipadas, incluso de más de seis meses. Una problemática añadida es la del transporte, con reducción en la frecuencia de barcos e incremento desmesurado de los fletes.