EL NEGOCIO DEL LUJO USADO
Ni guardar, ni regalar, y mucho menos tirar. El mercado secundario de moda de lujo es un fenómeno en auge con eco en el calzado deportivo. Pero más allá del flechazo vintage o la alegría del chic para ti, chic para mí, muchos se están haciendo ricos...
Consumimos cada vez más; llevamos algo una vez y luego lo dejamos en el fondo del armario”, dice Sophie Hersan, cofundadora de Vestiaire Collective (vestiairecollec tive.es). Sus palabras nos remiten de forma oportuna a las de otra francesa, Coco Chanel –“el lujo es la necesidad que empieza allí donde termina la necesidad”–. De ahí que el exceso de ropa en los armarios del primer mundo haya propiciado una mercantilización que alcanza cuotas estratosféricas en el contexto del lujo. Tanto es así que asistimos a un nuevo fenómeno: allá donde desaparece el menester, ascienden la exclusividad, las cifras, el deseo... y el mercadeo.
No hay necesidad
Esta es la gran novedad en el mercado secundario de lujo. “En España tenemos varios tipos de vendedores: desde herederos y divorciados a coleccionistas que quieren cambiar sus piezas viejas por nuevas, pasando por personas que simplemente se han cansado de guardar piezas que no usaban. De hecho, este último perfil es el que más hemos visto crecer”, explica Marc Alegría, director de marketing de Bonhill (bonhillgroup. com), un importante proveedor de firmas exclusivas de joyería y relojería
vintage. Su negocio es bien sencillo: compran en Europa el producto de segunda mano “que el cliente no desee usar” para revenderlo en Estados Unidos. Tiene 180
El perfil de los vendedores de lujo de segunda mano en España es muy variado: desde herederos y divorciados hasta coleccionistas que desean cambiar sus piezas.
joyerías propias y nació en América, donde “el mercado secundario es mucho mayor que el primario”, apunta Marc. “El 90 % de los relojes vendidos en EE UU son de segunda mano”. “En Europa aún somos reacios, pero a la larga se acabará estableciendo el mercado secundario de joyas y relojes”, añade. Pensamos que el mercado secundario de lujo es fruto de la crisis económica o de la concienciación en materia sostenible tanto en recursos propios como naturales e industriales. “Estamos en 2017, y debemos barajar otra realidad con tanto peso como las anteriores: la economía compartida”, afirma Marc. Además, en el sector del lujo existe una última motivación: “El acceso a este tipo de productos se ha hecho más fácil gracias al mercado secundario”, señala Sophie Hersan”. Los códigos de consumo han cambiado, compramos con mayor conocimiento, invertimos en un producto de mayor calidad y a un precio más accesible”, ha apostillado. Si combinas esta nueva situación con el creciente peso de la cultura popular en la industria de la moda, obtendrás un fenómeno inaudito: el calzado deportivo es ahora considerado por muchos un producto de lujo, con la consiguiente cotización en el mercado de segunda mano. ¿Te parece descabellado? De hecho, en todo el mundo se organizan ferias dedicadas, en exclusiva, a su reventa. Fundada en 2009 (el mismo año que Vestiaire Collective) por Sergio Muestra, la convención Sneakerness (sneakerness. com) fue la primera de Europa. “Solo un año después de la primera edición en Berna, la celebramos en Viena. Este año, organizaremos Sneakerness en ocho ciudades europeas y en Johannesburgo”, cuenta el joven.
En cifras
Sergio Muestra desconoce con exactitud cuánto mueve este negocio, “pero por supuesto que algunos tipos hacen una fortuna. Conozco a mucha gente que se gana la vida con solo revender zapatillas”, confiesa. Es el caso de Benjamin Kapelushnik (alias The Sneaker Don), un joven de 16 años que acaparó titulares el pasado año cuando supuestamente ganó un millón de euros a base de comprar y vender zapatos... ¡Casi nada! Lo cierto es que, a principios de 2015, el Financial Times informó de que el mercado secundario de deportivas estaba valorado en mil millones de dólares. Por entonces, la línea de calzado de Nike poseía un 96 % de la cuota, gracias, sobre todo, a las botas de baloncesto Air Jordan. Ha sido Kanye West, con sus Yeezy, el que ese mismo año modificó el panorama en favor de la firma Adidas. ¿Cuáles fueron las claves? Todos los modelos se fabricaron en edición limitada, por lo que se agotaron en tiendas físicas en un abrir y cerrar de ojos, para hacer su reaparición más tarde en Internet a un precio más elevado todavía. “¡Algunos están encantados de pagar el doble del precio solo porque otros están pagando el cuádruple!”, relata Jonathan Fong, cofundador de Sole Superior (solesu perior.com), una de las principales ferias de reventa de sneakers de Singapur. El espacio de compraventa de zapatillas deportivas en tiempo real StockX (Stockx.com) posee una interfaz similar a las de esas webs que miden la actividad del mercado de valores, lo que la hace perfecta para dar testimonio de la seriedad con que actúan sus partícipes. Resulta de lo más natural si consideras que el par más caro del último Sneakerness, celebrado en Ámsterdam el pasado mes de junio, costaba ni más ni menos que 60.000 euros. Esto es menos de la mitad de lo que ha costado el bolso más caro vendido en Europa: un Birkin de Hermès de segunda mano subastado en Christie’s por unos 142.000 euros. La cofundadora de Vestiaire Collective rehúsa revelar números “por respeto a sus usuarios”. No obstante, se rumorea que cada usuario de The RealReal gana 10.000 euros al año como mínimo.
Rechaza imitaciones
Con estas cifras, una falsificación es inadmisible. El problema es que en el calzado deportivo “no hay autoridades. Tú puedes decir que son auténticas y yo que son falsas”, indica Jonathan Fong. Por suerte, Sophie Hersan nos tranquiliza: “Menos del 0,5 % de todos los productos recibidos son bloqueados por el equipo de autentificación”. En los últimos años, las operaciones contra las falsificaciones han mejorado, y en algunos casos, el depositador no es consciente de estar ofreciendo un producto falso”, relata. Además, debemos recordar que Vestiaire Collective firmó el Tratado Anti-Falsificación francés e italiano, con el objetivo de posicionarse como embajador de la autenticidad entre las marcas de lujo. Pero hay productos de segunda mano que puedes comprar con plena confianza: las joyas y relojes. “Se trata de una actividad muy regulada en España, pues hay que solicitar los datos de cada comprador, dar parte a la policía de la pieza comprada y custodiarla en la caja fuerte durante quince días, para que puedan cotejarla y detectar si se trata de una pieza robada”. “Nuestros tasadores son gemólogos graduados por el GIA (Instituto Gemológico de América). dice Marc Alegría.