A clase por primera vez
Separarse de los padres y quedarse con desconocidos son los principales motivos por los que el inicio de curso resulta difícil para los niños. Te contamos cómo conseguir que se adapten.
¿Qué está pasando?
Si a un adulto, de repente y sin previo aviso, le cambian su entorno, su horario y las personas con las que se tiene que relacionar, también protestaría o mostraría signos de desconcierto y estrés. Eso mismo ocurre con nuestros pequeños. “Al contrario de lo que los padres suelen pensar, el llanto del niño al quedarse en el colegio los primeros días o semanas es un signo de desarrollo ajustado”, explican orientadores y profesionales de SEK International Schools. Es decir, esta queja indica que nuestro hijo ha establecido un vínculo seguro con nosotros y protesta ante la separación de sus figuras de referencia. También revela que percibe los cambios y que estos le afectan.
Paso a paso
La edad del niño, su temperamento y su experiencia previa son factores que modularán la reacción al nuevo entorno y su adaptación progresiva.
Por ejemplo, si un niño tiene un carácter irritable o nervioso y ha tenido pocas experiencias previas de socialización, es probable que proteste y tarde más en acomodarse al centro escolar. Al contrario, un niño más tranquilo al que sea fácil calmar y que ya haya pasado algún momento sin sus padres, tendrá menos dificultades.
Obsérva su conducta
Aunque se sienta muy estresado y no se esté adaptando, ningún niño expresará verbalmente su malestar. Debes estar atento a su conducta y lo que hace, ya que serán las expresiones indirectas de la ansiedad que genera el proceso por el que está pasando. Puedes darte cuenta de que duerme peor, se niega a comer, está irritable o protesta ante cualquier situación y te es difícil tranquilizarle.
Cómo actuar
Debes mostrarte calmada y ofrecerle todo tu apoyo emocional. Esto se traduce en mensajes explícitos como decirle: “Entiendo cómo te sientes, es normal que los primeros días estés así” o “yo también cuando voy a un sitio nuevo donde no conozco a nadie lo paso mal”. Por supuesto que también debes llenarle de afecto con besos, abrazos o cogiéndolo de la mano. Pero ¡ojo!, todo ello sin retrasar la entrada del niño en el colegio.
Es importante que prepares a tu hijo antes del inicio de la escolarización. Explícale de forma sencilla las razones por las que va a iniciar el cole y las ventajas de esta nueva situación. Preséntaselo como una oportunidad para mejorar su vida, a través del aprendizaje, el juego y el contacto con otras personas.
Durante los primeros días de clase pregúntale cómo se ha sentido en el centro, qué momentos han sido más fáciles y más difíciles y qué apoyo ha recibido de los profesores.
Siempre que sea posible tenemos que reforzar los intentos de adaptación del niño con frases como: “Lo estás haciendo muy bien”, “estoy muy orgulloso de ti” o “eres muy valiente” o a través de algún pequeño premio (por ejemplo, hacer su cena favorita, quedarse en el parque un rato más o visitar a alguna persona especialmente querida para el niño). Haz explícita la relación entre su esfuerzo y el premio que recibe: “Como lo has hecho fenomenal en el colegio, esta tarde podemos ir a casa de los abuelos un rato a jugar”.
Sea cual sea su nivel de estrés y su ritmo de adaptación, no expresará con palabras su malestar.