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Se presenta un otoño calentito en lo que a promesas de superventas se refiere, con Ken Follett (en el panorama internacional) y María Dueñas (en el nacional) como sus máximos exponentes. Aprovechamos para averiguar cómo se hace un bestseller y cuánta gent
Qué hay detrás de un bestseller.
Los libros que más se venden. Eso son en esencia los bestsellers. Al margen, esos sí, de la profundidad de sus argumentos o el número de paginas que tengan. Y, por supuesto, no tiene que coincidir (aunque en algunos casos ocurre) con los longsellers: aquellos títulos que han conseguido superar el paso del tiempo y tienen un reconocimiento profesional y literario. Es el caso de El Quijote, de Cervantes (más de 500 millones de copias) o de Historia de dos ciudades, de C. Dickens (más de 200 millones), por nombrar los dos más grandes superventas (no religiosos) de la historia.
Otros ejemplos de superventas que han pasado la pátina del tiempo son El diario
de Ana Frank, de A. Frank, con más de 30 millones de copias vendidas, o Los diez
negritos, de Agatha Christie, que comparte con It, de Stephen King, la cifra redonda de los cien millones. Todos han vivido el em-
puje de un telefilme o una versión cinematográfica que ha alimentado y prolongado el fenómeno de la venta masiva a través de diferentes generaciones.
Es difícil saber cuánto pueden ingresar los autores cuyas obras (normalmente ya
bestsellers) llegan a la gran pantalla porque casi nadie lo reconoce. Según publicó
Forbes en 2014, la autora de Harry Potter, J.K. Rowling, se embolsó 10 millones de dólares ese año. Pero esa no es la realidad de la gran mayoría de autores, ni siquera la de los que llegan a ser superventas. Algún autor de bestseller (S. L. Viehl) ha confesado que se lleva entre el 6 y el 8 % del precio de cubierta, pero de ahí deben pagar la comisión del agente y, cómo no, los impuestos.
CADENA DE ILUSIONES
Pero entrar en ese selecto club no es un
camino de rosas. Lo cierto es que sin un marketing potente detrás es complicado que un libro llegue a ser un superventas, aunque hay algunos casos, como fue La sombra
del viento, de C. R. Zafón. Existen bestsellers de distinto género: novela, autoayuda, práctico, ensayo, infantil, juvenil. Y es igual de difícil reconocer lo que luego será un superventas, sea del género que sea. Es pura intuición. “Se trata de una decisión subjetiva, porque no existe una receta para escribir o descubrir bestellers. Se identifican con el bagaje de muchas lecturas y experiencias previas”, explica Belén López, directora de Planeta (y dir. de Temas de Hoy cuando publicaron la primera novela de María Dueñas). Aunque Inés Vergara, directora Literaria de Plaza & Janés, reconoce que “hay muchos más libros de ficción susceptibles de convertirse en superventas ya que la novela suele ser el género preferido de los lectores”. En todas las ferias aparecen libros estrella con muchos editores intentando conseguir sus derechos. “Esto a menudo acaba en una subasta y suelen ser las editoriales más pequeñas las que deciden retirarse en un momento dado”, añade.
Es el editor de una editorial el que, una vez detectado un libro especial, tiene que convencer al resto del equipo de que se fije en él y lo trate como algo especial. Y a partir de ahí, tratar de convencer a otras personas. “En nuestro caso -apunta Belén López- estamos varias personas implicadas, que vamos leyendo el libro y tratando de crear una cadena de ilusión en torno al mismo”.
LOS ENCARGOS, AL CARNICERO
Desde las editoriales confirman que los
bestsellers no se encargan a los autores, aunque sí se proponen temas o ideas. Como editores (apuntan en Planeta) sugieren temas a los autores, y algunos son muy receptivos, otros en absoluto. En Plaza & Janés reconocen que cuando encuentran un tema, un personaje o una historia que les parece interesante explorar, proponen la idea al autor que mejor encaja con el tipo de libro en el que están pensando y el tipo de sello editorial donde se publicará.
Y que no nos quede ninguna duda, alguno de los superventas de hoy se estudiará en clases de literatura dentro de 300 años. Aunque a la mayoría de estos autores lo que les gustaría no es tanto ser estudiados sino más bien ser leídos, y mejor ahora.
“Hay autores con una capacidad de trabajo y un nivel de eficiencia fuera de lo común. Pero es injusto dar por hecho que tienen un equipo detrás”. Inés Vergara