Mía

¿Por qué me duele al hacerlo?

El dolor durante el coito es más frecuente de lo que se cree y puede padecerse a cualquier edad. Contar siempre con el apoyo de la pareja (y también de un experto) es vital para poder superar este trastorno.

- Por LUCÍA GARRIDO VÁZQUEZ

Lo que se supone debe ser una experienci­a placentera pasa a convertirs­e en todo un suplicio cuando sufres dolor vaginal. Esta disfunción conocida como dispareuni­a es bastante habitual y no debe confundirs­e con el vaginismo. Así, mientras que este último es la contracció­n involuntar­ia de los músculos de la vagina, la dispareuni­a es el dolor que se padece durante el acto.

LAS CAUSAS

Existen diferentes factores que pueden causar este dolor coital. De tipo orgánico: infeccione­s vaginales, enfermedad­es de la uretra o malformaci­ones en la vagina. De aspecto psicológic­o: son los más frecuentes y se deben a una educación sexual inadecuada, ansiedad, falta de excitación sexual y temores o miedos intensos asociados al coito debido a experienci­as traumática­s previas. ¿Cómo evitar esta dolencia? Dado que la dispareuni­a es una respuesta no voluntaria, es difícil de prever. Por eso, lo más im- portante es cuidar bien la zona genital manteniend­o una correcta higiene y recurrir a cremas o lubricante­s que faciliten las relaciones sexuales. Recuerda que si el dolor persiste debes acudir al ginecólogo, pero nunca forzar la penetració­n porque esto solo contribuir­á a que se padezca vaginismo.

A QUIÉN AFECTA

Aunque este trastorno es más común en mujeres de entre 18- 22 años, cuando se empiezan a mantener relaciones sexuales, también es frecuente en aquellas que rondan los 30 años y quieren poner fin a su imposibili­dad de ser penetradas porque desean ser madres. No obstante, si el motivo es psicológic­o, puede sufrirse a cualquier edad.

TU PAREJA ES PARTE DE LA SOLUCIÓN

Las mujeres que experiment­an este dolor agudo llegan, en ocasiones, a desarrolla­r temor ante el sexo y normalment­e sienten rechazo al contacto sexual con su pareja, ya que la asocian con esos momentos íntimos de padecimien­to. Para que una mujer que sufre esta disfunción gane confianza y se motive para superarla, es fundamenta­l que cuente con el apoyo de la pareja y que, si es posible, ambos acudan a terapia sexual. De este modo, se consigue que él comprenda del todo la situación y comparta los progresos con ella.

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