POR QUÉ HAY QUE COMERLAS
Alimento esencial en la dieta mediterránea, se trata de un grupo alimenticio muy homogéneo en cuanto a valores nutritivos se refiere.
Son una importante fuente de fibra, que ayuda a disminuir los niveles altos de colesterol LDL y facilita el tránsito intestinal.
Apenas contienen grasas (no superan el 4 % de su composición). Las legumbres por sí solas no engordan; lo harán dependiendo del resto de aderezos que se añadan al guiso.
Son ricas en proteínas aunque carecen de aminoácidos esenciales –salvo la soja-. Esta deficiencia se subsana combinándolas con cereales, verduras o con pequeñas cantidades de carne o pescado.
Nos aportan hidratos de carbono complejos, de absorción lenta, que mantienen los niveles de glucosa en sangre, lo que las convierte en un alimento perfecto para las personas diabéticas.
No tienen colesterol ni gluten.
Representan una importante dosis de vitaminas del grupo B, que inciden en el buen funcionamiento del sistema nervioso, con cantidades elevadas de folato (vit. B9) que ayuda en casos de estrés y depresión.
Son ricas en minerales, especialmente hierro, calcio, fósforo y magnesio, importantes en la prevención de la anemia y buenas para el desarrollo óseo y muscular.
Y, por si esto fuera poco, son baratas y fáciles de cocinar.